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PACHÉ MERAYO
Viernes, 10 de noviembre 2006, 02:38
Antonio Valdés o, como figura en su partida de nacimiento del año 1744, Joaquín Valdés y Bazán Quirós Ocio y Salamanca Sierra y Llano Cuervo y Arango fue uno de los grandes ilustrados del XVIII español, aunque la historia ha derramado evidente menos luz sobre su peripecia humana de la que volcó en otros iluminados como Feijoo, Campomanes o el mismísimo Jovellanos. Con intención de deshacer esa injusta falta de reconocimiento, otra Valdés, la doctora en Geografía e Historia por la Universidad Complutense, además de académica correspondiente de la Real de Historia, Micaela Valdés Ozores, vindicó ayer su figura de marinero emprendedor y destacó lo mucho que «su empeño tuvo que ver en la creación del Real Instituto Asturiano, ideado por Jovellanos».
Lo hizo, además, en su casa natal, hoy convertida en museo, tras ser presentada por el barón de Grado, Martín González del Valle, en un acto de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.
Allí recordó la académica lo mucho que compartieron el burgalés (Antonio Valdés fue nacido un 25 de marzo en Burgos) y el gijonés más nombrado. Coincidían, dijo, en intereses e ideas, pero, según ella, «si Jovellanos era un hombre de palabras y pensamiento, Valdés lo fue de acción».
Pero es cierto que el espíritu jovellanista, en palabras de la invitada del Foro Jovellanos, «alimentado por el afán de instruir a todas las personas, pero sin grandes revoluciones de sangre, estaba también en la mente de Valdés».
La conferencia de Micaela Valdés, que desciende de uno de los hermanos de a quien dedicaba sus palabras, se centró, por otro lado, en la vinculación que su antepasado tuvo con la creación del Real Instituto. «La idea fue, sin duda de Jovellanos. A él se debe la base de todo el proyecto. Pero se puede decir que éste nunca se hubiera podido desarrollar sin no entra en escena Antonio Valdés».
Contó la académica cómo el marino ilustrado, que con sólo 38 años ocupó el Ministerio de Marina, logró las licencias necesarias para que el Real Instituto se hiciera realidad, pero no sólo obró en beneficio de las aprobaciones. «También consiguió el dinero». Nada más y nada menos que del Real Hospicio de Oviedo. «De aquella institución salieron 50.000 reales para mantener los primeros tiempos del Instituto», recordó Micaela Valdés, que tiene raíces asturianas, como su ascendiente castellano, que desciende de nobles casas solariegas de Avilés y Cangas de Tineo.
Aficionado a la pintura
La vida de ambos ilustrados estuvo unida por este hecho, pero también por la afición de los dos a la pintura. Como Jovellanos, Valdés fue varias veces retratado. Goya captó el gesto de los dos. «Como patrocinaba muchas empresas enviaba a sus sedes un retrato de su persona y así se garantizaba su presencia en el lugar», explicaba la académica.
Así hoy se conservan varios retratos, uno de ellos es custodiado en el Museo Naval, del que Valdés fue fundador y de que existe una absoluta carencia de información sobre su autor. Otro, obra de Vicente López, seguidor de las maneras de Goya, fue utilizado por la estudiosa en su libro 'El baylío don Antonio Valdés'.
En esta publicación, en la que vuelca la mayor parte de sus investigaciones, iniciadas hace años para dar cuerpo a su tesis doctoral, explica como su antepasado participó activamente «en la acción en Indias, las grandes expediciones científicas, la abolición de disposiciones legales arcaicas y la creación de símbolos y leyendas que aún hoy perviven, incluso en la creación de la bandera española».
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