José Andrés: «Nuestro futuro depende de que el mundo se alimente mejor»

Y es que World Central Kitchen no solo pretende alimentar a quienes sufren una tragedia, sino que lucha para que recuperen su dignidad. «Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y su dignidad». José Andrés es un convencido del «poder que tiene un plato de comida» y recordó que su periplo no comenzó con el terremoto de Haití, cuando su figura saltó a la actualidad mundial, sino que lo hizo «aquí, en Asturias». Y recordó a su padres, que «eran enfermeros. Y como muchos de los héroes que han salvado vidas durante esta pandemia, vi cómo sobrepasaban los límites del deber para cuidar a los demás». Ya con su primer restaurante en Washington fue, quizá, cuando esa conciencia de ayudar a los demás se hizo más profunda, de la mano de Robert Egger, quien trabajaba en el sótano de un albergue para indigentes de la ciudad. «Allí me di cuenta de que la gente no quiere nuestra limosna, sino nuestro respeto». José Andrés sabe que «plato tras plato se pueden encontrar soluciones muy simples a grandes problemas».

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Se confesó «un inmigrante del mundo» y defendió que «los inmigrantes construimos puentes porque tenemos que hacerlo. Entendemos que el mundo necesita mesas más largas en las que la comida pueda servir para unirnos y no muros más altos que nos mantengan separados».

Aseguró a los presentes que «debemos salvar el medio ambiente y acabar con el hambre si dejamos de desperdiciar el 40% de los alimentos que producimos». Reconoce que aún queda mucho recorrido por hacer y que «nuestro futuro depende de que el mundo se alimente mejor», porque «hay demasiada hambre a nuestro alrededor y mucho trabajo por hacer».

Y no se olvidó de La Palma, isla a la que donará los 50.000 euros del premio y doblará la cantidad.