ANA RANERA
OVIEDO.
Sábado, 17 de octubre 2020, 02:33
Oviedo se resistió ayer a quedarse con el silencio y la falta de ambiente festivo de esta ceremonia de los Premios Princesa de Asturias tan atípica. Ya que la entrega de los galardones se llevaba a cabo en el Hotel de la ... Reconquista, hasta allí se trasladaron los asiduos a la cita para demostrar su apoyo a la Familia Real y también a una celebración que da vida y fama a la ciudad.
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A las puertas del hotel, desde por la mañana, fueron dejándose caer los ovetenses y también los visitantes. Como Alberto de Blas y María del Mar Gutiérrez, un matrimonio de Guadalajara que había llegado a Oviedo movido por los Premios. «Llevábamos años intentando venir en estas fechas, pero nunca habíamos podido». Así que ellos se estrenaban en la edición más complicada. «Las circunstancias son las que son, pero queríamos ver el ambiente», contaban. Cerca de ellos estaban Trinidad e Isabel, dos incondicionales a la cita que, año tras año, van a todo lo que pueden y esta edición no iba a ser menos. Aunque no tuvieran la alegría de las gaitas y las multitudes les encanta ir y, esta vez, tampoco fallaron.
Como Ana y Diego Morán, de 4 y 7 años, que ya se están haciendo asiduos. «Vinimos el año pasado, queremos ver a la Princesa con su vestido y a la Reina con su corona», decían ilusionados siendo, los menos conscientes de que esta celebración de los Premios Princesa no tiene nada que ver con ninguna de las que Oviedo hasta ahora había disfrutado.
El ambiente de los galardones también se palpaba por las calles, pues muchos de los escaparates lucían engalanados para la ocasión. 112 establecimientos participaron en una exposición sobre los premiados que dejaba, tras sus cristales, el recuerdo de que la ciudad estaba viviendo su fecha más señalada.
La imagen del Teatro Campoamor, sin embargo, contrastaba con la que ofrece habitualmente a mediados de octubre. Allí no había ni rastro ayer del gentío que, cada edición de los Premios Princesa de Asturias, se congrega a las puertas para ver desfilar por la alfombra azul a la Familia Real y al buen número de invitados que se deja caer por estas fechas por Oviedo.
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Este era el primer mes de octubre en el que Victoria Escapa no engalanaba el balcón de su clínica de rojo y amarillo para la ocasión. Ella aún conserva las fotos de las ediciones pasadas en las que las flores decoraban su pequeño mirador sobre el Campoamor y, al verlas, no podía evitar sentir la tristeza «Normalmente hacíamos una pequeña celebración e invitábamos a gente», contaba Escapa.
Pero esta vez no pudo ser y, aunque a muchos como a Josefina Martínez les dé «mucha pena que todo sea tan diferente», todos albergan la esperanza de estar dentro de doce meses a las puertas del Teatro Campoamor, con las gaitas resonando y disfrutando de unos Premios que volverán a ser lo que fueron.
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