«Actuar es resolver contradicciones y entender el sentido de la vida»

La Princesa de las Artes llegó entre aplausos al teatro Alejandro Casona de la Escuela guiada por su director, Nacho Ortega, y acompañada de la presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, Ana Isabel Fernández Álvarez, y la primera ovación resonó interminable para ella. Luego llegó el momento de la actuación, 21 minutos de teatro con escalas en el Siglo de Oro y el teatro de hoy, en inglés y en español, con subtítulos para facilitar la comprensión de una dramaturgia de Ana Roces y Begoña Quirós en la que el propio Nacho Ortega y Francisco Pardo dirigieron a un total de 19 personas que en algún momento fueron partícipes del juego que se propuso: el de un casting. Una actriz se enfrenta a un proceso de selección y en el camino van saliendo el Segismundo de 'La vida es sueño', de Calderón de la Barca; Adela, Martirio y Bernarda, de 'La casa de Bernarda Alba', de Federico García Lorca; el Don Juan de Zorrilla, Santa Teresa de Juan Mayorga en 'La lengua en pedazos', el Caballero de Olmedo de Lope de Vega... El teatro español en pocos minutos y entreverado con personajes de la propia actriz, que también encontraron acomodo en la representación, como la Francesca de 'Los puentes de Madison' o su Margaret Thatcher de Oscar. Incluso se dejó ver Doña Rosita la Soltera de Lorca a la que acudió la también actriz y Princesa de las Artes Nuria Espert en su discurso ante el Campoamor, que se vio en pantalla.

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Meryl observaba, con su hermano Harry al lado, en algún momento reía, como cuando sonó en la sala el 'Mamma mia'; en otros mostraba atención plena, admiración y sorpresa... Hasta que llegó el final. Y la pregunta que se planteó en el casting a la protagonista fue ¿por qué quieres hacer este papel?». La respuesta fue: «Porque algunas veces los sueños se hacen realidad». Realidad mágica, pero realidad, fue lo que vivieron las 103 personas que encontraron acomodo en el pequeño teatro de la escuela y disfrutaron de ese momento y de ese final tan infeliz como real para los actores cuando hacen un casting y quien realiza la prueba dice: «Siguiente».

Querían en la ESAD mostrar así que la profesión tiene más noes que síes, que es una batalla que nunca termina. Y Streep se sintió apelada, feliz. Se levantó emocionada, llevándose las manos al rostro y al corazón, se dirigió hacia el escenario, levantó en volandas a una de las actrices, Nerea de Cos, que casi no podía articular palabras tras la función, tras tanta emoción, se abrazó a Begoña Quirós, la actriz protagonista, y por fin encontró las palabras justas para responder a la única pregunta que le plantearon los alumnos de la ESAD: «¿Todavía le quedan sueños por cumplir».

-Sí, sí, tengo tantos sueños por cumplir... Y hoy habéis provocado tantas cosas dentro de mí con vuestra actuación, habéis estado maravillosos, fantásticos, habéis puesto el corazón. Nosotros siempre decimos que actuar en teatro es como esculpir en la nieve y yo hoy me he quedado con muchas cosas dentro. ¿Qué es actuar? ¿Qué es interpretar? Me imagino que esta es una pregunta que os hacen a menudo vuestros profesores y que vosotros respondéis sobre el escenario. La vida está llena de contradicciones, de cosas que no tienen sentido y la interpretación consiste en eso, en resolver las contradicciones que la vida pone ante todos nosotros y en comprender el sentido de la vida». Más aplausos. Fotos. Sonrisas. Lágrimas. Emoción en todos los presentes y de manera especial en quienes participaron en la función, como Begoña Quirós. «Me ha tocado la fibra, porque los que nos dedicamos a esto queremos conmover, que te toque algo dentro y ella ha salido conmovida. El regalo que nos ha hecho hoy es su emoción». Francisco Pardo, uno de los directores, daba en el clavo: «Nos hemos encontrado con una mujer normal y corriente, es una gran actriz y una gran persona».