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Esta será la segunda edición de los Premios Princesa de Asturias tras la irrupción del covid-19. Si el pasado año todas y todos nos encontrábamos aún sumidos en la incertidumbre más absoluta sobre cuándo superaríamos esta situación, hoy podemos decir que empezamos a vislumbrar ... la normalidad.
Y si ahora empezamos a encarar el final de la pandemia es gracias a la ciencia y al trabajo de personas como Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Uğur Şahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert, galardonadas con el Premio Princesa de Investigación Científica y Técnica. Les debemos mucho, y son la viva demostración de que apoyar la investigación, invertir en talento y financiar sus trabajos, es sembrar para recoger frutos en el futuro.
Ellos y ellas sentaron las bases para el rápido desarrollo de las vacunas contra el covid-19, un hito histórico que nunca olvidaremos y que está salvando a la humanidad de una situación mucho más grave aún de la que lamentablemente hemos vivido en el último año y medio. Todo mi reconocimiento y agradecimiento.
Una de las muchas lecciones que debemos extraer de esta pandemia es que la salud debe ser entendida como un objetivo global. Y en esa labor la alimentación juega un papel fundamental, como bien saben José Andrés y la ONG World Central Kitchen, Premio Princesa de Asturias de la Concordia. El chef mierense es una de las personas que más y mejor han sabido utilizar su éxito profesional para contribuir a diferentes causas solidarias, fundando e impulsando una organización que ha prestado una ayuda de gran valor en emergencias humanitarias.
La entidad galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, Camfed (Campaign for Female Education), es otra organización no gubernamental que merece sin duda este reconocimiento. En este caso es la lucha por la igualdad en la educación la que motiva, desde hace más de dos décadas, las acciones de una entidad que ha generado oportunidades para muchas jóvenes del continente africano. Su trabajo ha sido vital para abrir a las mujeres puertas que, desafortunadamente, se nos continúan cerrando en diferentes partes del mundo. La discriminación por razón de género es una injusta realidad que, en pleno siglo XXI seguimos sufriendo, a menudo de forma más acusada en las sociedades menos avanzadas pero también en las más desarrolladas, con el peligro añadido de una creciente ola de discursos extremistas que legitiman el machismo y que pretenden frenar la irrenunciable lucha por los derechos de las mujeres.
Esto es algo que conoce bien Gloria Steinem, Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Su nombre resuena con fuerza dentro del movimiento feminista estadounidense y global y es una figura esencial para entender la lucha por la igualdad desde hace décadas, una pionera en muchos sentidos cuya influencia va mucho más allá de sus brillantes trabajos en medios de comunicación.
De Steinem, de su siempre acertada palabra y de su fuerza tenemos mucho que aprender, como también de la trayectoria de superación de la nadadora Teresa Perales, Premio Princesa de los Deportes. La zaragozana es un ejemplo de actitud ante la vida y también de esfuerzo y deportividad, lo que le ha llevado a mantenerse al más alto nivel competitivo participando con brillantes resultados en nada menos que cinco juegos paralímpicos. Su extenso palmarés y, sobre todo, su incansable voluntad de lucha en el día a día, son la mejor demostración de cuán necesario es no rendirse nunca.
De lucha y compromiso, en este caso con la población más desfavorecida, sabe bien Amartya Sen, Premio Princesa de Ciencias Sociales. Debemos al economista y filósofo indio valiosas aportaciones a los planes de desarrollo y a las políticas contra la pobreza, poniendo siempre el énfasis en que la raíz del problema no se encuentra en la escasez de recursos en el planeta, sino en su incorrecta distribución.
Y es que «el hombre que se considera superior, igual o inferior a otro hombre no comprende la realidad». Emmanuel Carrère puso en boca de Eduard Limónov estas inspiradoras palabras en 'El Reino', una de las obras que conforman su brillante trayectoria novelística, justamente merecedora del Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Que las mujeres y hombres reconocidos en esta edición de los Premios Princesa de Asturias nos sirvan, una vez más, como inspiración para avanzar, para salir unidos y con fuerza de una etapa que esperemos, muy pronto, sea ya parte del pasado.
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