La galardonada con el Premio de Cooperación Internacional, en los salones del Reconquista.

«Si Trump gana las elecciones en Estados Unidos, sería malo para el cambio climático»

La economista costarricense defiende el Acuerdo de París para el Cambio Climático como un punto de partida que ha de ser «dinámico»

ALBERTO PIQUERO

Viernes, 21 de octubre 2016, 07:18

Ha sido Christiana Figueres (Costa Rica, 1956), en su cargo de secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, una de las artífices del Acuerdo de París, que ya han suscrito ciento noventa y cinco países. Junto con su sucesora en esa responsabilidad, la mexicana Patricia Espinosa, serán quienes reciban en la tarde de hoy el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional que han merecido por su lucha contra el calentamiento global del planeta. Christiana Figueres, antropóloga y economista, ha sido declarada por la revista 'Time' como una de las cien personas más influyentes de nuestro tiempo y ha sido aspirante a la secretaría general de Naciones Unidas.

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-¿No produce algún vértigo asumir responsabilidades tan altas?

-No, no; al contrario, cada una de ellas ha significado una gran oportunidad de servir a la sociedad. He tenido el privilegio de una buena educación y es lo que me han enseñado en mi familia, cuyos antecedentes paternos son españoles, de Os de Balaguer (Lérida). En mi familia hay varias generaciones dedicadas al servicio público y me lo han transmitido.

-Definitivamente, ¿ya no hay negacionistas acerca del calentamiento global del planeta por la influencia de las actividades humanas?

-Quienes lo negaban respondían a sus propios intereses. Más allá de los indicios científicos probados, todos los países se han hecho conscientes por el impacto que está produciendo el cambio climático.

-Los Premios Princesa de Asturias galardonan en su casola Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París; no obstante, existen organizaciones ecologistas que consideran insuficiente este tratado. ¿Cuál es su opinión?

-Yo también diría que es insuficiente si se correspondiera con un acuerdo estático y definitivo. No es así. Es dinámico y parte de dos principios, en primer lugar encontrar líneas de referencia generales para que cada país realice los esfuerzos necesarios en esa dirección, atendiendo a sus posibilidades económicas; pero también proseguir por esa senda con el propósito de que las aportaciones iniciales se vayan haciendo más ambiciosas hasta lograr que la temperatura se incremente solo en 2 grados centígrados o incluso 1'5 grados. Hemos de mejorar en las tecnologías y abordar políticas más agresivas.

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-¿Un itinerario que conduce al fomento de energías alternativas a las tradicionales de los fósiles minerales?

-La defensa de las energías renovables ha de ser una de las principales medidas, sustituyendo a los combustibles fósiles en los transportes o en la generación eléctrica. Pero asimismo debemos ser más eficientes mejorando el uso del suelo dedicado a la agricultura y a la ganadería.

-¿Una nueva economía?

-Sin duda, es la nueva economía del siglo XXI, que ya empezamos a verla. Recientemente, con plantas de energía solar de enorme capacidad, en Marruecos o en California.

-Se dan, sin embargo, casos tan curiosos como que Alemania, donde escasean los días de sol, multiplique por ocho la energía solar instalada en España...

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-Allí han desarrollado una política de incentivos para los módulos solares en los techos de las casas que además ha favorecido la cuenta mensual de los ciudadanos.

-¿Cuál es la responsabilidad, en general, de los ciudadanos para frenar el calentamiento del clima?

-Son de dos tipos. De un lado, la individual, a través del consumo; pero ese comportamiento individual ha de trascender y hacerse colectivo. El fenómeno es global y hemos de afrontarlo colectivamente. Y ello concierne por igual a nuestra actitud como electores cuando llega la época de comicios. El voto es una gran responsabilidad.

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-Pues, precisamente, están a la vuelta de la esquina las elecciones en Estados Unidos. ¿Tendría influencia en el cambio climático el que obtuviera la victoria Hillary Clinton o Donald Trump?

-Hillary Clinton ha sido muy clara en su compromiso para la generación de energías limpias. Y Trump se ha manifestado en el sentido inverso. Si ganara las elecciones Trump, sería malo para el cambio climático. Pero el perjuicio no se advertiría solo en esa materia, sino que sus ideas son dañinas para las mujeres norteamericanas y para las ciudadanas de todo el mundo.

-¿Qué consecuencias habría si no paramos el cambio climático?

-El alza del nivel del mar, que anegaría islas del Pacífico y del Caribe; el deshielo de los glaciares que en zonas como América del Sur son fuente de agua para la mayoría de la población; la desertificación en áreas que ya son áridas y que se ampliarían impidiendo el cultivo de alimentos... Los sesenta millones de desplazados que ahora hay en el mundo se podrían triplicar.

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-¿Es posible un cierto optimismo sin abandonar el realismo?

-A los seres humanos les cuesta cambiar sus hábitos. Pero mantengo el optimismo. El Acuerdo de París ya lo han ratificado ciento noventa y cinco países y entrará en vigor cuatro años más temprano de lo previsto, a partir del próximo 4 de noviembre.

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