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En diciembre comenzó a ejercer como presidenta, pero conoce a fondo Ana Isabel Fernández Álvarez el quehacer de la Fundación Princesa de Asturias. Ocho años en el Patronato han forjado a esta catedrática de Economía Financiera y rectora de la CUNEF Universidad para enfrentarse al ... reto de liderar el barco con solvencia.
–¿Cómo ha sido el aterrizaje? ¿Un poco forzoso por la llegada y salida de Mauro Guillén?
–Asumo la presidencia en diciembre, pero para mí es una continuidad porque llevo en el Patronato desde 2015 y, por tanto, conozco bien el funcionamiento, las actividades. Llegado el momento, lo que me produce sorpresa es que puedo ir un poco más allá y eso lo asumo con mucha responsabilidad y como un honor. La Fundación es un legado muy importante que ha sido un acierto durante muchos años y tengo la responsabilidad de contribuir a que siga siendo así.
–No es lo mismo estar en el Patronato que presidirlo. ¿Le costó decir sí?
–Lo asumes con responsabilidad pero es una ilusión, un orgullo. Es un momento muy agradable.
–¿Cómo han sido estos dos meses?
–El equipo es muy profesional, comprometido y eso te ayuda porque quieres ir al ritmo. Por supuesto, con Luis Fernández-Vega ha habido una relación cómoda, de ayuda y de colaboración, de hablar de los diferentes temas. No solo con Luis, con el resto de presidentes que nos han precedido también: Matías Rodríguez Inciarte, José Ramón Álvarez Rendueles.
–¿Algún consejillo le han dado del que haya tomado buena nota?
–Más que consejos en lo que me fijo es en su trayectoria, en cómo han ido resolviendo los temas. Yo he tenido la oportunidad de estar con ellos en diferentes momentos como patrona y ver cómo enfocaban, encaraban y eso es un aprendizaje extraordinario y una experiencia muy valiosa. Son dos meses, no ha habido mucho tiempo, pero sé que ellos están ahí.
–Tres mujeres al frente: Leonor como presidenta de honor, Teresa Sanjurjo, como directora, y usted. ¿Era el momento?
–Irrelevante no es, pero quiero entender que el Patronato tiene personas muy valiosas en su seno, que el presidente ha de ser uno de sus miembros y en este momento han considerado que la que mejor podía cumplir con los retos era yo, y previamente habían pensado que podía ser Mauro. Creo que es una transición razonable y fruto de los diferentes perfiles que se aúnan.
–Una economista al frente de la Fundación. ¿Un signo de los tiempos oscuros que corren?
–Pienso que las características profesionales que cada uno tenemos contribuyen en nuestras decisiones, porque tienes una experiencia que te forma. Quiero entender que una forma de pensar como economista tengo detrás, no cabe duda, pero no creo que sea tan relevante que sea un médico o un economista quien dirija la Fundación, son un conjunto de características y no una sola. Lo que tienes que tener muy claro es cuál es el legado que tienes delante y cómo mantenerlo.
–En todo caso, hay un reto económico en estos tiempos de inflación que usted ha de asumir.
–Es el momento que estamos viviendo todos, en la Fundación y en el resto de situaciones. Hay una inflación importante, lo que significa que el coste de todos los servicios es más alto, y hay que buscar una fórmula que nos ayude a realizar las mismas actividades de la mejor manera posible con un presupuesto que esté equilibrado.
–¿También se pueden conseguir más fondos por otras vías?
–En todo lo que conlleve mejorar las actividades de la Fundación habrá que explorar las vías. Pero creo que el presupuesto es equilibrado y permite realizar las actividades.
–Hay que preservar el legado, pero cada presidente deja su impronta. ¿Hacía dónde querría mirar usted?
–Deja una impronta fruto de su mandato y de las características y condiciones del momento, que tienen mucho que ver con la sociedad en la que estás y eso es lo que tenemos que hacer en estos años que me va a tocar a mí. Los retos o desafíos de la sociedad son distintos y los diferentes presidentes han sabido adaptarse a esas situaciones y hacerlo bien. Ese es mi reto.
–Es una entidad anclada en la tradición, en el legado como usted dice, pero también evoluciona.
–Es muy pronto para poder tomar decisiones yo. Hay que tener claro cuál es la misión y el objetivo y hacerlo lo mejor posible. Mi misión es buscar la excelencia, que las trayectorias que premiamos motiven, sean el reflejo de lo mejor de la sociedad, de las contribuciones en diferentes ámbitos: letras, ciencias... No pueden ser los mismos, con las mismas características, los premiados que tengamos este año y los de hace cuarenta años porque el mundo ha cambiado.
–¿Cómo define usted este panorama social, global en el que el que estamos inmersos?
–El rasgo principal es incertidumbre. Vivimos en un entorno muy incierto. En los últimos 14 años hemos vivido una crisis financiera, otra de salud pública, ahora la inflación que está vinculada a los cambios geopolíticos que está habiendo, la guerra de Ucrania. Hay incertidumbre en un mundo que está cambiando a más ecológico, a más digital, a una economía que se mueve por parámetros distintos ante la necesidad de cuidar más el medio ambiente.
–¿Cómo se lidia contra la incertidumbre? ¿Tiene usted la receta?
–No, ningún economista creo que la tenga. Con información, con prudencia, con rigor y afrontando los problemas con seriedad.
–Tiene una vinculación enorme con la universidad. ¿Un mundo al que abrirse aún más desde la Fundación?
–La Fundación descansa sobre el conocimiento y la universidad es conocimiento, hay una relación clara.
–Está muy vinculada a la empresa. ¿Hay que buscar más dinero privado para la cultura?
–Lo que necesitamos es financiación para el desarrollo de programas concretos, no me gusta verlo de forma genérica. Todo proyecto de investigación, cultural, necesita fondos, que vienen ligado a que se perciba el valor de esa iniciativa para quien lo va a financiar.
–La Princesa Leonor se acerca a la mayoría de edad. ¿Cómo será su relación con la Fundación?
–Tendremos que ir definiéndolo poco a poco en el Patronato y con la Casa Real, que tendrá que trazar el papel que la Fundación tiene que hacer en ese proceso de acompañarla. En los últimos años ha participado en las ceremonias, ha visitado Pueblos Ejemplares... Esa es una de nuestras labores: consolidar su relación con su entorno.
–¿Pero cómo le gustaría a usted que fuera esa relación?
–Me gustaría que le ayudara a entender, valorar y apreciar nuestros comportamientos como sociedad, que pudiéramos aportarle conocimiento, información de dónde está la cultura, la ciencia, cómo está evolucionando.
–¿Qué es lo más le enorgullece de los Premios?
–Nuestros Premios tienen ese valor de cada año encontrar a un conjunto de premiados que caracterizan muy bien los valores que queremos transmitir: de excelencia, de esfuerzo, desarrollo, progreso, bienestar social. Ese grupo tan diferente de categorías hace que el conjunto te emocione cada año. A uno le emociona más el premiado de las Artes, al otro al de Investigación Científica, pero siempre hay un conjunto en común, esos valores compartidos de esfuerzo. Los Premios emocionaban en 1990 y siguen emocionando en 2023. Y ese es el legado.
–¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de los galardones?
–Muy antiguo. Los he seguido siempre con verdadera devoción. Ya sea en la televisión o en la cercanía, transmiten rigurosidad buen hacer, valores que sirven de referentes.
–¿Cuál es el recuerdo más mágico que guarda?
–Me quedo con todos. Le diría uno y continuación me vendría a la cabeza otro. No soy muy mitómana, no pienso en una gran figura muy reconocida o reconocible por otros. Premios como el de la vacuna del covid o los padres de internet me resultan muy increíbles por lo que nos han traído y por lo que representan esas figuras que a veces no son muy conocidas y el Premio los pone en valor. Este año, por ejemplo, en Concordia, con el arquitecto Shigeru Ban, pudimos mostrar cómo es capaz de proporcionar soluciones de vivienda para poblaciones que han sufrido desastres. Cada año encuentro algo que trasciende, de una importancia inmensa.
–En los Premios hay mucha gente aplaudiendo, pero también a las puertas del Campoamor pitando. ¿Cómo les convence de que valen la pena?
–Que se acerquen a los premiados, que conozcan su obra, su historia, su vida, su esfuerzo. Son personas que han contribuido al progreso y al bienestar de todos.
–Las actividades de la Semana de los Premios han tenido estos últimos años como sede la Fábrica de Armas. ¿Qué va a pasar en el futuro?
–Es un lugar donde realizamos actividades para darles fuerza, para hacer una inmersión más profunda en los premiados y sacar a la luz sus contribuciones. Han sido espacios que hemos podido utilizar estos años y seguiremos haciéndolo. No tengo más información.
–¿Están bien como están? ¿Hay que expandir más las actividades?
–Buscamos para cada actividad el sitio más apropiado, que se adecúe a lo que queremos mostrar. Va todo unido a los premiados y aún no tenemos los de este año.
–¿Tiene ganas de verse en los jurados, en la ceremonia?
–Tengo ganas de saber quiénes son los premiados y cómo vamos a acercarlos.
–¿No hay nervios? ¿La ceremonia? ¿El discurso?
–Soy bastante templada. Nervios hay pero el trabajo de cada momento no se puede sustituir por nada. Ahora es candidaturas, luego será jurados y luego, la otra parte.
–Leyendo su currículo, uno piensa, ¿de dónde saca tiempo para todo?
–Trabajando mucho. No hay más: esfuerzo, trabajo, esfuerzo, trabajo. Es el éxito de todo.
–¿Cómo ve la situación de Asturias?
–Asturias está en el mundo y los problemas que yo veo en la economía global la afectan. Lo prioritario es definir una estrategia que nos lleve a un mayor dinamismo, a una mayor actividad económica, que tiene que sustentarse en darle más protagonismo a las empresas, crear un entorno más afín con los intereses de los agentes económicos y sociales, que permita incentivar las inversiones, atraerlas, que genere competitividad, que cree empleo. Esa es la forma de desarrollarnos. Ese es un reto claro que tiene Asturias y otros territorios también. Hay que movilizar ideas, iniciativas.
–¿Basta con eso?
–Creo que Asturias tiene también un reto demográfico importante que exige una estrategia a medio y a largo plazo. Ninguna de las dos cosas se hace de forma inmediata.
–¿Pero tenemos futuro?
–Hombre, claro. Y además está en nuestras manos.
–¿Qué dice del panorama español?
–España tiene una recesión pero que no se manifiesta con claridad, que vamos salvándola, pero con una incertidumbre muy alta. Si me pregunta por Europa, le tengo que decir lo mismo. Los retos son los mismos y lo que hay que hacer es afrontarlos.
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