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a. villacorta
Jueves, 15 de octubre 2020, 03:06
«Una auténtica fiesta. El único lugar del mundo donde un escritor se siente una estrella del rock». La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) –Princesa de Comunicación y Humanidades 2020 junto al Hay Festival of Literature & Arts– es, en palabras del ... periodista Álex Grijelmo, «la feria del libro más divertida» del planeta, en la que, durante nueve días consecutivos, la capital del estado mexicano de Jalisco se convierte también en un escaparate político, «en una caja de resonancia para distintas reivindicaciones como el feminismo», en un puente entre escritores y lectores de decenas de países. Pero también en un foco de proyección de la lengua española de primer orden y en una exitosa industria cultural con «un montaje descomunal» que, edición tras edición, congrega a 800.000 personas en una ciudad que la siente como suya.
Y, por si todo eso fuera poco –recordó Grijelmo–, «los ingresos que deja la FIL están evaluados en 300 millones de dólares». Un dato que ayer confirmó la directora general de la feria, Marisol Schulz, durante uno de los encuentros organizados a través de la web de la Fundación Princesa en la que ambos repasaron la historia, los hitos y la evolución del mayor encuentro literario en español del mundo, por donde han pasado dieciséis premios Nobel de diferentes disciplinas a lo largo de sus treinta y tres ediciones.
Pero, como la pandemia ha llegado a ponerlo todo patas arriba, «este año por primera vez, entrará en números rojos», avanzó quien es su directora general desde 2013 (nunca ha tenido a un hombre al frente). Así que la FIL, que tradicionalmente se autofinanciaba y arrojaba pingües beneficios, tendrá que tirar de su caja de resistencia y, también por vez primera, deberá celebrarse de forma virtual el próximo noviembre.
«Jamás nos imaginamos el grado de creatividad que requeriríamos este año», confesó Marisol Schulz, quien también explicó que, junto con el medio, cambiará el mensaje, porque, en los últimos tiempos, «vernos a través de una pantalla nos está saturando», toda vez que «hay una sobreexposición» a actividades y encuentros 'online'. Yeso les ha llevado a diseñar «una programación de mucha calidad pero con menor cantidad» de actos. Porque, de lo contrario, «sería una locura organizar un evento virtual con veinticinco presentaciones simultáneas, que es lo que ocurría en la feria presencial».
Lo que sí se mantendrá será su espíritu, que apuesta por fomentar la lectura desde la infancia (cada año pasan por la FIL 200.000 niños y niñas). «Más del 70%de la gente que visita nuestra feria compra libros y tenemos un gasto promedio por persona de cincuenta dólares», subrayó Schulz, que lidera un equipo de cuarenta personas que trabajan durante todo el año de forma «exhaustiva», movidas «por la pasión», pero que, gracias al apoyo de la Universidad de Guadalajara, «pueden llegar a ser 1.200. Un ejército». Eso, en un país en el que «el libro sigue siendo caro» y en el que aún poca gente tiene acceso a una tableta o un e-book, por lo que llamó a «revisar su circulación» y su fiscalidad «en todo el mundo de habla hispana».
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