La ciudad recibirá el Premio Princesa de Asturias a la Concordia por ser un «símbolo histórico y actual de la lucha arriesgada por las libertades cívicas en un punto crucial donde el espíritu de Europa consigue renacer una y otra vez frente a la intolerancia o la opresión».
El 1 de septiembre de 1939 un ataque alemán a la ciudad daba inicio a la Segunda Guerra Mundial. Cuando acabó la contienda, en 1945, un 90% de la ciudad había quedado destruida y la mayoría de la población había huido o fallecido. El 30 de marzo de aquel mismo año, hizo su entrada en la ciudad el Ejército Rojo.
-¿Cómo le sienta el premio a la ciudad a la que usted representa?
-Por un lado es un reconocimiento para las políticas que ya hemos iniciado en Gdansk y también es la responsabilidad de tener que continuarlas, como por ejemplo los planes de igualdad. Yo estoy muy feliz con este premio, admitiendo al mismo tiempo que no es un camino fácil en los tiempos que vivimos hoy en Polonia.
-Un premio Nobel para una escritora polaca y el Princesa para Gdansk, ¿está Polonia de moda?
-(Risas) Me alegro mucho de que diga que Polonia está de moda porque es un año muy importante para nuestro país debido a diferentes aniversarios claves. Entre otros, el 30 aniversario de las primeras elecciones parcialmente democráticas, que se celebraron el 4 de junio de 1989.
-¿Qué tal ha sido la acogida que ha tenido en Asturias?
-Yo estoy gratamente sorprendida porque veo que la ciudad y toda la región está viviendo muy intensamente estos premios que se van a entregar esta semana. Hemos tenido en Gijón un encuentro en el colegio Miguel de Cervantes, donde había alumnos de diferentes centros y representantes de organizaciones sociales. Y estaban muy bien informados, sabían mucho sobre Gdansk y estaban muy interesados y muy implicados con esa reunión, lo que realmente me ha sorprendido muy gratamente.
-Hace tiempo Gdansk y Gijón tuvieron una intensa relación comercial gracias al carbón. Aquí hemos vivido o estamos viviendo un intenso proceso de descarbonización. ¿Cómo está allí la situación del carbón?
-El tema de la crisis climática y de la protección del medioambiente ha sido uno de los temas más importantes de la reciente campaña electoral en Polonia. El partido que gobierna en el país, Ley y Justicia, está a favor de abrir nuevas minas de carbón. Y por supuesto los partidos de la oposición están diciendo todo lo contrario. Así que la situación es complicada.
-¿Cómo marca el carácter de una ciudad el haberse reconstruido prácticamente desde cero como lo hicieron ustedes tras la Segunda Guerra Mundial?
-Después del año 1945, cambió prácticamente el 95% de la población de Gdansk. Hubo un recambio del 95%. Los que reconstruyeron la ciudad fueron gente que vinieron de otras partes, muchos de ellos de lo que ahora es Lituania, Bielorrusia y otras zonas cercanas. Yo creo que esto funciona, así que los que llegan nuevos a la ciudad, la quieren más.
-Desde fuera son ustedes vistos como un núcleo donde el espíritu solidario europeo consigue renacer una y otra vez, ¿sienten esa responsabilidad?
-Yo creo que esto es el trabajo diario con los ciudadanos de Gdansk, sin grandes palabras. Lo que queremos es que los grandes valores, los valores europeos, sean también los valores de la gente a diario. Mucha gente que viene a Gdansk desde otros lugares de Polonia o de Europa dicen que se sienten muy bien en la ciudad. Esto es el resultado de la suma de muchas cosas, no solamente del trabajo del alcalde o del consejo. Es el trabajo de todos los ciudadanos en conjunto el que hace que la vida sea agradable y que la gente se sienta bien cuando viene a la ciudad.
-Usted sucedió al alcalde Pawel Adamowicz tras su asesinato, ¿ha cambiado la situación del país, es ahora más seguro?
-Lamentablemente tengo que decir que no. Este es un año muy tenso en Polonia, entre otras cosas porque hubo elecciones este domingo. Yo recibo muchas cartas y mensajes en el teléfono, por Facebook y por Twitter. Son mensajes ofensivos, con amenazas. Por término medio, al menos una vez a la semana tengo que ir a la policía y poner una denuncia. El ambiente que están fomentando los medios públicos, o que deberían ser públicos, es demasiado intenso. El odio que se está fomentando contra la oposición es muy fuerte.
-Y con esa situación, ¿teme usted por su vida?
-Yo procuro no pensar en ello, pero el anterior alcalde murió cumpliendo con sus obligaciones, realizando su trabajo.