La visita de la Familia Real a Santa María del Puerto sirvió para dar visibilidad y, sobre todo, voz a los ganaderos de alta montaña y trashumantes. Cuatro con oficio en Santa María del Puerto formaron parte del recorrido oficial de la Familia Real por ... el pueblo y el alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández, rompió una lanza a su favor durante su discurso en tanto «las gentes de montaña somos las primeras en peligro de extinción».
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Los vaqueiros tuvieron ocasión de explicar a los Reyes y sus hijas su modo de vida, pues «dedicarse a esto va más allá de un trabajo», apuntaba Laura Riesgo, quien, aunque nació en Gijón porque sus padres no siguieron la tradición ganadera familiar, optó por retomarla hace 10 años.
Tanto ella como su prima, Marta Lorences, ambas treintañeras, querían explicar a los ilustres visitantes su labor para que «reconozcan lo duro que es» y que «sirva para que se nos valore, que no ocurre», y, entre otras cosas, les lleguen apoyos que de verdad les allanen el camino.
La guerra de precios y el sempiterno dilema por el consumo de carne -lo que prima en Somiedo es la raza Asturiana de los Valles- no solo les dificulta la supervivencia a los que la trabajan, también condiciona el paisaje de todos los asturianos. Se encargó de recordarlo el alcalde durante su intervención ante la presencia de ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado, Alejandro Calvo. «Todo lo que vemos aquí es resultado de la cultura de montaña. La ganadería de trashumancia nos regala el paisaje y las vistas», explicó. Por eso dedicó su discurso a las vacas, «sin las que habría incendios y no caminos y una alimentación saludable. Sin ellas no seríamos». En realidad, son las vecinas más numerosas de la localidad: hay una media de 11 vacas por vecino, números que se traducen en unas 800 cabezas en total.
Todo esto requiere sacrificio. El de familias que dedican todos sus días a cuidar del ganado. Y no solo por las horas y el esfuerzo físico, también por las condiciones en las que lo desarrollan, con paisajes casi siempre nevados. Por eso, la principal petición de los ganaderos que invernan en El Puerto para «seguir ilusionados en un sitio que nos encanta» es una máquina quitanieves que les facilite los desplazamientos, incluido el transporte escolar. «Hay días que no sabemos cómo van a llegar nuestros hijos», advierte Riesgo.
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Aida Collado
José Berdasco es trashumante. Cada primavera, en mayo normalmente, sube a El Puerto y a finales de octubre o principios de noviembre baja, como otros ganaderos del entorno, a Salas y Belmonte. «Hacerlo todos es imposible porque, sin ir más lejos, no podemos escolarizar a los niños seis meses en cada sitio», explica Lorences.
«Hemos padecido una crisis económica, una pandemia mundial. El medio rural ha resistido y los pueblos han servido de refugio. Quedémonos con su resiliencia», zanjó el alcalde, que recordó a quienes han sufrido el coronavirus cerca.
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