«No se trata de sacar el plástico del mar, que hay que hacerlo, sino de pensar en cómo evitar que llegue ahí». Ellen MacArthur (Derbyshire, Inglaterra, 1976), Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2022, forjó entre las aguas, precisamente, esa filosofía que promueve la optimización de unos recursos que son finitos. Una búsqueda de las maneras más eficaces de minimizar los residuos generados y aprovechar las materias primas que la ha hecho merecedora del galardón que recogerá mañana en el Teatro Campoamor.
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La exregatista profesional, que hizo historia en 2005 al completar la vuelta al mundo en solitario más rápida hecha por ningún navegante, compartió ayer los conocimientos adquiridos en materia de economía circular con representantes de áreas de sostenibilidad y medio ambiente, del mundo académico, tercer sector y tejido empresarial en la sede de EdP, a quienes transmitió la importancia de «no quedarse en los síntomas, sino ir a la causa» de un problema que atañe a todos los ciudadanos del mundo. «El momento más profundo de mi viaje -dio la vuelta al mundo sola, en 71 días- fue ese cambio de la línea recta al círculo; cuando te planteas qué es el círculo en tu vida, todo cambia», indicó en respuesta a la petición de la consejera de EdP España, Ana Paula Marques, de una reflexión que cada uno de los asistentes pudiera digerir en su hogar para hallar la manera de aportar su granito de arena a la causa.
MacArthur hizo así alusión a la necesidad de que los productos «circulen por la economía», en lugar de seguir el camino unidireccional de explotar, producir y desechar. Se refirió, con mayor énfasis, al plástico, «un material fantástico, pero que no se usa donde se debe, por lo que una gran parte acaba en el medio ambiente». Este es uno de los caballos de batalla de la fundación que lleva su nombre, nacida en 2010 para intentar cambiar los hábitos de producción y consumo de la economía mundial. «Está por todas partes» y, para empeorar la situación, «los envases de plástico siguen sin ser reciclables», salvo en una pequeña parte. Para dar ese paso y reducir la dependencia de este material, MacArthur insta a transformar todo el sistema, desde los productores hasta los usuarios, «y ahí entra en juego la política».
Pese a que el panorama es sombrío porque «la situación económica es compleja y la covid no ha ayudado», se han dado pasos adelante. Como que las empresas «no solo entienden la necesidad de este cambio, sino que se han dado cuenta, cada vez más, de qué tienen que hacer para cambiar». De hecho, en el encuentro, Ana Fernández Iglesias, responsable del equipo de I+D en Recursos Sostenibles de Arcelor, preguntó a la exregatista cómo se puede convencer a un CEO de que invierta en innovación para extender la economía circular. Para el responsable de una empresa, según MacArthur, aplicar esta filosofía «tiene sentido económico», aunque reconoció que la mayoría de los primeros ejecutivos «todavía no han llegado a este punto», por lo que es necesario seguir remando en esta dirección.
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La economía circular abarca todos los sectores y, en este sentido, la galardonada aseguró, con rotundidad, que es posible cambiar las pautas de diseño y producción en la industria de la moda, en respuesta a otra de las preguntas. En su opinión, «hay que incentivar a los diseñadores» para que los materiales que utilicen en sus creaciones puedan emplearse luego «en otras prendas o en lo que sea que dé valor a la economía».
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La comunicación es una herramienta poderosa y, sobre todo, cuando se trata de poner patas arriba las bases del sistema productivo mundial, recordó la premiada, que de forma reiterada se refirió al «diálogo» entre los distintos agentes que forman parte de la economía. Por ello, resaltó que el Premio Princesa a la Cooperación Internacional supone una espaldarazo a la labor que realiza la Fundación Ellen MacArthur -«en la que no estoy solo yo, somos muchos»-. «Que se dé un premio a la economía circular es muy importante para esta transición» con la que se pretende dejar atrás el sistema lineal; «sube el rasero para todos y sube la conversación».
Un reconocimiento que acoge con profunda satisfacción, precedido de una bienvenida «impresionante», como nunca habían recibido los miembros de la fundación y ella misma. «Me siento muy honrada y privilegiada porque no todos los días recibes un galardón tan prestigioso y creo que no me lo merezco», señaló. Pero los presentes en la conversación, guiada por la también regatista Theresa Zabell, sí consideran que su esfuerzo es digno de elogio y sus palabras inspiradoras para llegar a buen puerto con esta transformación global.
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