«Incertidumbre» ha sido una de las palabras más repetidas esta mañana en el Hotel de la Reconquista, por donde pasaron numerosos representantes del mundo empresarial asturiano y español. Coincidieron en señalar que las previsiones que puedan hacer de cara al próximo año son muy ... difusas, antes la incierta evolución de la guerra de Ucrania y de la subida imparable de los precios. No son buenos tiempos para las empresas ni para los ciudadanos, por lo que los primeros espadas del tejido productivo autóctono reclaman al Gobierno medidas eficaces que les permitan sortear esta compleja coyuntura. En este sentido, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, se mostró muy crítico con las actuaciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez, y, sobre todo, de su política fiscal. La aplicación de nuevos impuestos a la banca y las energéticas «a la carta» no son bien recibidos. «Pensamos que en estos momentos habría que hacer todo lo contrario, debería haber más dinero en la calle y deflactar el IRPF porque, cuando hablamos de inflación, es el propio Estado quien más se beneficia, en concreto, está ganando entre 20.000 y 25.000 millones más», apuntó Garamendi. Asimismo, recalcó que la mayoría de pequeñas y medianas empresas no perciben grandes beneficios ahora, por lo que los impuestos planteados, «que en muchos casos son sobre la facturación, que es algo increíble», solo les complican más la recuperación.
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En la misma sintonía se pronunció la presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), María Calvo, quien destacó que las empresas de la región «están aguantando, pero cada vez con más dificultades». Y el próximo año «seguro va a ser duro» porque no se prevé que bajen los costes de la energía ni de otro tipo y, además, añadió, se están incrementando los tipos de interés. «Las empresas de todos los sectores lo están pasando mal porque no pueden trasladar ese aumento de costes a los precios, pero al final probablemente termine repercutiendo sobre el consumo», señaló. Ante esta situación, «habría que tomar medidas decididas para mantener por lo menos el tejido productivo», como un alivio fiscal, añadió, para no competir con otras regiones en esta materia. «La inflación ha beneficiado a la recaudación y consideramos que habría que deflactar los impuestos para que no se beneficie el Estado de la inflación y se fomente la actividad», manifestó.
Las empresas llegan a esta crisis muy mermadas tras la crisis de 2008 y la pandemia, «pero la capacidad de aguante tiene un límite». Además, Calvo cargó contra la burocracia y las trabas legislativas, que entorpecen la labor. Por ello, una de las prioridades es la reforma de la Administración y agilizar los trámites. «No puede ser que en este escenario las inversiones no se hagan por falta de agilidad, y ahora con los fondos europeos la Administración tiene que ser muy ágil porque si no perderemos esta oportunidad», advirtió.
Para el presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, el próximo año se presenta «agridulce». Por un lado, considera «buena» la normalización de la política monetaria, con tipos de interés positivos, «que es lo normal». Pero, por otro, es muy negativa la incertidumbre creada por los altos precios de la energía y las dificultades que puede haber como consecuencia de la guerra de Ucrania. Además, el nuevo impuesto a la banca, que marca la obligación de pagar el dividendo a los accionistas pequeños ahorradores, «estos lo tendrán que desviar directamente al Estado». Esta medida «tiene que ser temporal y con un reparto justo», por lo que espera que en el trámite parlamentario de la ley se modifiquen algunos elementos de la misma para que «no sea discriminatoria». Por su parte, el presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, apeló al «coraje» para enfrentar estos tiempos adversos. Señaló que «la crisis social va a venir porque hay una desigualdad cada vez mayor, que creará problemas», por lo que apeló a que todos los empresarios tengan «este sentido social». Sobre el impuesto a la banca, recalcó que no afectará a los compromisos de la fundación, que «va a cumplir sus planes hasta el final».
El presidente de TSK, Sabino García Vallina, señaló a los problemas del transporte y la logística como unos de los que más afectan al sector de las ingenierías y los proyectos llave en mano, que han llevado a que los costes de estos servicios se disparen. Además, a este escenario de inflación se llega después de una pandemia que todavía colea y perjudica a los negocios. La crisis del covid provocó retrasos en numerosos proyectos, «pero ahora están saliendo más y cuando hay más el precio se puede mejorar un poco de cara a los clientes». En cualquier caso, el negocio de TSK «va bien, mejor que hace dos años, aunque quisiéramos que fuera mejor».
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La energía es un tema delicado que se mira con lupa, dado que buena parte de la inflación se deriva de ella. El CEO de TotalEnergies, Javier Sáenz de Jubera, maneja varios escenarios y en algunos se señala el segundo semestre de 2023 cuando la situación «puede estar mucho mejor que ahora, con precios del gas, a nivel mundial, parecidos a los de 2021». A su juicio, «todos tenemos que ponernos las pilas porque los horizontes de previsión son diferentes, pero todos vemos que cuando en España y Europa lleguemos a una implantación de las renovables importante los precios de la energía van a ser mucho más baratos».
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