Asturias se vuelca con la Familia Real

A las puertas los esperaban los vítores de decenas de asturianos apostados para ver de cerca a los Reyes y sus hijas a los gritos de «¡Guapos, guapos, guapos!» y «¡viva el Rey!». Muchos, casi tan fieles como Pilar Menéndez y amigas, que los recibieron con una pancarta en la que se leía: «Bienvenidos de nuevo». Y, como contaba la propia Pilar -que lleva veinte años sin perderse el ritual y que este año al fin ha conseguido entradas para asistir hoy a la ceremonia de entrega de los galardones que se celebra en el Campoamor-, «en el diseño de este año la protagonista indiscutible es Leonor, recién llegada de Gales». La más esperada en su primera aparición tras las vacaciones de verano. «Esto es bueno para Asturias y para España. Y no me hagas hablar más porque me pongo a llorar», acertaba a explicar sobre «la emoción y la alegría tan grandes» que sentía cuando, poco antes de las 19.30 horas, el desfile de invitados concluía y la Familia Real hacía su aparición para ser recibida por las autoridades a los sones de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo. Del presidente del Principado, Adrián Barbón, flanqueado por la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, al de la Junta, Marcelino Marcos Líndez, además del presidente de la Fundación Princesa, Luis Fernández-Vega, y su directora, Teresa Sanjurjo.

El 'Himno de España' y una ovación cerrada abrieron un recital en el que Linares y Pagés volvieron a compartir escenario veinticinco años después de su última actuación juntas, para homenajear, a través de un diálogo fascinante entre el cante y el baile, a algunas de las voces más representativas de la poesía española por tonás, bulerías, fandangos, tangos, seguiriyas, cantiñas, tarantos... De Juan Ramón Jiménez a Miguel Hernández, Lorca o Alberti.

Pura pasión arrancada a la bata de cola de Pagés, desgarro de la garganta de Linares, amor y dolor que arrebataron al público del Auditorio, que despidió en pie y con un aplauso interminable, entre «oles» y «grandes», a estas dos mujeres imprescindibles de la cultura española contemporánea.

También los Reyes y sus hijas demostraron su entusiasmo desde el palco con varios minutos de aplausos poco antes de entonar el 'Asturias, patria querida'. Como marca el férreo protocolo, Leonor, a la derecha de su padre. Sofía, a la izquierda de su madre. Pero relajados, sonrientes y compartiendo confidencias. Así que, cuando al fin recibieron a las artistas en el camerino y a sus compañías sobre las tablas, la complicidad fue máxima y las risas llegaron solas. «¡Qué guapo eres, hijo! Y las niñas... ¡qué preciosas!», le espetó una de sus integrantes al Rey.

Pero tampoco se olvidaron don Felipe y doña Letizia de la Ópera de Oviedo, a cuyo equipo saludaron en el año de su 75 temporada, un encuentro que la Reina saldó con una promesa a su presidente, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, repetida hasta tres veces: «Hay que venir».

Y, al final, antes de la cena con patronos y premiados en Deloya Latores, un nuevo paseíllo multitudinario de selfis, piropos y alguna que otra confusión en la que la infanta Sofía, sin despegarse ni un momento de su hermana, respondió con soltura que, aunque ella sea más alta, «Leonor es la mayor y cumple años el lunes».