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Uno de los fichajes del verano del Real Avilés Industrial ha pasado desapercibido. No se ha presentado, no viene de ningún equipo, y ni siquiera entrena. Pero su buen estado será una de las claves del éxito del club. Tanto que lleva meses en pretemporada junto a un entrenador de lujo, Miguel Cañamero, que lo cuida y mima tanto como Javi Rozada a sus jugadores. Es el césped del Suárez Puerta, que, como el equipo, viene de pasar una mala temporada, pero ha renacido en verano y estará al 100% en las primeras jornadas de liga.
El Avilés entiende que el Suárez Puerta tiene que ser un fortín la próxima temporada y quiere tener el césped a pleno rendimiento. Para ello ha realizado una inversión importante para dejar en manos de Miguel Cañamero, que además de ser experto en campos de fútbol –es presidente del Barcia–, también gestiona un campo de golf en Luarca.
Su furgoneta acumula kilómetros para visitar el Suárez Puerta tres o cuatro días a la semana, según la época del año. El objetivo este año era recuperar el tiempo perdido con el campo en el verano pasado. «Como el equipo, el césped necesita pretemporada y el año pasado no se hizo. La Selección Española Femenina lo cogió veinte días y lo preparó para tenerlo bien ese día que jugaban, pero el campo tiene varias fases cuando acaba la liga, tiene que ir a menos, quemar la hoja ancha, escarificar, luego semilla y abono...», explica el jardinero.
Ese verano hubo un cúmulo de contratiempos que acabó pagando el césped durante la temporada. El 'play-off' ante el Granada B acabó tarde, luego la Federación Española ocupó el campo durante veinte días, «y te lo encuentras a últimos de julio, que ya empieza la pretemporada, y no se pudo hacer nada, más que escarificar y limpiar un poco. Coincidió, además, que este año llovió a mares, ya en pretemporada se vio en el amistoso con el Athletic de Bilbao», recuerda Cañamero.
Pero este año ha sucedido «todo lo contrario» gracias a la inversión del Avilés en el Suárez Puerta. Se depositaron ochenta toneladas de arena de sílice «que filtra mucho», además de hacer 900.000 pinchazos con agujeros de 5 centímetros que dejan un hueco para recebarlo con arena de sílice y esterilla. «Eso hace que vaya entrando en los agujeros y haciendo filtros», según explica el experto. El siguiente paso fue esparcir 75 kilos de semilla especial para césped.
Aunque a simple vista el Suárez Puerta luce como una gran alfombra verde, el campo está lejos de su mejor estado de forma. «Está a un 40% de lo que tiene que estar. Este mes es el peor de todos. Normalmente no suelo apurarlo, que fue lo que hizo la Selección, el campo se va a ver a un 50-60% la primera jornada, y en la tercera, entre el 15 y el 30 de septiembre, como una alfombra para aguantar todo lo más que pueda», asegura Miguel Cañamero.
Esa 'pretemporada' en buenas condiciones le permitirá al Suárez Puerta resistir el resto del año, «porque luego llegan el agua y el frío. En verano, la raíz tiene unos 8-9 centímetros, y en invierno pasa a 4 centímetros. Además, no sólo es segar y mirar para él. En este tiempo puede entrar un hongo que se llama 'dólar'», advierte el jardinero. De ahí el especial interés del club en evitar que se pise el campo con calzado de calle, porque se puede 'contagiar' y echar al traste el trabajo de meses. «Si todo el mundo, empleados, jugadores, periodistas, aficionados, quieren pasar por el campo lo fastidiarían. Solo deberían los jugadores y yo. De hecho, cuando no trabajo con la máquina voy por el perímetro, nunca entro en el campo. En verano, si pisas las rotondas del Suárez Puerta y hay hongo, puedes transmitirlo», defiende Cañamero.
La situación ideal para el responsable del cuidado del césped del estadio avilesino sería que los entrenamientos se redujesen al máximo. «En un mes de competición juegas dos, a lo sumo tres partidos, y puedes entrenar cuatro veces. En este mes de julio se pisará entre 12 y 14 días. Es excesivo para un campo. Hay que recordar que son jugadores de élite que levantan, traccionan, vienen a jugarse el garbanzo, no son pachangas», lamenta.
El proceso de recuperación de un césped después de un partido tiene una fase inicial de entre seis y siete días de cuidados, para que luego descanse otros ocho días. «Por eso cuando hay dos partidos seguidos no recupera igual, está segado a dos centímetros de altura y sufre», añade el jardinero del Suárez Puerta.
Cañamero destaca el compromiso de Diego Baeza, «que ha hecho un buen desembolso en el campo y tiene un equipo muy bueno», y espera que la nueva Ciudad Deportiva del Avilés alivie al Suárez Puerta.
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