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Eduardo Matos Moctezuma es muy consciente de los «lazos indisolubles» que unen España con México y no ha dudado en recordarlo durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias. El arqueólogo y antropólogo ha recogido este viernes el galardón de Ciencias Sociales, un ... reconocimiento a su «extraordinario rigor intelectual para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica». «Estos Premios que hoy recibimos en esta Casa de las Musas —en referencia al Campoamor— son un canto a la inteligencia», ha agradecido.
El mexicano ha hecho un breve repaso histórico de la relación entre ambos estados para concluir España y México son un «buen ejemplo para superar pasados agravios»: «Lo que hoy son nuestros dos países venían, de siglos atrás, arropados en sus propias historias; en el año de 1521 se dio la conjunción de ellas. En aquel año ocurrió el encuentro de dos maneras de pensar diferentes, de sociedades que tenían su propia visión del universo», comenzaba. «En la primera parte de la conquista, el enemigo a vencer por las huestes de Hernán Cortés y miles y miles de aliados indígenas enemigos de Tenochtitlan, eran los mexicas o aztecas. Lograda la victoria militar el 13 de agosto de 1521, comenzaba la segunda parte: la conquista espiritual en manos del aparato ideológico representado por la iglesia, en tanto que se continuaba la conquista de otras regiones para conformar la Nueva España. Varios siglos debieron de pasar bajo el nuevo orden peninsular con cambios en lo económico, político, social, y religioso. Esta situación se vio interrumpida cuando las fuerzas insurgentes alcanzaron la victoria y surgió la nueva nación en el año de 1821. El México independiente iniciaba su propio camino. Pocos años después, en 1836, nuestros dos países acordaron el Tratado de Paz y Amistad y entablaron relaciones diplomáticas después de largas luchas: México reconocía a España y España reconocía a México como nación independiente. Buen ejemplo para superar pasados agravios».
«La historia nos muestra, a lo largo de los siglos, que toda guerra conlleva muerte, destrucción, desolación, imposición, injusticia y violencia. España lo ha vivido en carne propia. México también. Esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia adelante. En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio», ha pedido Matos Moctezuma.
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En el apartado de agradecimientos, Matos Moctezuma no se olvidó de nadie: «De mis maestros recuerdo con especial cariño a muchos de ellos: al arqueólogo Román Piña Chán, a Johanna Faulhaber y al arquitecto y arqueólogo Miguel Messmacher. También a aquellos que llegaron a México a raíz de la Guerra Civil española y que fueron para mí faro de sabiduría. Sus nombres: José Luis Lorenzo, Juan Comas, Pedro Armillas y Don Pedro Bosch Gimpera, este último que fuera Rector de la Universidad de Barcelona en aquellos aciagos días. No puedo dejar de mencionar a quienes, aunque no fueron mis maestros en las aulas, sí lo fueron con sus obras. Me refiero a Don Manuel Gamio, por su visión integral de la antropología; al arqueólogo Gordon Childe, por su concepción dialéctica de los procesos históricos; a los historiadores Miguel León Portilla y Alfredo López Austin, de quienes he dicho que forman una dualidad que se expresa a través de la lucha de contrarios y que son opuestos complementarios. De las instituciones, la Escuela Nacional de Antropología e Historia fue mi Alma mater y en sus aulas me formé como arqueólogo. El Instituto Nacional de Antropología es la institución a la que he pertenecido por más de seis décadas. Ingresé siendo estudiante y hoy soy investigador emérito de la misma».
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