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La amistosa charla entre Joan Manuel Serrat e Iñaki Gabilondo en el Teatro Jovellanos de Gijón no terminó cuando ambos se despidieron del público. Después de repasar la enorme trayectoria del Premio Princesa de Asturias de las Artes, tocaba fútbol. Ya lo anunció el artista en su despedida: «Me voy a ver al Barsa». Artista y periodista, junto a otros cuatro comensales, entre los que se encontraban la esposa y el hermano de Serrat, eligieron la marisquería La Nueva Zamorana, en la avenida Hernamos Felgueroso, para cenar, conversar ver el partido de la Champions.
«Fueron muy simpáticos, atentos y amables», cuenta a EL COMERCIO Pipo, uno de los dueños del establecimiento, que atendió a sus clientes de excepción en un reservado. «Serrat estaba muy nervioso durante el partido, es muy culé», recuerda, «y después, con el resultado, estaba pletórico». Pero no solo de fútbol vive el hincha. Para la cena, «que fue de picoteo», pidieron marisco y rodaballo, entre otros platos, regado con sidra y algo de vino. «A Serrat le encantó la andarica, incluso repitió», dice Pipo con orgullo.
La Nueva Zamorana, referencia en Gijón como restaurante de cocina tradicional y santuario gastronómico del marisco y los pescados, tiene en su interior un salón reservado a Quini. Hasta él llevó Pipo, encargado del local, a Serrat, al que unía con 'El Brujo' «una gran amistad».
«Le regalé una bufanda de la peña Quini que enseguida se puso y se llegó a emocionar viendo todas las fotos y recuerdos que guardamos en el salón», rememoró uno de los dueños del restaurante. «Era un cachondo y una maravillosa persona», asegura Pipo que le confesó Serrat de la leyenda del fútbol.
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