Son humanas, sí, pero cumplen muchos de los requisitos que las hacen parecer superheroínas. De las deportistas Lindsey Vonn, Teresa Perales y Carolina Marín hablan sus hitos deportivos: todas ellas medallistas olímpicas, ganadoras de campeonatos de todo alcance y premiadas en Asturias en 2019, 2021 y 2024, respectivamente. Ayer hablaron ellas en la Fábrica de Armas para deleite de un público interesado y entregado entre el que había muchos niños –y mayores– encandilados por sus logros, pero, sobre todo, por los valores que representan.
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Son las tres ejemplo de superación deportiva y personal. Por eso que durante su distendida charla con la periodista y jurado del Premio Princesa de los Deportes Paloma del Río abordaran momentos dulces: las medallas, los reconocimientos, la preparación previa cuando todo va bien... Y también los amargos, empezando por las lesiones. La más reciente, la de la jugadora de bádminton: «Los últimos cinco años, el camino ha estado lleno de piedrecitas», dijo Marín, que ahora está aprovechando para hacer lo que no puede cuando está en la vorágine, como estar con la familia. «Además, parece que el Campeonato Europeo de Bádminton de 2026 será en Huelva», incidió.
Su labor tiene mucho de esfuerzo físico, pero también es mental, «el cerebro también lo tenemos que entrenar», recordó Marín. Uno ejercicio mental más especial de lo habitual tuvo que hacer la nadadora paralímpica Teresa Perales, que atesora 28 medallas, igual que Phelps, este ciclo. «He competido en todos los Juegos de este siglo, pero este último era diferente porque mi discapacidad ha ido a más impidiéndome también mover un brazo, por lo que ha sido como aprender a nadar de nuevo. Muchos me decían que me retirara, pero fue cuando más que nunca quería seguir; cuando vas más allá es cuando puedes llevarte sorpresas y yo quería darlas». Ahora lleva la cuenta atrás para Los Ángeles, «y mientras pienso en el Europeo y el Mundial».
Lindsey Vonn regresó a Asturias y «he vuelto a ponerme nerviosa y a recordar lo que viví aquí junto a mis hermanas». Y ahora se ha convertido en delegada de los Premios en Estados Unidos, donde confesó que no se conocen mucho, «ya se sabe, a veces en América no salimos de América». La esquiadora aconsejó que, para competir al más alto nivel, hay que «sacrificar y creer en ti mismo porque la gente te dirá que no puedes, pero debes confiar».
Lo que supone tantas horas de entrenamiento diario, compaginarlo con los estudios e independizarse muy jóvenes despertó el interés de los niños presentes, que las tienen como referentes. El apoyo de la familia, esforzarse y mantener la ilusión fueron sus respuestas. «Cuando aprobé Selectividad, aposté por el bádminton y me salió bien. Pensé que una carrera deportiva sí tiene fecha de caducidad, pero no los estudios. Nunca he tenido prisa por volver a estudiar, pero sé que quiero retomarlos», declaró Marín. Y a la ahora de elegir sus Juegos favoritos, Lindsey se decantó por Vancouver, Teresa por Pekín, Carolina por Río y Paloma por Barcelona.
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Varios minutos de aplausos sonaron mientras se despedían. Y ahí al público seguro que le pasó como confesó Carolina Marín que le está pasando, que ni quería que el viernes acabara la gala de entrega ni que lo haga esta semana.
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