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Los Premios Princesa de Asturias acaparan de nuevo en esta edición el interés no solo de la ciudadanía de Asturias, sino de España y del resto del mundo. Y lo hacen recuperando una parte de la normalidad perdida con la pandemia. Una gran noticia de ... la que todos y todas nos felicitamos porque estos galardones son una referencia mundial y las instituciones, como es el caso de la Junta General del Principado, debemos colaborar y poner en valor un acontecimiento que tiene un eco planetario. Así pues, como presidente del Parlamento asturiano, saludo con optimismo los actos programados por la Fundación Princesa de Asturias para celebrar unos Premios que son un orgullo para todos.
Será para mí un honor asistir un año más, en representación del Parlamento de todos los asturianos y asturianas, a la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, que regresará de nuevo este año al Teatro Campoamor de Oviedo, lo que es una excelente noticia. Antes de que llegue ese momento, quiero trasladar, desde las páginas del diario EL COMERCIO, mi más entusiasta felicitación a todos los premiados: Marina Abramović, Premio Princesa de Asturias de las Artes; Gloria Steinem, Premio de Comunicación y Humanidades; Amartya Sen, Premio de Ciencias Sociales; Teresa Perales, Premio de los Deportes; Emmanuel Carrère, Premio de las Letras; Camfed, Campaign for Female Education, Premio de Cooperación Internacional; Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Uğur Şahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert, Premio de Investigación Científica y Técnica, y José Andrés y la ONG World Central Kitchen, Premio de la Concordia.
Como cada año, los jurados de la Fundación Princesa de Asturias han tenido el acierto de reconocer a unos premiados que acreditan méritos más que suficientes para hacerse acreedores de estos galardones. Todos ellos, a los que reitero mi enhorabuena, son referentes imprescindibles en cada uno de sus ámbitos profesionales, modelos a seguir, sobre todo por la juventud. Una característica que, a mi juicio, es sustancial: los premiados y premiadas deben ser modelos para la sociedad. La repercusión de los méritos que atesoran los galardonados es muy beneficiosa para una ciudadanía que se fijará en los valores que cada uno de los premiados transmite por su valía profesional y también por sus convicciones personales.
Y ése, a mi juicio, es el gran tesoro que encierra reconocer con estos Premios a unas personas tan admirables, que tanto pueden enseñar de positivo a la sociedad, en especial a los más jóvenes, que tienen la oportunidad de tomarlos como modelos a seguir.
En esta tarea de impulsar que los premiados y premiadas sean un referente para la ciudadanía, quiero destacar la gran labor que está desarrollando la Fundación Princesa de Asturias, que se esfuerza cada edición en poner en valor a los galardonados en un escaparate que tiene una repercusión mundial.
De este modo, los Premios Princesa de Asturias, además de brillar año tras año por el extraordinario currículo que presentan los galardonados, son un estímulo social y económico de primer orden para el Principado, que durante unos días del mes de octubre se sitúa en el foco de la actualidad mundial, lo que debe servir de motivo de orgullo para la sociedad asturiana.
Así pues, ante lo atractiva que se presenta esta edición de los Premios Princesa de Asturias, con más expectativas aún al recobrarse la casi total normalidad tras los peores momentos de la pandemia, solo me resta volver a expresar mi reconocimiento a los premiados y desear el mayor de los éxitos a la Fundación Princesa de Asturias.
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