Colección blanquiazul desde Narcea

Contracorriente, Cristian empezó a seguir de cerca al Real Avilés en el año 2015, recién descendido el equipo a Tercera División tras la breve etapa de John Clarkson al frente de la gestión. «Lo conocí en el 'play off' de ascenso contra el Llagostera. Yo ya vivía en Gijón y, aunque mi padre quería que me hiciese del Sporting, porque estaba más cerca, y no me dejaba ir solo a ver al Avilés, el club me llamó la atención. Empecé a conocer su historia, me gustó y hasta hoy».

El cangués no se pierde partido. Tiene una cuenta de Instagram en la que cuelga contenido en blanquiazul y también un canal de entrevistas en YouTube por el que han pasado tanto jugadores del primer equipo como leyendas del club del nivel de Manel Menéndez. «Ahora he vuelto a vivir a Cangas de Narcea y estoy a una hora de Avilés, pero voy a todos los partidos igual. El domingo estaré ya desde las 12 o 13 en la ciudad para comer tranquilamente e ir con tiempo al partido», sonríe.

Como todos, está nervioso, pero confía, como siempre, en el equipo. «Todavía no me creo el ambiente que se va a vivir. Recuerdo ir al campo siendo cuatro gatos en los tiempos en los que luchábamos por no descender a Regional desde Tercera. Cuando vino Diego -Baeza-, me sorprendió conseguir el ascenso tan rápido, porque no sabía si teníamos equipo para ello, pero pudimos vivir un ascenso en el Suárez Puerta y ojalá este domingo caiga el segundo. Sería espectacular».

Pero hay que hablar de su colección. La inició hace años, «cuando el club hizo un mercadillo en el estadio con ropa antigua», y poco a poco fue sumando nuevas prendas. «Tengo 22 camisetas. La más antigua es del año 2000 y a partir de ahí tengo varias, además de sudaderas, bufandas, la última bandera que han sacado». Todavía no ha comprado la del Día del Cáncer, «que tengo ganas», y le gustaría hacerse con alguna clásica de los años 80 o 90, aunque «no es fácil». De momento, de antes de la década de los 2000 tiene que conformarse con una bufanda.

Algunas las tiene firmadas y otras han sido regalos de jugadores o exjugadores del club. Tiene varias de cada diseño y espera que la colección se vaya ampliando con el paso de los años. «Eso es lo que voy a intentar. A ver con qué nos sorprende el club la próxima temporada». Entre las prendas también está, como no, la camiseta conmemorativa del ascenso a Segunda RFEF frente al Llanes, el único que ha podido celebrar desde que es aficionado realavilesino.

Aunque a excepción del último año, en el que estuvo viviendo en Avilés, no tiene más lazos con la ciudad que su sentimiento blanquiazul, explica que «lo que más me gustó cuando empecé a seguir al Avilés es la cercanía que podías tener con el club y los jugadores. El fútbol de verdad, el de antes. Me atrae mucho más que el de élite».