Adam Michnik, en una fotografía de archivo. afp

«Libertad y democracia están siempre amenazadas»

Adam Michnik, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades ·

«No me considero un símbolo. Soy solo un ciudadano que pudo estar en el lado bueno y ver cómo el totalitarismo se desmoronaba»

M. F. Antuña

Gijón

Jueves, 12 de mayo 2022, 22:06

A Adam Michnik (Varsovia, 1946) le pilló la concesión del Premio Princesa de Comunicación y Humanidades viajando desde Suecia a su país. Ya desde Varsovia, agradece el galardón y advierte de los múltiples peligros que vive la democracia hoy.

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-¿Qué ha significado este ... premio para usted?

-Lo entiendo como un apoyo a las ideas de libertad y europeísmo en mi país. Para mí significa que en lo que respecta a la democracia polaca y a la libertad de prensa contamos con el apoyo de nuestros amigos españoles.

-El jurado dice que es usted un símbolo de la libertad de expresión. ¿Podemos olvidar alguna vez que esa libertad siempre está en riesgo?

-No debemos olvidar que la libertad está constantemente amenazada, al igual que sucede con la democracia. Por eso cada día hay que defenderlas, fortalecerlas y nutrirlas, porque además son relativamente jóvenes. Cuando echamos la vista atrás a toda la historia de la humanidad, no solo son jóvenes, sino también frágiles, porque además no tienen precio. Pero, por supuesto que no soy un símbolo, nunca me he considerado un símbolo y nunca me he sentido como tal. Soy simplemente un ciudadano de mi país que tuvo la suerte de estar del lado bueno en tiempos difíciles y que ha obtenido resultados positivos de su compromiso político. El mundo totalitario se desmoronó ante mis ojos, y en que eso sucediera yo puse mi pequeño grano de arena. No voy a negar que me hace muy feliz.

-Usted que cumplió cárcel por la democracia en su país, ¿en qué situación lo ve ahora?

-En mi país no se derrama sangre, afortunadamente, pero se está librando una guerra civil fría. La política polaca entiende la democracia como lo haría un caníbal. Cuando se convocan elecciones democráticas, el partido que gana se come al perdedor. Funciona la lógica de los caníbales y es, por tanto, la democracia de los caníbales. El conflicto es muy agudo y veremos en qué termina, nadie lo sabe. Pero sabemos una cosa con certeza: que si esta formación de gobierno de Kaczynski gana poder durante los próximos cuatro años, se instalarán en Polonia los comienzos del 'putinismo', es decir, el patrón de un estado donde no hay un poder judicial independiente, donde las instituciones independientes son solo decoración, donde la Corte Constitucional estará nombrada a dedo por el partido gobernante y con un banco central en una situación similiar. Esto es peligroso, por supuesto, pero sigo creyendo que ganaremos, y la decisión del jurado del Premio Princesa de Asturias demuestra que ustedes también creen en nuestro éxito.

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-Es un gran conocedor de Rusia y está viviendo muy de cerca la guerra de Ucrania. ¿Como lo vive?

-Es muy difícil para mí vivir todo lo que está ocurriendo. Tengo muchos amigos en Ucrania, he viajado allí a menudo. Hoy, por supuesto, he hablado muchas veces en la radio y en reuniones, dejando muy claro que es nuestro deber apoyar a Ucrania en la medida en que nos sea posible. Pero, por supuesto, es difícil para mí vivir con este panorama: yo me puedo tomar un café doble todos los días mientras mis amigos están siendo bombardeados y quizás más de uno ahora está herido. Por otro lado, lo que me sorprendió muy positivamente, fue una inyección de optimismo, fue que la sociedad polaca supo aceptar a tres millones de refugiados de Ucrania con gran hospitalidad, apertura y generosidad. No ha habido incidentes perturbadores en ese proceso. En medio de toda esta desgracia, para mí es una alegría que el pueblo de mi país no ha defraudado. Es mérito de los ciudadanos, no del Gobierno.

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-¿Cómo valora la actuación de la UE ante la guerra?

-Ha sido más efectiva que nunca. Después de 1945 no hubo una acción conjunta de Europa tan unida y tan avanzada, así que lo valoro muy positivamente, aunque siempre es posible hacer más.

-¿Y la comunidad internacional en términos más amplios?

-Debería ayudar a Ucrania tanto como sea posible.

-¿Se atreve a augurar cómo va a acabar esto?'

-No sé, por supuesto que me gustaría mucho que el ejército ucraniano expulsara a las tropas rusas del territorio de Ucrania. No sé si será posible, pero eso es lo que más deseo.

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-¿Hasta qué punto es importante el papel de los periodistas hoy en estos tiempos confusos?

-Los periodistas deben decir la verdad, aunque sea amarga. No deben recurrir a la mentira. Si no están seguros de algo, deben permanecer en silencio para comprobarlo. Por otro lado, conscientemente no deben ocultar la verdad, sino que deben usar su palabra escrita con responsabilidad, es decir, sentir que la consecuencia de lo que escriben puede llevar aparejada la pérdida de vidas humanas.

-Hemos hablado de periodismo, de su país, de Rusia y Ucrania, ¿pero qué otros asuntos deberían preocuparnos?

-En primer lugar, debemos preguntarnos si a todos estos Putin, Orban, Marie Le Pen, Salvini, Kaczyński o Donald Trump les permitiremos conquistar el mundo o podremos salvarnos de esta ola e imponer nuestros valores democráticos por los que simplemente vale la pena vivir.

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-Conoce bien el pasado de España. ¿Cómo ve nuestro país ahora?

-Durante muchos años he sido un gran admirador de la Transición española. He aprendido mucho de su país, empezando por las Comisiones Obreras; también a través de la literatura española, de los lazos de la oposición antifranquista con ciertos sectores de la Iglesia católica, y finalmente con los Pactos de la Moncloa, que abrieron el camino de España a la modernidad, hacia Europa. Me gustaría mucho que Polonia siguiera esa ruta española. Si me pregunta qué es lo que no me gusta de la España de hoy, le diría que me preocupan las tendencias separatistas tanto en el País Vasco como en Cataluña. Me molestan porque quien hoy amenaza a España, un país democrático y tolerante, en el que ambos territorios tienen sus derechos nacionales, también está amenazando a Europa. Y Europa debe ser nuestro gran valor y preocupación común.

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