«Hay causas biológicas en la obesidad, no es una elección»

«La dieta y el ejercicio no siempre tienen éxito», señalaba ayer en una rueda de prensa en el Hotel de la Reconquista Daniel J. Drucker, uno de los galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Según aseguraba este especialista, hay personas que necesitan «algo más» y ese algo son los fármacos que este científico desarrolló junto con el resto de galardonados en esta categoría, Jeffrey M. Friedman, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov (presentes ayer en Oviedo) y Joel F. Habener. Ellos son quienes están detrás de la semaglutida –el principio activo con el que se producen medicamentos como el Ozempic– y recordaban, durante su intervención, que su objetivo es «mejorar la salud de los pacientes».

A pesar de esa intención firme, este fármaco no es asequible todavía para todos los bolsillos. «Mucha gente no se lo puede permitir, así que necesitamos soluciones mejores», apuntaba Drucker. «Ahora se están desarrollando pastillas que son más baratas de fabricar, distribuir y comercializar», aseguraba e insistía: «Va a ser mucho más barato y cómodo» de adquirir en el futuro.

Llegar a más personas es uno de los retos de estos investigadores que, según contaban, han conseguido que estos medicamentos funcionen ya «en niños de seis años». Igualmente, se mostraban prudentes y recordaban que «hay que decidir si tratarlos o no tratarlos porque los niños crecen y es una decisión difícil que tendrá que tomar el personal sanitario» conociendo cada caso en particular.

Decidan lo que decidan, Holst recordaba que «los estudios en adolescentes obesos dan resultados maravillosos» y Friedman añadía a las palabras de su compañero: «Si perdemos peso, mejoramos también en el resto de enfermedades».

La salud es siempre la prioridad de sus estudios y de sus avances, aunque son plenamente conscientes de que «por desgracia hay muchos pacientes que quieren tratarse la obesidad por el estigma que tiene el exceso de peso». Es un lastre para muchas personas y, por eso, estos expertos quieren que la sociedad aprenda de una vez por todas que «la obesidad no es una elección, hay causas biológicas» que la provocan.

Sabiéndolo, Friedman aseguraba que él no sueña «con un mundo sin obesidad, pero sí con un mundo en el que todos tengamos una mejor salud». Es un deseo compartido por la mayoría, que también están estudiando el efecto rebote que podrían tener estos medicamentos en sus consumidores. «Hay quien recupera peso al dejar la medicina, pero otros no», señalaba Drucker. «Estamos ahora averiguando qué personas lo necesitan más tiempo y qué personas lo necesitan menos», explicaba, convencido de que están dando «pasos de gigante».

Sus avances son innegables y Drucker manifestaba la necesidad de conseguir «lo mejor para la sociedad y la salud», logrando que las personas «mantengan el peso deseado» que tantos quebraderos de cabeza protagoniza a lo largo y ancho del mundo. Eso sí: «Antes de tomar el medicamento, cualquier profesional sanitario puede dar información sobre cambios en el estilo de vida» que ayuden a iniciar un camino que frente a la obesidad, basándose en la alimentación y el ejercicio.

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