NACHO GUTIÉRREZ
Jueves, 26 de marzo 2015, 23:36
Dos partidos después de su llegada al banquillo, Ismael Díaz Galán espera que a la tercera vaya la vencida y el Avilés rompa a ganar mañana en la visita del Marino al Suárez Puerta (17 horas). Un partido cuyos puntos valen su peso en oro para el equipo blanquiazul: «Se antoja como una final y en rachas como la nuestra lo que se piensa es que la victoria tiene que llegar en el próximo partido, que en este caso es el Marino. Lo afrontamos con tres semanas de trabajo y con los jugadores demostrando creer en esta idea, se aportan soluciones».
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Un rival, el Marino, que llega con la categoría imposible de mantener, pero que vendrá a ganar a un equipo que, en palabras de Marco Díaz, técnico marinista, se juega la vida: «No me gusta utilizar esos términos porque la vida te la juegas, como desgraciadamente ha pasado esta semana, en otros sitios, pero tengo claro que es un partido muy importante para nuestras aspiraciones de salvar la categoría. El Marino tiene ya pocas posibilidades, pero está en la pelea y competirá hasta el final para ganar todos los partidos que pueda».
A Díaz Galán, al margen del estado de sus jugadores, no se le escapa la evolución de un Marino que ha mejorado y que, sin ir más lejos, ha sumado unos cuantos puntos más que el Avilés en la segunda vuelta: «Es un equipo distinto al que comenzó, cambiaron pronto de entrenador y en el mercado de invierno a varios jugadores. Su evolución ha sido buena porque Marco han tenido tiempo de trabajar y estoy seguro de que van a venir a ganar por todos los motivos, desde la profesionalidad a la rivalidad deportiva que hay entre dos equipos vecinos».
En lo que no entra es en detalles «ni individuales ni colectivos del rival, sólo me preocupan mis jugadores y a ellos es a los que les hablamos del rival y de sus características. Nunca analizo al equipo contrario en público». Cuando las temporadas llegan a su final todo se trastorna, unos piden favores, otros los pagan... En el Avilés-Marino nadie puede esperar un favor de asturianía, primero porque el equipo luanquín tiene que apurar sus posibilidades, aunque sean pocas, de permanencia. Y porque «en otras comunidades hay precedentes de esto que me preguntáis, pero, que yo recuerde, entre asturianos no hay facilidades. Es lógico, cada uno tiene que luchar por sus intereses y la obligación del Marino es salir a ganar, la misma que la nuestra».
Tras las consideraciones sobre el decorado que se pinta en este Avilés-Marino de mañana, el entrenador blanquiazul tiene que preparar un equipo que sea capaz de vencer en un partido fundamental: «Sobre todo lo que tenemos que hacer es ser fieles a lo que se está trabajando. Lo peor en estas situaciones es perder el norte, querer ganar cada uno la guerra por su cuenta. Esta es una batalla colectiva, por eso en los entrenamientos damos a los jugadores argumentos colectivos y aunque las cosas se compliquen, lo importante es hacer lo que se trabaja en equipo todos los días, así es como se puede sacar un partido adelante aunque se atragante».
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Evolución
Nada más hacerse cargo del equipo, Díaz Galán dijo que tenía dos aspectos que trabajar, el sicológico en unos jugadores sin confianza, e inculcar sus ideas de fútbol. Con tres semanas de trabajo afirma que «en el aspecto mental la gente está creyendo en lo que se hace. Y ellos han visto lo que se hizo bien ante el Ferrol con todo prendido por alfileres, y también que como equipo fuimos mejores que el Celta B durante muchos minutos, les hicimos daño. El fútbol es el que tiene que venir a nuestro encuentro y en ese sentido el equipo está evolucionando cada vez más, pero mientras no lleguen las victorias está claro que no podemos estar contentos».
Con una sesión por delante antes del partido, el entrenador tiene decididos sus planes, aunque a los de fuera nos resulta complicado acertar con su tercer once: «Hemos trabajado varias opciones durante la semana y tenemos claro lo que queremos. Respecto al domingo pasado mantendremos una continuidad sobre lo que se hizo bien y quienes lo hicieron», lo que equivale a que habrá matices al margen del seguro cambio por el sancionado Cerrudo.
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La semana pasada llamó la atención del ojo ajeno el descarte de Jandro, a quien el técnico espera recuperar en su mejor versión: «Cuando estás así hay que introducir cambios, porque si haces lo mismo... ¿de qué sirve traer a un nuevo entrenador? Los futbolistas saben que el lunes empiezo de cero y lo que me dan en los entrenamientos es lo que determina titularidades y suplencias. Esa es la honestidad que tengo que tener hacia ellos y con la que iré hasta el final. Dentro de lo que estamos haciendo, el jugador que aporte entrará y el que no se quedará fuera, por eso o porque sea mejor, esa es la dinámica de trabajo en los equipos».
Resulta inevitable también la referencia a la afición, pedir apoyo para que el equipo sea capaz de ganar: «Lo único que podemos decirles a nuestros aficionados es que nos vamos a dejar la piel, por el club y por ellos. La afición del Avilés es sabia y soberana, lo lleva demostrando años y en estas situaciones sabe que el equipo, los jugadores, tendrán más confianza si están apoyados, como estoy seguro que pasará».
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Lo que el técnico no entra a valorar son las informaciones que hablan de un posible riesgo de su figura como técnico si mañana tampoco se gana: «Yo me dedico a trabajar y buscar soluciones para que el Avilés gane partidos».
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