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Un día antes de la gran cita. Al anochecer del viernes, estaba en el Casino de Cadavedo un grupo de Santander que se desplaza unos días al Pueblo Ejemplar de Asturias cada año. «Nuestra visión de Asturias es absolutamente ejemplar», me dicen. Sin duda, es una buena forma de conocer los pueblos más singulares de Asturias. El día anterior a la visita de los Reyes, los amigos cántabros se quedan a dormir en el pueblo elegido, en donde siguen hasta el día posterior a la visita de la Princesa de Asturias y sus padres. A esta forma de turismo la podríamos llamar «turismo ejemplar». Sin ninguna duda, se muestra la visión más positiva de estos pueblos y, por extensión, de Asturias. Los santanderinos vieron el pueblo de Cadavéu tal vez un poco más florido de lo habitual, pero no mucho más. Cadavedo, con premio o sin premio, siempre está 'casi' así como está ahora. En esta ocasión, al esfuerzo continuado y constante de los vecinos se unieron los operarios del Ayuntamiento de Valdés que, entre otras cosas, dieron una capa de pintura al antiguo cuartel de la Guardia Civil, podaron unos cuantos matos, se esmeraron en la limpieza de las calles y poco más.
La noche antes del evento, en el Casino de Cadavedo, en vez del 'chunda- chunda' ambiental, jóvenes cadavedanos bailaban y ensayaban la 'Jota de Cadavedo', la 'Danza Prima de La Regalina' y el 'Volve sourire'. Los santanderinos me preguntaban: «¿Siempre bailan?». Les respondí que, tal como lo estábamos viendo, con tanta naturalidad y belleza, nunca. Ni siquiera el día de la visita. Muchas veces, la víspera es muchas veces más bella que la fiesta.
En medio del evento. Creo que las indisposiciones principescas y las lluvias inoportunas no deslucieron el acto. Al contrario, el día estaba asturiano, volátil pero rico en matices. Así es Asturias. He seguido la visita real a través de una retransmisión preparada con profesionalidad y ese plus de empatía con la gente del pueblo. Salieron a relucir La Regalina, el Padre Galo, la vitalidad de un pueblo rural que lucha por seguir siendo, con orgullo y visión de futuro, pueblo. Pero creo que lo mejor del evento real fue que ha emocionado y hecho felices a muchas personas con raíces cadavedanas. Y eso no tiene precio.
El día después. ¿Qué pasará en Cadavéu después del galardón? Ojalá esos 25.000 euros del Premio sirvan para nuevos proyectos e ideas y no se disipen en el olvido. Hay ideas originales, como la de plantar el «bosque de Cadavedo» en tierras comunales del pueblo, o recuperar viejos caminos, desde la costa hasta el mar. Lo importante es que la ilusión continúe y el premio no sea flor de un día, como ha sucedido en algunos de los pueblos que un año fueron ejemplares.
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