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A. R. A.
Jueves, 15 de febrero 2007, 02:19
Fue la primera duda que surgió cuando se declaró, en junio de 2005, el concurso de acreedores del Sporting. Y tuvieron que pasar casi cinco meses para que Javier Antón Guijarro se pronunciara sobre la continuidad en sus funciones del consejo de administración del Sporting. Fue el 11 de noviembre de 2005. La decisión se retrasó, según se supo luego, por la insistencia de Coral Golf en que se apartara al consejo, al que responsabilizaba de la situación en la que se encontraba el club rojiblanco. Desde un principio, tanto el titular del Juzgado de lo Mercantil como los administradores se mostraban partidarios de la continuidad de Manuel Vega-Arango y su equipo rector, aunque con muchas reservas. Tanto es así que en el auto emitido por Antón Guijarro se habló de la «ineptitud» de los consejeros, un duro golpe pese al fallo favorable.
Se agarró el juez en el «ámbito extraordinariamente singular del fútbol profesional» para mantener al consejo. Y también tuvo en cuenta que la administración concursal, en su informe de octubre de 2005, reseñó que «en nuestro desempeño siempre hemos obtenido la mejor colaboración de quienes han sido nuestros interlocutores». No todo fueron parabienes en el escrito de Antonio González-Busto, Celestino Suárez Viñuela y Juan Miguel González, que recogieron que «los profesionales externos conocen mejor algunos datos que los propios empleados». De ahí, que instaran al consejo de administración a profesionalizar la gestión.
En unos meses el Juzgado de lo Mercantil de Oviedo dictará un nuevo auto que afectará a los consejeros, aunque esta vez llevará la firma de la jueza sustituta Carmen Márquez.
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