M. F. ANTUÑA
OVIEDO.
Domingo, 24 de octubre 2021, 01:46
En uno de los 76 clubes de lectura que ayer participaron en el Palacio de Congresos de Oviedo en el encuentro con el escritor francés Emmanuel Carrère, Premio Princesa de las Letras, le advirtieron y transmitieron en tono de broma un parecido: «¿Se ha dado ... cuenta de que se parece a Lou Reed en su época más crepuscular?». Él respondió que no, pero tomó nota y soltó de inmediato un «take a walk on the wild side». Y, efectivamente, el lado salvaje es el que más ha frecuentado en una carrera que repasó de la mano de Antonio Lucas, que guió el camino por 'La escritura y la vida', que así se tituló el acto. ¿Son lo mismo para él? «Formo parte de esas personas quizá un poco discapacitadas que no podrían vivir sin escribir, así me relaciono con el mundo, sin ese instrumento no sabría qué hacer con mi vida», aclaró.
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Contar historias ha sido su vida. Primero como periodista y después como escritor, aunque, para él, no deja de ser lo mismo. No cambia el chip. Entre los 25 y 35 años, en un buen momento para el periodismo escrito en el que había medios y posibilidad de hacer reportajes con tiempo, ejerció el que considera sigue siendo su oficio. «Es lo mismo, no hay una diferencia en la manera que escribo como periodista o como autor de libros, la única es la longitud del texto», señaló ante las 800 personas que le escucharon en Oviedo. Él es un tipo muy concreto de periodista: «Soy de reportaje, no trato de expresar mi opinión, sino de ir al terreno, encontrarme con la gente, tratar de entender una situación, sumergirme en los problemas de la gente, en sus complicaciones, sus ambigüedades».
La imaginación no es su aliada. Él se lo juega todo a la realidad, ya sea la suya propia o la de vida ajenas. «Yo necesito un tema, necesito un hueso que roer, sin él no puedo escribir nada», señaló. Y ese hueso lo halla en el encuentro entre algo objetivamente interesante y el eco íntimo que despierta en él. Ahí hay un libro. De ahí nació 'Limónov', que primero fue reportaje y luego novela.
Es un adicto a la realidad y gusta también de recurrir a la suya propia. «Cuando te desenmascaras tú corres menos riesgo de que te desenmascare otro», dijo, y explicó que ha escrito dos libros en los que él es protagonista, 'La novela rusa' y 'Yoga', y ambos le acarrearon problemas, uno con su madre y otro con su exmujer. «Sobre uno mismo se puede escribir lo que se quiera, pero siempre hay riesgos de daños colaterales y hay que evitarlos». Con su madre vivió una situación complicada que se acabó resolviendo y en 'Yoga', una crónica de su bajada a los infiernos, su ex le pidió expresamente no aparecer. «La ausencia de una persona que era central en mi vida en ese momento crea un efecto un poco extraño y pienso que quizá sea una forma de contar la verdad sobre el final de un matrimonio, pero también puede que lo diga para consolarme. Cuando se habla de personas reales con las que hay un vínculo afectivo fuerte es complicado escribir», reconoció.
Pero precisamente la literatura ha sido para él un bálsamo, una forma de catarsis la depresión que sufrió y le llevó a ingresar en una clínica. «Tener un oficio que te permite hablar de ello, representarlo, es útil», señaló. Y luego caminó directamente hacia lo que parece más obvio como los descubrimientos más notables que se ha llevado de esas situaciones complicadas en su vida: «El aprendizaje que yo he sacado de la crisis que relato en 'Yoga' es tomar conciencia, darme cuenta de que esos momentos no son absolutos por mucho que te los tomes como una verdad definitiva, poco a poco vas dejando distancia y comprendes que esas frases, esos clichés de las abuelas, como por ejemplo que 'todo va a ir a mejor', o que 'después de llover escampa' son verdad, pero siempre con una condición y es saber que también más adelante las cosas irán mal».
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La última realidad que le tiene absolutamente enganchado y de la que, probablemente, acabará por surgir un libro es el juicio de los atentados de París de 2015. Reconoció que si retrasó tanto su llegada a Oviedo fue para no perderse esas sesiones judiciales en las que se ve el horror y también la luz de la solidaridad. Lo citó en su discurso en el Campoamor y se explayó aquí aún más: «Nunca puedes estar seguro de si va a ser un libro, estamos en los albores de la historia, empezó hace mes y medio y durará hasta finales de mayo. Ahora me parece algo absolutamente apasionante, y me gustaría ir más allá, algo que no sea una compilación de crónicas judiciales, pero no sé qué forma va a tener». Sí cito a Javier Cercas y su 'Anatomía de un instante' como un referente válido. Es material inflamable el que trabaja con un atentando que conmovió a todo un país y que ha afectado a centenares de personas que siguen viviendo esa pesadilla. «Hoy cuando hablo de algo, solo hablo de esto, me cuesta salirme de ese juicio, te fagocita, te come el corazón, te ocupa la cabeza», resume el autor galo.
No es para él escribir un ejercicio de doble vida porque es la vida misma: «Profundizar en ella, experimentarla, describirla, es vivirla», concluyó Carrère. Sigue la vida para Carrère, que también se ha prodigado en el cine con idéntico ánimo periodístico. Su último filme, 'En un muelle de Normandía', protagonizada por Juliette Binoche, se proyectó ayer en Oviedo.
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