Ver fotos

Los tres actores, rodeados del público, en un espacio solo decorado por una alfombra, sillas, atriles y percheros. :: FOTOS: PABLO LORENZANA

Premios Princesa | Los porqués de Brook toman la Fábrica

Oviedo fue escenario del estreno en España de 'Why?', un montaje en el que tres veteranos actores van hilvanando preguntas y respuestas sobre el teatro

M. F. ANTUÑA

Domingo, 13 de octubre 2019, 04:28

No cabía un alma en el Taller de la Fábrica de Armas de la Vega, en Oviedo. Las entradas para ver el último espectáculo con la firma de Peter Brook volaron nada más ponerse a disposición del público y antes de que ... los actores tomaran el escenario se advertían las ganas de ver, de escuchar, de interiorizar y analizar el mensaje que el Princesa de las Artes lanza en 'Why'?, una pregunta concreta sobre el hecho teatral y sus adyacentes sobre la que tocaba lanzar respuestas y también más interrogantes.

Publicidad

Escrita y dirigida por el propio Brook junto a Marie-Hélène Estienne, dramaturga y guionista francesa colaboradora habitual del británico en el Centro Internacional de Investigación Teatral en el Théâtre des Bouffes du Nord en París, que produce el espectáculo y donde se estrenó en junio, '¿Por qué?' es el título elegido y difícilmente puede ser más elocuente. Hay dos partes diferenciadas en la propuesta escénica. La primera es más abstracta y ahonda en la exploración del significado del teatro y de los medios que emplea para llegar al público; la segunda, por contra, se torna concreta y se centra en revelar qué sucede cuando esos significados y esas herramientas no se usan de la forma idónea, se mete de lleno en asuntos abruptos como la censura, en cómo el arma poderosa, la dinamita que es la escena, no siempre gusta a los poderosos. Ambas ocurren sobre un espacio vacío con apenas tres sillas, percheros y atriles por el que se mueven los tres actores, Hayley Carmichael, Kathryn Hunter y Marcelo Magni, que ponen, en inglés, sus voces al servicio del teatro para revelar precisamente sus entresijos. Hay también un músico a los teclados, Laurie Blundell, acompañándoles, mientras al fondo una pantalla proyecta unas pocas imágenes.

Los actores lanzan las primeras preguntas al público a bocajarro tras una divertida reflexión sobre cómo Dios busca fórmulas para combatir el aburrimiento. «¿Qué es el teatro? ¿De qué va esto? ¿Para qué sirve?», se lee en los sobretítulos que traducen a los actores. Ellos, veteranos discípulos de Brook, irán hilvando experiencias que se aliñan de humor, de juegos, también de complicidades entre a quienes se les advierten los años juntos sobre las tablas, las giras y el trabajo con el británico siempre con la improvisación y la verdad como aliados.

La primera parte del espectáculo es absolutamente divertidísima e incluso se hace participar a alguno de los presentes. Las risas se suceden cuando los actores no dudan en retratarse a sí mismos con cierta coña, riéndose de su gusto por el ego y contando cómo dibujar y retratar emociones, cómo encontrar a los personajes, cómo reír, cómo llorar, cómo meterse en el pellejo de un borracho con éxito o cómo correr aterrorizado perseguido por un perro. Magníficos los tres actores, ágiles, atentos al público, con una dicción perfecta, la búsqueda de respuestas a su por qué el teatro se adentra después en territorios más inhóspitos.

Por la pantalla van apareciendo personajes reales, importantes para la historia del teatro, como los rusos Vsévolod Meyerhold y Konstantín Stanislavski, como el poeta Vladímir Mayakovski, y es en la Rusia comunista donde se aborda ese carácter peligroso del teatro, es ahí dónde se plantean preguntas más dolorosas en un tono ya más serio, más intenso, mucho más contundente en cada una de sus palabras. El humor desbordante de la primera parte pasa aquí a un segundo plano para dibujar un devenir escénico que habrá de conducir a más preguntas, a plantearse si la verdad es la escena o es la realidad.

Publicidad

El ovación que despidió a los tres actores y el músico fue larguísima y emocionada. Entre los que aplaudieron, muchas caras conocidas del teatro asturiano, como Joaquín Amores o Etelvino Vázquez, que seguramente se habrán llevado para casa más de una enseñanza teatral.

El público llenará por completo el aforo de nuevo hoy, la víspera de la llegada a Oviedo del nonagenario creador británico, que durante la tarde del lunes se aposentará ya en el Hotel de la Reconquista. Su agenda, pese a la edad, será completa. El martes está previsto que partícipe en un encuentro con el público en el Teatro Palacio Valdés de Avilés y el miércoles será testigo del homenaje escénico que para él han preparado estudiantes de Arte Dramático de toda España, liderados por los asturianos de la ESAD, de donde partió la idea de esta actividad, que será también en la Fábrica de Armas de la Vega, a las cinco de la tarde. El jueves, presumiblemente, asistirá junto al resto de galardonados, al concierto de los Premios en el Auditorio, que presidirán los Reyes. Será ya el viernes cuando, durante la tarde, se suba a un escenario, el del Campoamor, para recoger su galardón de las Artes.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad