![«Enseñamos a las máquinas, como a nuestros hijos, a hacer cosas buenas»](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202210/29/media/cortadas/77538714--1248x1882.jpg)
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OLGA ESTEBAN
OVIEDO.
Sábado, 29 de octubre 2022, 01:57
Sin parar de sonreír, sin prisa para contestar a todas las preguntas que se le plantearan, bromeando, encantado con el espectáculo de flamenco de la tarde anterior... Así atendía Yann LeCun, Premio Princesa de Investigación Científica y Técnica en la mañana de ayer en ... el Reconquista. Un rato después cambiaría la ropa informal por la elegancia de la pajarita para la foto oficial con los Reyes, sin mudar la sonrisa y la satisfacción.
-¿Qué signfica para usted recibir el Princesa de Asturias?
-Es un gran honor. Todo el evento es desbordante, siento el entusiasmo de las personas, los establecimientos, la calle... Es sobrecogedor, extraordinario. Es un evento de gran relevancia y es un honor recibir el galardón junto con los otros premiados.
-¿Y para su trabajo? ¿Qué supone para la Inteligencia Artificial?
-El impacto más importante es la capacidad que tienen los premios de inspirar a los jóvenes para los ámbitos de investigación del futuro. Hemos tenido un encuentro con niños que habían imaginado un futuro con Inteligencia Artificial y fue verdaderamente asombroso. También hemos estado con estudiantes de Ingeniería Informática y es muy satisfactorio ver el interés que despierta nuestro trabajo.
-¿Cuáles son los principales beneficios que nos puede reportar la Inteligencia Artificial y, en concreto, el 'deep learning', como sociedad?
-A día de hoy existen ya dos avances de los que en ocasiones no somos conscientes. Por ejemplo, en la Unión Europea, cada coche nuevo ha de tener un sistema de frenado automático, el ABS, que evita colisiones. El sistema utiliza las redes convolucionales que yo he inventado. Reduce las colisiones en un 40% y, por lo tanto, salva vidas. También se aplica en medicina, en las imágenes que analizan resonancias magnéticas, mamografías... Y en técnicas para acelerar la prueba, que no haya que estar cuarenta minutos en una camilla para una resonancia. Y hay otras personas trabajando en el descubrimiento de nuevos fármacos, para diseñar por ejemplo nuevas proteínas. Tenemos mucha esperanza que nuestros descubrimientos de las proteínas sean usados por otros científicos.
-¿En qué otras aplicaciones se está usando?
-La mayor aplicación del 'deep learning' es en los motores de búsqueda. Cuando haces una búsqueda en Google, los resultados que arroja están basados en 'deep learning'. Cuando nos conectamos a Facebook o Instagram, aquello que vemos está basado en 'deep learning' y lo que no vemos, también, porque se usa para eliminar comentarios violentos, contenido de acoso, pedofilia, odio... se elimina automáticamente a través de sistemas de Inteligencia Artificial. Antes, los sistemas eliminaban un 40% del discurso de odio; hoy por hoy esa tasa se sitúa en el 95%.
-Es evidente que las aplicaciones son infinitas. ¿Dónde está el límite ético, la línea roja?
-Existen muchos límites. Estos sistemas son muy potentes, hay áreas que pueden superar el rendimiento humano. Tenemos aplicaciones en nuestros teléfonos móviles que reconocen una planta o un insecto con una sola foto, que pueden traducir 200 lenguas... Son sistemas de 'súper rendimiento', pero hablamos de dominios limitados. No tienen consciencia, no tienen sentido común y, fuera del dominio en el que funciona, cometen errores muy tontos. Trabajamos para que las máquinas aprendan como nosotros. En ocasiones, los sistemas más inteligentes de Inteligencia Artificial son menos inteligentes que un gato. Hoy, un joven puede aprende a conducir un coche con veinte horas de práctica, pero aún no tenemos un coche completamente autónomo. Los bebés y los animales, en sus primeras semanas de vida, aprenden muchísimo de su entorno. Pero ese sentido común no sabemos reproducirlo en las máquinas. Una vez que avancemos en ese ámbito, en el aprendizaje autosupervisado, nos abrirá las puertas a sistemas mucho más inteligentes. Puede ser una cuestión de cinco, diez, veinte años... No lo sabemos.
-¿Más inteligentes que los humanos?
-Sí. No va a pasar mañana, pero sí, en un futuro, incuestionablemente, las máquinas van a ser más inteligentes que nosotros. Pero debemos verlo como una ventaja, nunca como una amenaza. Si trabajas en un sector, en un proyecto, intentas trabajar con otras personas que sean más inteligentes que tú. Al menos eso es lo que yo hago: rodearme de personas más inteligentes que yo. Y esto será lo mismo, tendremos un colaborador, un ayudante, que será más inteligente que tú, pero tú seguirás siendo el jefe.
-Pero hay más miedo a las máquinas que a las personas, aunque quizás a veces debería ser al revés...
-Sí. Las máquinas llevarán integradas valores alineados con los nuestros, porque nosotros las diseñamos. Sus objetivos estarán alineados con los nuestros. Pero eso es imposible de hacer con las personas, en muchos casos ni siquiera es ético. Eso lo hacemos con nuestros hijos. Cuando criamos a nuestros niños les enseñamos a que se comporten bien, que hagan cosas buenas... Pues hacemos eso mismo con nuestros sistemas.
-Hablaba de un plazo de hasta veinte años para tener máquinas más inteligentes que nosotros. Pero ¿y los robots domésticos?, ¿eso está más cerca?
-Cuando las máquinas aprenden más que los animales y las personas tendremos conducción automática, robots domésticos y sistemas que entenderán el mundo, a las personas, y que nos pueden ayudar en nuestra vida diaria o incluso a filtrar la información que recibimos todos los días y a prestar atención a lo importante. No podemos olvidar que dentro de unos años no llevaremos móviles, sino gafas de realidad aumentada, con cámaras y mucho más, con un sistema virtual que nos ayudará en nuestra vida. Me disculpo ante la intérprete (que está traduciendo esta conversación), porque dentro de quince años no la vamos a necesitar.
-¡Quizás también venga una máquina a hacer la entrevista!
-No, no, no. La máquina no va a sustituir a la periodista, pero te va a ayudar a escribir el artículo, a completarlo, pasará el corrector ortográfico, lo enlazará con otro artículo que hayas escrito antes sobre el tema.
-Una imagen generada por ordenador ha ganado un premio de arte. ¿También van a poder las máquinas tener sensibilidad artística?
-Sí, ya ha ocurrido. No entendemos completamente el proceso de creación, pero en los últimos años hemos avanzado en modelos que podemos entrenar con muchísimas obras de arte, imágenes, dibujos... Y podemos hacer que generen imágenes. Algunos artistas se sienten amenazados, es comprensible. Pero es una herramienta más. Piensan que su trabajo va a desaparecer, como cuando llegó la fotografía digital, pero lo que hace es que eleva el valor del arte genuino, auténtico, realizado por personas. Puedes comprar un jarrón hecho por máquinas, barato. Pero si lo hace un artista reconocido puede costar 300 euros porque es una pieza única. Formas de arte como el flamenco o el jazz -me encanta el jazz- son medios para comunicar las emociones humanas. Las máquinas nunca van a reemplazar eso, porque es una creación humana genuina.
-¡Me quedo más tranquila!
-(Ríe).
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