-Todo empezó con unos médicos visionarios en avioneta...
-Así es. Y se siguen manteniendo para hacer rescates de forma benéfica, pero ahora también se han convertido en una empresa social. Es decir: si viajas a África y te tienen que rescatar, tu seguro puede contratar una de nuestras avionetas y ese dinero revierte otra vez en nuestros programas. Además, trabajamos en enfermedades infecciosas y patologías olvidadas como el tracoma, en temas de agua, saneamiento e higiene, investigación e innovación, y tenemos servicios de cirugía y diagnóstico especializado.
-Otro de sus proyectos estrella lucha contra la ablación y la sustituye por otros ritos. ¿Cómo lo logran?
-Con ritos de paso alternativos, porque se practica cuando se pasa de la niñez a la madurez. Además de la parte quirúrgica, trabajamos con las comunidades, hablando también con los hombres para explicar todo el daño que hace. Son conceptos culturales muy arraigados. Solo tenemos que pensar en España: hasta hace poco, se tiraban cabras de los campanarios. Así que se sigue haciendo una celebración, pero, en lugar de practicar la mutilación genital, en algunas de las comunidades masáis en las que estamos trabajando, lo que se hace ese día es que todas las mujeres se cortan el pelo entre sus desfiles y sus cantos.
-¿Es optimista sobre la erradicación de esta lacra?
-Al igual que Naciones Unidas, tenemos como meta acabar con la mutilación genital femenina de aquí a 2030. Es uno de los objetivos principales de nuestra organización.
-¿Les ha afectado la crisis?
-Indudablemente. Hemos sufrido un descenso profundo de los fondos dedicados a la ayuda al desarrollo.
-¿Y los escándalos que salpicaron recientemente a algunas ONGs?
-Afortunadamante, no. No hemos perdido socios, pero sí hay más reticencia a asociarse. Es una pena, porque se perjudica el trabajo de muchísimas personas comprometidas que trabajan muy bien. No se debería castigar el trabajo de todas las ONGs.
-Con 5.000 euros hacen 25 operaciones y con 3.600 forman a una matrona. ¿Será el premio una forma de lograr más fondos para su lucha?
-Esperemos que sí. Necesitamos socios, colaboraciones con el sector privado, cualquier tipo de donación o legado, porque con muy poco se puede hacer mucho. Con 2,5 euros conseguimos kits para las matronas que salvan vidas. En África, mueren cada año 200.000 mujeres durante el embarazo o el parto, en la zona subsahariana solo el 42% da a luz en una infraestructura sanitaria y una matrona cualificada puede ayudar a traer al mundo de forma segura a cien bebés. Es una tarea espectacular.
-Vallas con cuchillas y pateras naufragadas. ¿Qué nos pasa con África?
-He vivido once años seguidos en el continente y es muy duro. Que una mujer ponga a su hijo en una barca para que se salve de la penuria, que se intente que no lleguen a la costa con medios tremendos me parece muy fuerte. Todos somos seres humanos y no elegimos dónde nacemos. Yo invitaría a todo el mundo a viajar a África. Te marca para siempre.
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