Ver fotos

Los niños pintaron con acrílicos su propio 'Jardín de las delicias' guiados por el artista Pablo de Lillo. :: FOTOS: PABLO LORENZANA

Premios Princesa | Pinceladas de arte, juego y música

El Domingo del Prado puso a niños y mayores a buscar elementos perdidos de cuadros del museo e invitó a todos a entrar en 'Las meninas'

M. F. ANTUÑA

Lunes, 14 de octubre 2019, 02:50

Para una buena pintura, nada mejor que un buen marco. Y la Fábrica de Armas se tornó en incomparable para acoger un poquito del arte que atesora el Museo del Prado, Premio Princesa de Comunicación y Humanidades, que trasladó a las naves industriales ... toda la belleza de la obra de Goya, de Velázquez, de Marinus o de El Bosco, que puso a jugar a ser artistas y detectives a niños y mayores en una mañana de lluvia amenazante -y efectiva solo un poquito- en la que la música fue el mejor complemento.

Publicidad

El Domingo del Prado, que así se bautizó la jornada, sirvió para desvelar algunos misterios del museo. Una yincana en la que se invitó a participar a todo el mundo permitió al público transitar por todo el complejo de la Vega a la búsqueda de las partes perdidas de tres cuadros de la pinacoteca y una cuarta desaparecida. Patricia Pérez, historiadora del arte, se encargó de guiar los pasos e introducir las pistas desde el escenario de la plaza. Para dar con una de las pinturas negras de Goya: «Custodiando los muros de la Quinta del Sordo vigila atento su guardián». Y el público debía llegar a la galería de tiro, donde una instalación titulada 'El oído de Goya' permitía descubrir al 'Perro semihundido' del genio; las lanzas de 'La Rendición de Breda' se alzaban camino del lugar donde la artista Itziar Sánchez pintaba un bodegón en directo. En esa obra se podían ver las monedas que le faltaban a 'El cambista y su mujer', obra de Marinus Van Reymerswaele.

No podía faltar Velázquez a la cita. Era su obra la que estaba ausente del caballete, la desaparecida, pero pronto vio la luz en formato absolutamente contemporáneo y permitiendo a todo el público vivir a fondo la genial obra. Largas colas se formaron para introducirse dentro del cuadro mediante técnicas de fotomontaje. Miriñaque, pincel, paleta, lechuguilla... Y directos al interior de una obra maestra.

Pero el Prado estuvo también presente en los talleres para niños y adultos dirigidos por el artista y profesor de arte Pablo de Lillo. Los unos, entre cuatro y doce años, con acrílicos y algún rotulador, fueron versionando 'El jardín de las delicias' de El Bosco. «Los niños siempre aportan, son creativos, dan su toque y lo mejoran», anota De Lillo. Y añade: «Los más tranquilos han preferido hacer el paraíso y los más cañeros, el infierno». Claro que también hay quienes se quedan obnubilados mezclando colores en la paleta. Los mayores, de 20 a 70 años, se animaron con un bodegón barroco al modo de Sánchez Cotán que trataron de recrear en tinta china. «A los adultos hay que animarlos y a los críos refrenarlos, los mayores van con miedo y los niños no tienen ninguno», concluye De Lillo.

En el mismo edificio, el de artes y oficios, donde Pablo de Lillo dirigía sus talleres, era posible jugar a montar un cuadro colocando piezas en el teatrillo creado por el artista Federico Granell o disfrutar con la naturaleza viva de Federica Barbaranelli, con una instalación inspirada en los bodegones del museo, o el atelier del Prado, con la pieza original creada por Teresa Patiño a partir de los ropajes de las obras de arte que se albergan en el complejo del paseo del Prado. Estas tres últimas forman parte de las instalaciones permanentes, como lo es también 'Kyrie', en la que sobre una cruz se van proyectando las obras que representan la figura de Cristo, incluyendo piezas maestras de Velázquez, Goya o Zurbarán.

Publicidad

Hubo también hueco para la música de la mano del Cuarteto Quiroga, que hizo gala de maestría y talento en el almacén, justo al ladito mismo de donde se halla galería Fascinarte, en la que se muestran algunos de los trabajos de los centros educativos del programa Toma la Palabra. Ellos pusieron su arte al servicio del Prado, mientras el cuarteto que obtuvo el Premio Nacional de Música en 2018 deleitó al público en horario vermú -incluso con vermú en forma de cerveza fresca- con piezas de Luigi Bocherini, Gaetano Brunetti y Wolfgang Amadeus Mozart. Sus pinceladas musicales fueron pura magia para completar una jornada consagrada al arte.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad