Alejandro Portes, en el Hotel de la Reconquista. Pablo Nosti

Alejandro Portes, sociólogo y demógrafo

Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales
«Es necesario investigar los flujos migratorios que están vinculados al cambio climático»

«El mundo ha cambiado muchísimo desde que yo recogí el Premio Princesa en 2019, ahora es más peligroso y más impredecible»

M. F. Antuña

Gijón

Martes, 9 de mayo 2023, 21:41

En 2019 fue él el elegido. Este miércoles será el elegidor. O más bien uno de ellos. Alejandro Portes, sociólogo y demógrafo cubano afincado en Estados Unidos, voló desde Princeton y viajó un día entero para incorporarse por vez primera como jurado de los Premios Princesa de Asturias ... . Este miércoles se falla el de Ciencias Sociales, el mismo que atesora este sociólogo y demógrafo desde 2019.

Publicidad

–¿Qué recuerdos guarda de aquellos días de 2019?

–Excelentes. Fue una de las razones de venir. Cuando la Fundación me pidió que fuera jurado, una de las cosas que me dijeron fue que 'las deliberaciones son en castellano y nos gustaría tener a personas que hayan recibido el premio, pero la mayoría son de EE UUe Inglaterra, y no hablan castellano, así que usted es el que tiene que venir'. No podía decir que no. Tengo memorias muy gratas de ese tiempo de 2019, no solo por la ceremonia en el teatro, sino por la forma en que organizaron los actos. Recuerdo el encuentro con los estudiantes de Secundaria, se hizo un programa que se llamaba Pasa-Portes, con ensayos sobre la inmigración. Vinieron los muchachos a presentar sus trabajos y eso para mí fue inolvidable.

–Mucho ha cambiado el mundo de 2019 a 2023. En ese momento se necesitaban las ciencias sociales, ¿ahora aún más?

–El mundo ha cambiado muchísimo. No había invasión de Ucrania, Rusia no se había decantado por tratar de recrear su imperio, no había epidemia con todas las consecuencias sociales y económicas que ha tenido. Vivimos en un mundo muy distinto y más peligroso, en términos del enfrentamiento militar o político entre el occidente y Rusia, y en un mundo más impredecible, junto a la amenaza del cambio climático. Obviamente, hay que volver a estudiar este tipo de cosas.

Publicidad

–En su campo, el de las migraciones, ¿qué hay que estudiar?

–Es necesario investigar los flujos debidos al clima, al crecimiento de los mares, la emigración por razones de clima. Se requiere una nueva generación de investigadores que puedan hacer ese trabajo.

–Usted alertaba en 2019 sobre todo el asunto de las migraciones, pero ahora es aún peor: los migrantes climáticos, las caravanas hacia EE UU, siguen los muertos en el Mediterráneo...

–Esto para nosotros es analizable y tiene que ver con el creciente enfrentamiento entre el sur global y el norte global, los países avanzados y los de la periferia. Y eso tiene dos aspectos muy importantes: el primero es la universalización en el sur global de la deprivación relativa. Todo el mundo actualmente, mucho más que en 2019, tiene un teléfono. Todo el mundo lo tiene, hasta en las poblaciones más pobres, y eso permite enterarse de las condiciones de vida a las que accede la población –creen ellos– en el mundo desarrollado y es un incentivo muy fuerte para las migraciones que vemos en el Mediterráneo y hacia las Canarias, y en el caso de los EE UU, desde México. Los jóvenes de esos países que ya conocen la diferencia abismal entre sus condiciones de vida y las de los otros no quieren quedarse allí, y se juegan la vida en los cayucos simplemente por la oportunidad de acceder a otro tipo de vida, a otro mundo.

Publicidad

–¿Cuál es la segunda razón?

–La implosión de los estados. En el sur global hay estados que no pueden hacer nada por su población, que no la pueden proteger. En América tenemos el caso de Haití, de Honduras, de Venezuela, que son estados implosionados por sus propios gobiernos y eso genera el deseo de escapar a cualquier costo. Eso es lo que lleva a las caravanas que tratan de cruzar México, pero hay que acordarse que no vienen de toda América Latina. Llegan de esos estados fallidos, pero no de países como Costa Rica o Panamá. Sucede también en varios países de África. Lo dicho lleva a esa confrontación, a los continuos problemas del Mediterráneo y Canarias y las caravanas a EE UU, que ahora la administración actual está tratando de frenar.

–¿Usted es optimista? ¿Hay manera de acabar con todo este problema?

–En general, es resoluble. La migración hacia los países avanzados le resuelve un problema a los países avanzados, el de su despoblación y el de que la tasa de natalidad es cada vez más inferior y, por tanto, necesitan población. Aquí se habla de la España vacía, pero es que la mitad de Japón está abandonado, porque el país pierde medio millón de personas al año. Necesitan a los emigrantes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad