La poética del flamenco inunda el Niemeyer

El Niemeyer dio la bienvenida anoche a 'Paraíso de los negros', el espectáculo armado a partir de 'Poeta en Nueva York', de Federico García Lorca, que toma su nombre de una novela del autor y fotógrafo Carl Van Vechten que habla de racismo y enlaza con mimo muchos otros hilos a través de la dramaturgia de El Arbi El Harti, compañero de vida y creación de María Pagés.

La ganadora del Princesa de las Artes junto a Carmen Linares inauguró bailando la Semana de los Premios que hoy mismo abre las puertas de la Fábrica de Armas de Oviedo, tal y como explicó la directora de la Fundación Princesa, Teresa Sanjurjo, sobre el escenario de un Niemeyer abarrotado. «Ver este auditorio lleno da sentido a nuestro trabajo de cada día», dijo.

La Vega será el cuartel general de un programa que llegará a siete localidades asturianas y tendrá a los premiados de acá para allá. Son más de ochenta actividades las que se sucederán hasta el sábado próximo, cuando Carmen Linares echará el cierre también con flamenco al programa gratuito que exige de inscripción previa.

Ayer no cabía un alma en el Niemeyer -donde hubo largas colas en el acceso- para ver a Pagés. Las entradas volaron el lunes cuando se pusieron a disposición del público en la web de la Fundación Princesa y los veloces afortunados que se hicieron con ellas disfrutaron, al igual que lo hicieron la consejera de Cultura, Berta Piñán, en representación del Gobierno asturiano, y la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, de esas diez escenas que se van sucediendo y que se adentran en la negritud y buscan ser un alegato contra el racismo y contra las fronteras. La eterna búsqueda de la felicidad, las limitaciones y los límites, las amenazas se bailan y se sienten durante una hora y cuarto de espectáculo con una puesta en escena visualmente impecable que juega con maestría con la oscuridad y la luz y traza las barreras que se habrán de derribar.

Estuvo sola en el escenario bailando, pero magníficamente acompañada por Rubén Levaniegos, a la guitarra; David Muñiz, al violín; Sergio Menem, al chelo, y Chema Uriarte, a la percusión, y por las cantaoras Ana Ramón y Cristina Pedrosa, que hacen un auténtico esfuerzo de dicción para que cada palabra elegida por El Arbi El Harti para componer la dramaturgia se entienda, para darle esa dimensión de pura poesía que tiene el flamenco de María Pagés que se mueve al ritmo de tonás, tarantos, bulerías y vidalitas, pero también al de otros temas inundados por el duende como el 'Élégie', de Gabriel Fauré.

Y, al final, María Pagés y El Arbi El Harti mantuvieron un encuentro con el público que no estaba previsto en el que la bailaora derrochó agradecimiento: «No sé vosotros, pero nosotros hemos disfrutado muchísimo». «Es una inmensa emoción estar aquí», remató El Harti. Una velada inolvidable que concluyó con una larguísima ovación con el público puesto en pie.