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NACHO GUTIÉRREZ
AVILÉS.
Domingo, 3 de abril 2022, 01:44
El Avilés parece disfrutar en la agonía de los partidos y tras empatar los anteriores en el tiempo añadido, ayer volvió a marcar pero esta vez para sumar ante el Salamanca tres puntos de oro con un gol de Jorge Morcillo al transformar un penalti ... que desató la euforia en la grada y en el equipo de Emilio Cañedo, que no pudo estrenarse con mejor pie. El ovetense, como había conseguido su predecesor, hizo bueno el dicho del cambio de entrenador. Además de la fortuna final con un inocente penalti que le dio al Avilés la posibilidad de ganar, dejar la portería a cero fue uno de los fundamentos del triunfo. Aunque el Salamanca es el peor goleador por algo, esta vez la defensa avilesina no hizo concesiones lesivas para el equipo.
La victoria supone un respiro clasificatorio a la espera del balance final de la jornada con los partidos de hoy domingo, y rompe al fin una racha que se prolongaba desde el 18 de diciembre, con ocho partidos sin ganar en un Suárez Puerta que dio por bueno un mal partido gracias a una victoria de gran importancia. La cruz de la moneda la representa un Salamanca que se hunde en la penúltima posición.
Emilio Cañedo no se complicó con apenas cuatro sesiones de entrenamiento y apostó por el 4-3-3 de las jornadas precedentes, con una ausencia notable en el vértice ofensivo: Alberto Ródenas se quedaba fuera de la convocatoria por unas molestias. Al alicantino se unía otro delantero, Mamor Niang, descartado por el nuevo técnico.
La primera parte dejó ver un Avilés menos alegre a la hora de jugar la pelota y un Salamanca más activo, hasta dominador ante un equipo local dispuesto prácticamente a la contra. Las cifras de los charros, que marcan poco y encajan menos, marcaban el devenir de un partido en el que apenas se vivieron situaciones de peligro en las dos áreas.
El Salamanca amagó en los primeros momentos con un par de disparos desviados, mientras en el Avilés, con Hualde moviéndose entre líneas, intentaba percutir por los extremos, con Iago Díaz y Kilian intercambiando su posición. Los pocos ataques generados con centro al área morían en la solvente defensa de tres centrales salmantina y los minutos se fueron agotando sin un mísero remate a puerta en ninguna de las áreas. El miedo a perder podía con el ansia de ganar.
Con esas mismas trazas circulaba el segundo tiempo, hasta que llegaron los cambios y con ellos una mejoría en el Avilés a partir de la entrada al campo de Cedrick Mabwati y el debutante Toni García. Pequeños y rápidos, elevaron el dinamismo de los ataques ayudando romper un poco el orden defensivo charro.
Y en la primera intervención de ambos, en el minuto 58, Cedrick se asoció con Nacho López, cuyo centro lo cabeceó Kilian Grant fuera por centímetros en la que era hasta ese momento la primera oportunidad clara del partido. El Salamanca ya no presionaba tan alto y el Avilés pudo al fin sacar mejor la pelota y encontrar a los pivotes más libres para crear juego.
El tiempo pasaba sin que el equipo de Cañedo encontrase la jugada decisiva. Tuvo un par de ellas Cedrick, la primera por la izquierda muy clara, con Natalio esperando el pase libre de marca, pero el congoleño no pudo superar la presencia de Murúa; la segunda por la derecha, sin encontrar esta vez a Sergio García, relevo del capitán.
El tramo final del partido trajo las emociones fuertes. La primera para el Salamanca cuando en un balón largo se escapó Uche y provocó una extraña salida hasta el borde del área de Davo en la que se produjo un choque y con él la petición de un penalti que el árbitro negó... para alivio avilesino.
Faltaba lo mejor, el tiempo añadido que, casi por costumbre, se guarda alguna sorpresa. El Avilés puso cerco al campo salmantino y provocó tres saques de esquina en los que Sergio García no era capaz de meter el balón al corazón del área. Pero el tercero fue mal despejado por Mikel Bueno y en el trance de alejar el peligro, Manu Moreno tocó la pelota con el brazo en presencia de Cedrick. El colegiado no dudó y señaló el punto fatídico.
En ausencia del capitán Natalio, primer lanzador, Jorge Morcillo se hizo con el cuero para coger la responsabilidad y el defensa clavó su zurdazo raso en la red muy ceñido al poste rompiendo el silencio. Un gol merecido que provocó el delirio a ras de cancha y en la grada, que por fin vio ganar a los suyos.
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