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Alberto Huerga
Lunes, 26 de mayo 2014, 11:42
Trabajo cumplido. A por el siguiente rival. El Real Avilés eliminó al Cartagena con un partido solvente después de dejar encarrilada la clasificación en el partido de ida. Demostró solvencia, que sabe manejar los partidos, que tiene mucha pólvora, pero sobre todo que es un ... equipo intenso con las ideas claras, los objetivos definidos y la fortaleza suficiente como para que no le tiemblen las piernas en los momentos determinantes. Jugador por jugador hay muchos equipos de Segunda B que se podrían considerar mejores que el Real Avilés. Pero mentalmente el equipo de Uribe es fuerte, rocoso y con las ideas claras. Han eliminado al Cartagena, uno de los favoritos al ascenso y lo hizo ganando los dos partidos, el del Suárez Puerta alentado por menos público del esperado, pero este equipo engancha. Su andadura no ha acabado aquí. Amenaza con hacer más historia de la que ya está haciendo. 2-0 a un Cartagena que tenía que meterle tres goles y que inquietó lo justo. Ahora toca enfrentarse al Llagostera y el primer partido en casa.
La eliminatoria llegó encarrilada al Suárez Puerta. El 1-3 del Real Avilés en Cartagena le daba mucha ventaja al equipo avilesino para manejar el partido a su gusto. No sorprendió Uribe y pese a realizar varias pruebas durante el entrenamiento del sábado, el técnico apostó por los mismos que habían jugado frente al equipo murciano en la ida. Era una declaración de intenciones. Asentados en defensa con cuatro y dos por delante, mucha libertad para Álex Arias e Ito, y sacrificio para Omar y Borja Prieto.
El Cartagena tenía que exponer. Buscar la portería defendida por David desde el primer minuto. Necesitaba tres goles. Mover el balón, descolocar al Real Avilés y esperar que sus delanteros tuviesen puntería. Pero lo hizo a medias. Lo sazonó con un juego duro sobre Álex Arias, al que no dejaron moverse, le dieron, a traición casi siempre, y sin sentido en algunas ocasiones. Tenían claro que El Peque había sido una de las causas de la derrota en el partido de ida. Volvió loca a la defensa murciana y en Avilés no estaban dispuestos a que ocurriese.
Primer minuto, primera patada. Saque de la falta desde la frontal un poco escorada a la derecha del ataque del Real Avilés y apareció la cabeza de Geni. El capitán recuperó sus dotes de goleador. Se olvidó por un momento el traje de obrero en el centro del campo y mandó el balón a la red. Más de quinientas personas se quedaron sin ver el gol. No llegaron a tiempo. Estaban haciendo cola en la entrada cuando Geni desató la alegría de una animosa grada. El Cartagena necesitaba tres goles, pero para forzar la prórroga, no le servían para pasar la eliminatoria. El Avilés había marcado.
Y Omar estuvo a punto de certificar la victoria. Un minuto después recibió un pase de Álex Arias, encaró a Limones y cruzó en exceso. Manos a la cabeza. Le faltó la puntería y el acierto que tuvo en Cartagena, pero fue la muestra de lo que iba a ser el partido, lo que iba a hacer el Real Avilés. La afición estaba enchufada. Con ganas de victoria. No servía pasar la eliminatoria. Este equipo debe seguir invicto hasta donde pueda.
El Cartagena apostó por tener el balón. Lo que quería el Real Avilés. Y moverlo hacia dentro con Menudo y Antoñito buscando a Gonzalo y César Soriano. Ese pudo ser el mayor error de los murcianos. El centro de la defensa del Real Avilés está a otro nivel. Y lo demostró en un partido más. El valenciano y el burgalés se han entendido a la perfección desde la llegada del primero y el equipo lo ha notado. Es solvente, serio, sufre lo justo y tiene una velocidad más al salir al corte de los acosos rivales.
Querían la posesión
El mazazo del gol fue difícil de encajar y el juego entre líneas de los hombres de ataque avilesinos generaban mucho miedo. El Cartagena metía a De Lerma entre los centrales, que se abrían, y los laterales intentaban llegar, especialmente Riau, que con sus internadas y buenos centros buscaba hacer daño, pero el equipo se mostró seguro y apenas sufrió.
En la siguiente jugada Álex Arias fue agarrado, pero el árbitro no quiso pitar penalti y el partido comenzó a languidecer. El balón seguía siendo del Cartagena, pero eso es algo que no preocupa al Real Avilés, todo lo contrario. Los avilesinos tenían claro lo que debían hacer y su entrenador sabe moverse mejor que nadie en este tipo de situaciones. Con recogepelotas detrás de las porterías, pero sin balones, el árbitro no tardó en mandar que se quitasen. Justo antes de que otro agarrón a Ito no fuese señalado como penalti. Era claro. El segundo sin pitar.
El balón transitaba por la zona del centro del campo. No había apenas ocasiones. Todo lo contrario. Los avilesinos no conseguían inquietar a Limones, pero Álex Arias levantaba de sus asientos a los aficionados cuando en una combinación con Omar e Ito estaba a punto de superar a toda la defensa visitante. Mientras, David era un mero espectador en el partido más importante de la temporada para el RealAvilés de todos los que se llevan disputados.
El descanso supuso un cambio en la mentalidad de los dos equipos. Cambió la idea del Cartagena, ya no eran tan habituales sus patadas a Álex Arias e Ito. Se notó una pequeña relajación. Y el Avilés continuaba a lo suyo. Aguantaba el balón buscaba a sus hombres más adelantados y seguía con la solvencia habitual en la zona de atrás.
Un tiro de Fernando que se fue fuera por poco, en el primer minuto del segundo tiempo, abría ese segundo periodo. Pero poco más ofreció el Cartagena y sobre todo porque en el minuto 58 Carlos David vio la segunda amarilla. Álex Arias había sacado cuatro tarjetas a los jugadores murcianos. Y la del extremeño fue la puntilla a una eliminatoria que estaba casi decidida desde el municipal de Cartagonova. Demostró la frustración mientras iba camino del vestuario sacando el dedo corazón a pasear.
Y a partir de ahí se terminó el partido. Álex Arias quedó en punta cinco minutos más tarde y se peleó con toda la defensa él solo. Presionó, robó balones y el equipo resistía los tímidos escarceos con una solvencia que amenaza con llevarle muy lejos. Y cuando ya todo estaba decidido, finiquitado y la afición había entonado el Asturias, patria querida dos o tres veces, llegó el gol definitivo. El que sacó las últimas fuerzas de los murcianos. Cusi metió para Álex Arias en el abismo del centro del campo. Corrió, encaró a Limones y cedió a Matías. El felguerino pisó, quebró y se la dedicó a su asistente. Piña. Alegría, abrazos, felicidad y entre medias el silbato del colegiado señalando el final. Los jugadores del Cartagena sobre el campo desfondados, sin ánimos y con la moral tocada, muy tocada.
Y volvía a aparecer lo que es el Avilés. Los jugadores se abrazaron, pero ni cinco segundos. Fueron a consolar uno a uno a los jugadores visitantes. Y luego sí. Saltos en el centro del campo. Abrazos. Celebración y a pensar en el Llagostera. El próximo domingo la afición del Real Avilés tiene una nueva cita. Ya no existe el Cartagena. Ahora toca pensar en el campeón del grupo III.
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