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La Familia Real, durante la audiencia con los galardonados con los Premios Princesa de Asturias 2022. EFE
Una foto con sus ritos y su historia
Premios Princesa de Asturias

Una foto con sus ritos y su historia

Tras el besamanos de jurados y patronos de la Fundación Princesa de Asturias, los Reyes y sus hijas posaron con los galardonados en el salón Covadonga

M. F. Antuña

Gijón

Viernes, 28 de octubre 2022, 14:50

Sonrisas, gestos amables, apretones de manos, alguna que otra reverencia y mucha charla. La recepción a los galardonados con los Premios Princesa de Asturias que habrían de componer la foto de familia que quedará para historia de 2022 empezó a formarse cuando el mediodía caminaba ya rumbo a la una, después de que autoridades locales y regionales –Adrián Barbón, Delia Losa, Alfredo Canteli...– habían dado la bienvenida a los Reyes al salón Covadonga y ellos habían tomado posiciones para afrontar el besamanos de jurados y patronos. Tuvo, por cierto, sus momentos de confusión puesto que la fila iba directa al Rey en lugar de Leonor, situada a la izquierda de quienes hacían el paseíllo y a la derecha de su padre, cuando debía ser la Princesa la primera en recibir el saludo. Fue la Reina Letizia la que indicó a los patronos que siguieran el orden correcto. Hubo cariñosos gestos hacia Graciano García, el director emérito de la Fundación Princesa de Asturias, o la presidenta electa de la entidad, Ana Isabel Fernández Álvarez, con la que la conversación se prolongó un poquito más que con el resto por razones obvias. Por allí pasaron Isidro Fainé, de la Caixa, la responsable de Salud Pública de la OMS María Neira o Esther Alcocer Koplowitz, entre otros muchos.

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Pero el protagonismo iba a ser para los premiados. Anunciados con sus nombres, apellidos y premios por una voz en off. El primero en recibir de manos de la Princesa de Asturias, vestida de Carolina Herrera y luciendo unos pendientes de diamantes de su madre, fue Eduardo Matos Moctezuma. Tras él, los premiados de Investigación Científica y Técnica Yann LeCun y Demis Hassabis, que fueron recogiendo sus pins y situándose a la izquierda de los Reyes y sus hijas mientras llegaban el resto de los galardonados, abrían sus cajitas y se afanaban en la siempre complicada tarea de colocarse las insignias.

La Reina, de Cherubina con un vestido que ya había lucido en Sevilla, y con su hija Sofía al lado con un vestido de Hugo Boss, estuvo especialmente habladora en esta edición. Para todos tuvo unas palabras. Como Ellen MacArthur, de negro riguroso, y los representantes de la Fundación y Equipo Olímpico de Refugiados, con su presidente al frente, Thomas Bach, la ciclista afgana Masomah Ali Zada y el boxeador venezolano Eldric Sella, a quien la Reina saludó con un «nice to meet you» antes de darse cuenta de que comparten lengua materna. Llegó después Carmen Linares, y la Reina le preguntó si estaba cansada; lo mismo con María Pagés. A ambas las vio ayer la Familia Real al completo en su actuación en el Auditorio. Adam Michnik acudió a continuación y aquí la comunicación, por la barrera del idioma, se produjo pero fue más escueta, aunque, eso sí, el periodista polaco optó en su saludo por besar las manos de las damas. Juan Mayorga cerró el desfile y con él doña Letizia demostró su confeso amor por la literatura con un gran apretón y una elocuente sonrisa.

Quedaba componer la foto. Cada uno de los galardonados tiene su nombre escrito en el suelo sobre la alfombra roja estampada que adorna todo el salón Covadonga. Se hace el silencio por medio segundo y se activa el modo ráfaga de las cámaras de los reporteros gráficos. Todos posan contentos pero con la tensión y los nervios del momento. Se rompe la formación y comienzan las charlas, ahora ya en privado y sin testigos, previas al almuerzo.

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