Kipchoge cruza la meta en Viena tras correr la distancia del maratón en menos de dos horas, una marca que no es oficial. AFP
Premio Princesa de Asturias de los Deportes

El atleta que se empeñó en llevar la contraria a la razón

Pocos creían que se pudiera bajar de las dos horas en el maratón, pero Kipchoge demostró que listón nunca está demasiado alto

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

GIJÓN.

Viernes, 19 de mayo 2023, 03:02

Eliud Kipchoge no es un atleta cualquiera. Su vida ha sido una carrera de fondo con final en lo desconocido, en un territorio que nadie se había atrevido a explorar. Este keniata del distrito de Nandi, que empezó a correr para acudir cada día ... al colegio, se convirtió por méritos propios en el mejor maratoniano de la historia desafiando las leyes de la ciencia y el deporte. Muy pocos creían posible que el hombre bajara de las dos horas en la maratón. Kipchoge lo consiguió y demostró que el listón nunca está demasiado alto para un atleta que ha jalonado su trayecto de los mejores premios y con plusmarcas estratosféricas.

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En la pista empezó a enseñar todo un potencial que iría cincelando a lo largo de su vida. El Mundial de París de 2003 fue escenario de su primera gran exhibición, doblegando al entonces intocable El Guerrouj en los 5.000 metros. Se colgó el bronce olímpico en 5.000 en Atenas 2004, la plata olímpica en Pekín 2008 y, entre medias, logró otra plata mundial y un bronce mundial indoor en 3.000 metros. Cuando decidió dar el salto al 10.000 metros entendió las dificultades de mantenerse en el podio en las grandes competiciones. Aquella frustración le hizo cambiar de objetivos y buscar otras metas.

En abril de 2013 decidió dejar atrás el anillo y concentrarse en la prueba reina. Ese mes debutó en la maratón con un prometedor 2.05.30, que le permitió ganar en Hamburgo. A partir de ahí cada intervención suya ha sido sinónimo de éxito. Hasta el chasco de este año en Bostón, Kipchoge acumulaba 17 victorias en 19 pruebas.

Icono atlético, icono de la lucha contra las barreras imposibles, Kipchoge aceptó el desafío de Ineos y en 2019 corrió en Viena en 1:59:40. Fue en un maratón no homologable, con un recorrido diseñado a medida para ver la rebaja imposible de las dos horas, con liebres con ritmos muy marcados y turnos, con un camino claramente indicado. Todo para que se pudiera lograr el reto que se le escapó a Kipchoge ya previamente, en 2017, en Monza.

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El pasado año, de nuevo en Berlín, en un 'major', Kipchoge llegó hasta los 2:01:09 en un terreno totalmente legal. Una marca impensable, un récord del mundo de otra galaxia que sirvió para situar el maratón en una nueva dimensión.

Conseguir estos hitos requiere un enorme sacrificio. El atleta keniano lleva una disciplina espartana que rige su vida. Se acuesta a las nueve de la noche, duerme ocho horas hasta las cinco de la mañana, descansa tras la comida con una siesta, bebe unos tres litros de agua diarios, cuida la comida con proporciones nutricionales, entrena entre dos y tres veces al día, según la altura de la temporada, y se realiza a nivel personal con la lectura y la filosofía. El umbral del dolor adquiere otra dimensión cuando se habla de Kipchoge: Resulta chocante verle sonreir cuando las cosas se ponen difíciles durante las carreras. «La forma en que piensas sobre el dolor es la forma en que será tu vida. Necesitas sufrir dolor para tener éxito», asegura.

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Su reto más inminente también tiene que ver con el maratón. Quiere ser el primer atleta de la historia en completar la corona de victorias en los 'six majors'. De momento ha ganado los maratones de Londres, Berlín, Chicago y Tokio. Le quedan Boston y Nueva York. «Soy un hombre que ama leer libros y el libro que hay enfrente de mí es uno de mis favoritos. Es un libro de historia, lleno de recuerdos de toda una vida. Los capítulos me llevan a lugares de todo el mundo. Todavía hay muchas cosas en mi lista de deseos, pero la principal es correr los seis grandes maratones y ganarlos todos: ése es mi próximo reto», dijo Kipchoge antes de caer derrotado en Boston hace pocos meses, en la 'peor' maratón de su carrera.

El otro objetivo que tiene en mente Kipchoge es repetir el triplete de victorias en los Juegos Olímpicos de París 2024 tras las medallas de oro en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2021. De lo que no hay duda es de que en el libro de oro del atletismo mundial Eliud Kipchoge ya tiene su nombre escrito junto al de otras leyendas que perduran en el tiempo como Abebe Bikila, Haile Gebrselassie, Emil Zatopek o Paul Tergat.

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Kipchoge solo participa en carreras seleccionadas en las que sabe que puede dejar huella y que, de paso, le ayudan a incrementar su economía. Dinero, por cierto, con el que el ayuda a sus compatriotas con su propia fundación centrada en la educación y el medio ambiente.

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