La suya es una vida a contracorriente. Nice Nailantei Leng'ete tiene 27 años, es masái y su destino estaba escrito: debía dejar el colegio y casarse. Pero se rebeló. Dos veces huyó de la mutilación genital femenina, sinónimo en aquel territorio de boda y ... abandono de las aulas, y comenzó entonces una batalla sin cuartel contra un calvario, una tortura, un absurdo basado en la tradición. En Nomayianat, un pueblo de Kenia muy cercano a la frontera con Tanzania, nació y creció la responsable del proyecto contra la ablación de Amref, que trata de acabar con la práctica a través de la puesta en marcha de rituales de paso alternativos. Ella se subirá a las tablas del Teatro Campoamor de Oviedo el viernes próximo para recoger, junto a otros responsables de Amref, el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.
-El mundo vive en estos momentos una revolución de las mujeres. ¿Ha llegado esa revolución también a África?
-Los cambios suceden. Ahora tenemos mujeres ejerciendo roles de liderazgo: en la política, en la empresa... Y en las comunidades de África hay mujeres, niñas, hombres y niños que trabajan juntos para empoderar a las mujeres y las niñas. No hemos terminado todavía, pero hay esperanza, porque el cambio ha comenzado y se está fortaleciendo.
-Ha estado toda su vida luchando contra la mutilación genital femenina. ¿Cuál es la hoja de ruta para conseguir su erradicación?
-El objetivo de Amref Health Africa, que por supuesto comparto, es poner fin a la mutilación genital femenina en África en el año 2030. Eso significa que todos deben tener un papel activo: debemos llegar a más líderes políticos, más ancianos, más mujeres, más hombres, más niños, más niñas, más circuncidantes. Necesitamos llegar a más personas a través del diálogo comunitario y el trabajo conjunto. Necesitamos empoderar a más niñas para que tengan una educación y convertirnos en líderes para poner fin a prácticas dañinas como la mutilación y el matrimonio infantil. Necesitamos espíritu de ganadores para continuar el trabajo. Soy consciente de que cuando intentas cambiar de cultura no es fácil, por eso la palabra clave es paciencia; es un cambio que lleva tiempo, no días ni semanas, sino años.
-¿Qué papel deben de jugar la comunidad internacional y el resto de mujeres del mundo para conseguirlo?
-Es necesario que todos participen: ancianos, mujeres, niñas, hombres, gobiernos, líderes mundiales. Es solo a través del trabajo conjunto en todos los niveles como finalmente veremos la erradicación de la mutilación genital femenina en todo el mundo.
-Viaja por todo el planeta hablando de este horror. ¿Cómo ha evolucionado la visión que se tiene de él en distintos lugares?
-Depende. En algunos de los lugares donde he hablado, el tema de la mutilación genital femenina es bien conocido y los estudiantes incluso lo aprenden en la escuela; pero también hay otros territorios donde no se conoce en absoluto e incluso puede que para muchas de las personas que me escuchan sea la primera vez que se enfrentan a él a través de mi propia experiencia.
-Usted escapó dos veces de la mutilación. ¿Cómo recuerda esos momentos, cómo fue el instante en que decidió enfrentarse a su familia y decir no?
-Dos veces me escapé de la mutilación genital. La primera vez, cuando tenía ocho años. Mi hermana mayor y yo huimos a las cuatro de la mañana y nos ocultamos en un árbol. Cuando mi familia nos encontró, ambas sufrimos palizas. La segunda vez que huí lo hice sola, sin mi hermana, ella pensó que si se quedaba atrás podría salvarme porque era más joven. Después de que me hubiese escapado la segunda vez comencé a hablar con mi abuelo sobre que no quería pasar por la mutilación porque pretendía seguir yendo a la escuela. Después de bastante tiempo, finalmente estuvo de acuerdo. Pasé mucho miedo, tanto que incluso cuando estaba escondida en el árbol estaba pensando que me encontrarían allí y me obligarían a pasar por la mutilación. Estaba preocupada porque vi la muerte a causa de una circuncisión y pensaba que yo también podía morir; pero es que si sobrevivía no podría volver a la escuela, porque pronto estaría casada. Pero finalmente no ocurrió y pude volver a ir al colegio.
-Supongo que aquí no somos capaces de imaginar lo duro que es pasar por una situación así. ¿Puede explicárnoslo?
-Vi el dolor; vi la muerte a causa de la ablación. Desde que tenía siete años solía asistir a estas ceremonias en mi comunidad con niñas que se sometían a la mutilación genital. Vi a mis amigas salir de la escuela y casarse muy jóvenes.
-¿Qué otros muros deben romper las mujeres africanas en el futuro, además de este?
-La educación es muy importante. Las niñas necesitan tener igual acceso a la educación que los niños. Si una niña puede terminar su educación, hay muchas más oportunidades para que ella pueda tomar decisiones sobre su propia vida.
-Está en la lista de la revista 'Time' entre las personalidades más influyentes del mundo. ¿Qué significa eso para su causa?
-Es un honor estar en el Time 100. Realmente espero que le muestre a la gente lo importante que es nuestro trabajo contra la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. Definitivamente, está ayudando a crear más conciencia, ya que puedo hablar con más y más personas sobre estos problemas. Espero que atraiga más gente a la lucha para finiquitar estas prácticas. Se ha hecho mucho; pero aún nos queda un largo camino por recorrer para ponerle fin en África de cara al año 2030.
-Amref Health Africa y Amref Salud España recogen en Oviedo el Princesa de Asturias y usted estará aquí. ¿Cómo lo vive?
-En mi opinión, este es un gran honor para Amref, ya que muestra cómo una organización con sede en África puede asociarse con las comunidades del continente para crear un cambio de salud duradero.