«El teatro es escuela de libertad y responsabilidad y ha de estar en el centro de la educación»

Es importante también que el teatro llegue a la zona centro de territorios en los que ahora mismo se sitúa en los aledaños. Es el caso de la educación, y en particular la pública, de la que Mayorga se confiesa defensor acérrimo, como lo es también de la sanidad. «El teatro es una escuela de responsabilidad y de libertad y debería estar en el centro mismo de la educación», apuntó el escritor madrileño.

Su formación en Filosofía y Matemáticas se advierte en cada una de sus palabras, en sus reflexiones pausadas y siempre magníficamente argumentadas, en sus palabras certeras. Porque, además, las matemáticas tienen mucho que ver con el arte dramático y con su propia formación: «A mí me han educado como dramaturgo». Pero sucede que la conexión es múltiple y mágica: «Las matemáticas encuentran expresiones simples para realidades muy complicadas y eso precisamente intentamos en el teatro». Unas y otro son pasiones y son creaciones de la imaginación humana.

Sabe Mayorga que el mundo es digital y tecnológico, pero no duda de que el teatro tiene muchísimo que decir en él. Que ese pacto entre fingidores que se establece entre quienes ocupan el patio de butacas y quienes se suben al escenario «es extraordinariamente poderoso y no puede ser superado por las plataformas». Porque, además, con tanta digitalidad, el cuerpo pide piel: «Precisamente porque todos tenemos una pantalla en el bolsillo, el teatro ofrece una experiencia invencible». Es «salir de casa y encontrarse con otros»; es un arte que «en su sencillez y simplicidad nos hace una oferta extraordinaria». Las razones son múltiples, «es un arca de experiencias» y «puede dar cuenta de cualquier vivencia». Todo cabe. La conclusión es obvia: «El teatro es el arte del futuro».

El presente para él se antoja agotador y magnífico a un tiempo. Porque no va a parar ni un minuto en estos días en Asturias, entre encuentros con lectores, estudiantes y público. Citó a la Santa Teresa que él lleva a escena en 'La lengua en pedazos' con su «me trae molida tanto andar con gentes», pero aseguró que más que esa frase le gusta esta otra: «En la contradicción está la ganancia». Y el hombre que es más tímido de lo que parece está feliz en ese debate entre el cansancio y el gusto que le ofrecen unos galardones que convocan a los asturianos y son compartidos con ellos. «Mi deuda hacia Asturias no deja de crecer», señaló el dramaturgo, quien recordó su estreno como director en Avilés en 2012 en Los Canapés y otras experiencias gratas.

Pero no niega que es grande la responsabilidad de acercarse a lectores de teatro, a espectadores que van a escuchar por vez primera 'La colección', un texto suyo para el que posiblemente proponga en Avilés un par de finales, de juntarse con los futuros actores que se forman en la ESAD y a los que ya considera colegas y parte de esa tribu que es el teatro, y de poder compartir tiempo con estudiantes de Secundaria: «Es una especial responsabilidad encontrarme con adolescentes que están tocando la vida con la yema de los dedos y hablarles sin incurrir en el pastoreo».