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Leonardo Padura. J. C. ROMÁN
«El Nobel lo puede ganar un escritor o el señor de la carnicería de la esquina»
Leonardo Padura, escritor

«El Nobel lo puede ganar un escritor o el señor de la carnicería de la esquina»

«Veo muy complicada la conciliación entre las dos orillas en Cuba. Trump ayudó mucho a la confrontación entre La Habana y Miami»

A. VILLACORTA

OVIEDO.

Miércoles, 1 de junio 2022, 02:36

Leonardo Padura (La Habana, 1955) fue distinguido con el Premio Princesa de las Letras en 2015 y ya lleva varias ediciones como jurado del galardón. El escritor cubano -que tiene pasaporte español y pasa largas temporadas aquí- está a punto de volver a las librerías con 'Personas decentes' (Tusquets), que se publicará en agosto. Una novela en dos tiempos, con dos historias casi paralelas: una que ocurre en torno al año 1910 y protagonizada por el proxeneta más famoso de Cuba, Alberto Yarini y Ponce de León, y otra, que gira alrededor de la visita de Barack Obama a la isla en 2016.

-¿Cómo ve el nivel de las candidaturas este año?

-Posiblemente, todas merezcan ganar el premio. Es una labor ardua la que tiene que desarrollar el jurado, pero el ganador puede estar convencido de que ha sido examinado como si hubiese sido puesto en un escáner. Y los que no ganen, también. Pero, al final, estamos hablando de un territorio tan improbable para medir calidades como el arte. Porque ¿quién es mejor, Goya o Picasso? Es imposible decirlo.

-¿Alguno de los aspirantes suena también para el Nobel?

-Últimamente, el Nobel lo puede ganar lo mismo el señor de la carnicería de la esquina que un escritor.

-¿Alguna preferencia?

-Ojalá que este año sea un autor de lengua española.

-Tradicionalmente, las mujeres están en franca minoría...

-Las mujeres, últimamente, han estado favorecidas en muchos premios y a mí no me gusta para nada que haya una separación entre mujeres y hombres en un territorio como el de las artes. Yo creo que el fenómeno de la igualdad de la mujer no tiene que ver con los premios, sino con las sociedades. Sería mucho más importante que una mujer y un hombre que realizan la misma labor percibiesen un salario igual que poner o decir «todes», que es una barbaridad lingüística. El problema es social y tiene soluciones que deben ser económicas y también políticas. Ahí es donde yo creo que está el problema.

-Hablemos de política: ¿cómo están las cosas en la Cuba de Díaz Canel tras la pandemia? Habla de una crispación y una polarización crecientes.

-La situación en Cuba es muy complicada desde el punto de vista económico, con mucho desabastecimiento y un embargo recrudecido. No sé si los coletazos de esto que está pasando en Ucrania -que es terrible y ya no sé ni cómo llamarlo- van a tener algún efecto. La vida cotidiana en Cuba es un ejercicio que se juega todos los días con un rigor máximo.

-¿Lo peor que le podría ocurrir a la isla sería acabar convertida en un parque temático para turistas, en una sucursal de Miami?

-No creo que eso ocurra de inmediato. Puede ocurrir en un futuro. No sé. No me atrevo a hacer predicciones, pero una de las necesidades de Cuba es la conciliación entre las dos orillas. Una conciliación que, en estos momentos, veo muy complicada por muchas razones. Y creo que el Gobierno de Trump ayudó mucho a que existiera esa confrontación que se está viviendo ahora. Son odios históricos que han sido alimentados durante sesenta años y no va a ser fácil poder superarlos.

-Las relaciones entre España y América Latina tampoco atraviesan su mejor momento...

-Una relación fluida, cercana, activa, es algo muy importante para América Latina y para España. Porque, al final, formamos parte de una comunidad cultural. No solo por la lengua: hay lazos históricos, incluso familiares. Yo llego a Asturias y, cada vez que hablo con alguien, me dice que su abuelo, o su bisabuelo, estuvo en Cuba. Es una relación que se debe estar siempre alimentando, constantemente.

-Las sombras de la conquista salen a la luz. ¿Ya tocaba?

-Nada se puede sacar de su contexto histórico. Cuando en España quemaban herejes, quemaban herejes porque creían en la herejía, y eso está ubicado en un contexto. Es una barbaridad, pero es la barbaridad de un momento histórico específico. Si descontextualizas algo de su momento, de la forma que tenían entonces las personas de pensar, no lo puedes entender.

-¿Entiende que Cataluña rechace el 25% de castellano en las escuelas?

-A mí no me gusta opinar de los asuntos internos de los países en los que no vivo, aunque paso mucho tiempo de mi año aquí y tengo pasaporte español, no soy español. Y entonces soy bastante cauteloso a la hora de hablar de realidades que no conozco en profundidad. Me pasa mucho en mi país: que llega la gente, está quince o veinte días allí y después me trata de explicar a mí cómo funciona Cuba. Y la gente no lo consigue porque ni yo me lo logro explicar, así que es mucho más difícil para alguien que llega y pasa. Lo que sí creo es que poder usar una lengua como la española, que se habla en tres continentes y en países tan grandes y poblados como México, España, Argentina, una parte del Caribe, Centroamérica... es un vehículo de comunicación maravilloso. Hablar español, hoy en día, es un oficio que tienes casi garantizado. Y el conocimiento de la lengua española es importante para cualquiera que viva en el ámbito iberoamericano.

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