NACHO GUTIÉRREZ
Jueves, 23 de abril 2015, 23:13
Nueve equipos se juegan en las cuatro próximas semanas la continuidad en Segunda División B. Con el Marino de Luanco descendido matemáticamente desde hace un par de jornadas, restan por repartir tres puestos de descenso directo a Tercera División y un cuarto para caer en el purgatorio de la promoción por la permanencia. El Real Avilés está inmerso en esa lucha y tiene un calendario asequible, si lo comparamos con el de otros implicados en el drama de todos los años por estas fechas.
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El equipo blanquiazul depende de sí mismo y tiene la salvación en casa, por lo que espera hacer valer el factor campo, como sucedió ante Marino y Langreo, para sumar los puntos suficientes para despejar las dudas que ahora se ciernen sobre el conjunto realavilesino. Para empezar, el domingo se disputa en el Suárez Puerta el partido que puede ser definitivo, frente al Astorga, uno de los rivales directos.
Ganar el conjunto leonés dejaría al equipo de Barla en una situación inmejorable, con un segundo compromiso frente a un Tropezón que puede llegar descendido matemáticamente, partido que llegará después de la visita a Zamora, donde también están al borde del desastre. El Compostela será el último rival de un Avilés que quizás no necesite jugarse la vida en el Multiusos de San Lázaro, donde años atrás logró un ascenso a Segunda B.
En el vestuario del Avilés se tiene claro que el partido es el de este domingo, no ya por ser el inmediato, sino por las consecuencias que de su resultado pueden derivarse. Una derrota dejaría al equipo al pie de los caballos y obligado a jugárselo todo en el Ruta de la Plata, aunque si el conjunto rojinegro pierde este domingo en Mareo se quedará muy descolgado con sus actuales 36 puntos sin margen para ceder más puntos. Y eso, a un Avilés que fuera de casa flojea más de la cuenta, no le conviene, de ahí que jugadores y técnico recalquen la importancia de salir con una actitud similar a la del partido ante el Langreo, además de pedir el apoyo de los aficionados: «Todos nos la jugamos y solo tenemos que pensar en que el Avilés se mantenga en Segunda B. Para eso hay que sumar puntos y los tres primeros el domingo».
De los nueve equipos que se juegan la permanencia algunos, como el Sporting B o el Burgos, están muy cerca de conseguir su objetivo, mientras el Tropezón lo tiene casi imposible, y muy difícil el Lealtad, con un calendario terrible, que tampoco es muy asequible para el Langreo. Los dos equipos asturianos se las tienen que ver con Guijuelo y Logroñés, en los dos casos, y Ferrol como extra para los maliayos.
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Y es que el reparto de partidos no dejará de ser uno de los factores decisivos, en unos casos por enfrentarse rivales directos, en otros porque llegan los candidatos a un play-off de ascenso en el que sólo el Real Oviedo respira tranquilo, seguramente desde el domingo ya campeón y a la espera del sorteo para la pelea por subir.
Un final de temporada en el que no faltarán las emociones fuertes en los distintos campos, al uso de las que se van a vivir el domingo en el Suárez Puerta en un Avilés-Astorga que es un partido definitivo.
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