Íñigo Abarca, Berta Piñán, Teresa Sanjurjo, Alfonso Palacio, Miguel Falomir y Gabino Busto. FOTOS: PABLO LORENZANA

Premios Princesa | Príncipes y Princesas de Asturias que son puro arte

El Bellas Artes inaugura una muestra con obras del Prado que viaja de los Austrias a los Borbones | Miguel Falomir pronunció una conferencia en la que fue relatando la historia de la gran pinacoteca a través de sus lugares y su continuo crecimiento

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Jueves, 17 de octubre 2019, 03:58

Miguel Falomir, director del Museo del Prado, lo tenía claro: difícilmente se puede organizar una exposición que encaje mejor en su contexto, su lugar y su tiempo. 'Austrias y Borbones. Príncipes y Princesas de Asturias y Reyes de España' es el título y ... el contenido, ocho lienzos y un mármol, del Museo del Prado y del Bellas Artes, unidas en la sala 3 del Palacio de Velarde para establecer ese relato monárquico. El momento elegido, en vísperas de que Miguel Falomir suba al escenario del Teatro Campoamor de Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

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La muestra, como fue relatando ayer Alfonso Palacio, director del Bellas Artes de Asturias, se abre con un retrato de 'El Príncipe don Carlos' de Alonso Sánchez Coello, de 1567; prosigue con 'El príncipe Baltasar Carlos', del taller de Velázquez fechada en torno a 1636; se detiene en una de las obras maestras conservadas en Oviedo, el 'Retrato de Carlos II a los diez años' (1671), obra del asturiano Carreño Miranda; embelesa las miradas con el colorido vestuario de 'Fernando VI, niño', un óleo de en torno a 1723 de Jean Ranc, y deja hueco a continuación para el mármol anónimo italiano que retrata a Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos II de España, en 1744. Anton Raphael Mengs firma dos hermosos retratos con los que celebrar los esponsales de la pareja formada por 'El Príncipe de Asturias, futuro Carlos IV' (c. 1765) y 'María Luisa de Parma, Princesa de Asturias' (c. 1765), que son precisamente dos de las obras favoritas de Miguel Falomir.

Quedan solo dos óleos más, que están enfrentados pared con pared con el Carreño Miranda. Se trata del pequeño y hermoso 'La educación de don Luis de Borbón, príncipe de Asturias' (1714) y el 'Retrato del Príncipe de Asturias, futuro Luis I' (c.1719) del asturiano Miguel Jacinto Meléndez.

La exposición es fruto de la colaboración entre las dos pinacotecas, la madrileña y la asturiana, que es habitual y armoniosa. En Oviedo hay 44 obras del Prado en depósito, de las que una treintena forman parte de la exposición permanente y siempre el Prado es referencia y ayuda en asuntos relacionados con la conservación y restauración. No es, además, la primera vez en la que colaboran en exposiciones temporales; ya ocurrió el pasado año con la que trajo a Oviedo 'Arte y mito. Los dioses del Prado'.

Falomir visitó la muestra acompañado por la consejera de Cultura, Berta Piñán, y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, antes de cambiar de edificio en el complejo museístico asturiano y dirigirse al área de la ampliación para ofrecer una conferencia titulada 'Los lugares del Prado'.

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Tras ser presentado por Alfonso Palacio, y después de observar con entusiasmo 'El retablo de la flagelación de Leonor de Velasco', que se incorporó al museo como parte de la donación Aragón y que con sus cinco metros de altura ocupa el atrio del edificio, Falomir fue detallando toda la peripecia del equipamiento cultural que ocupó lugar en el emblemático edificio de Juan de Villanueva que iba a ser gabinete de ciencias naturales, pero que nunca llegó a tener ese fin por la ocupación francesa.

Fue desvelando cómo a partir de las 311 pinturas españolas iniciales las colecciones fueron creciendo hasta incorporar al su ADN pintura flamenca e italiana, mostró imágenes de época, planos y fue revelando un crecimiento imparable que aún hoy continúa. Primero en el Casón del Buen Retiro, que acogió exposiciones temporales, la pintura del siglo XIX y también al 'Guernica' a su retorno a España, en el edificio de «la RDA» (calle Ruiz de Alarcón), bautizado así por su arquitectura estricta de corte comunista, el Palacio de Villahermosa, que finalmente fue el destino de la colección Thyssen, y por fin la magnífica reforma de Rafael Moneo que hizo crecer el museo hacia el convento de los Jerónimos Reales. Pero aún falta un paso más, un lugar por incorporar al Prado del siglo XXI, el Salón de Reinos.

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El británico Norman Foster (Príncipe de Asturias de las Artes, como Moneo) firma junto a Carlos Rubio el último paso para completar el gran campus museístico español. Con esta futura ampliación se ganará espacio para mostrar algo más de doscientas obras que llevan tiempo esperan su momento en los almacenes.

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