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NACHO GUTIÉRREZ
Domingo, 25 de septiembre 2016, 23:47
El de ayer fue uno de los Langreo-Avilés más apacible de los últimos tiempos. Por momentos casi no parecía un derbi y tuvo que ser el colegiado, con la discutida expulsión de Nacho Calvillo, el que encendió la caldera de Ganzábal.
La ausencia de problemas estaba asegurada antes del partido y durante el mismo nadie se escapó al control. Antes por medida adoptada por el grueso de integrantes de la peña Galiana Xoven de no acudir al partido de Langreo tras los incidentes ocurridos al final del partido de Copa Federación en Avilés. En y durante el partido, el amplio despliegue de la Policía Nacional, con varias dotaciones, y la seguridad privada contratada por el Langreo, con registros en los accesos al campo a distintos aficionados, permitieron vivir el partido en paz.
Lástima que para hacerlo se haya tenido que recurrir a unos extras que cuestan dinero.
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