A. VILLACORTA
OVIEDO.
Jueves, 13 de mayo 2021, 04:43
Casualidad o no, el Princesa de las Artes a Marina Abramovic llega en uno de los momentos más complejos de Laboral Centro de Arte, una de las piezas del puzle del complejo de Luis Moya, donde la artista serbia desarrolló en 2009 su proyecto ' ... The Kitchen. Homage to Saint Therese', una colección de nueve fotografías producidas por el Teatro de la Laboral y el Principado en las que la artista volcó toda su potencia creativa.
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La idea surgió del impacto que causaron en la creadora las cocinas del gigante de Cabueñes, que había conocido durante su estancia en Gijón en junio de ese mismo año con ocasión de la inauguración, en la iglesia de la Ciudad de la Cultura, de su videoinstalación '8 Lessons on Emptiness with a Happy End', y el resultado colocó a Gijón en el mapa artístico internacional, como recuerda Mateo Feijóo, quien fuera director del coliseo.
«Fue un trabajo en el que Marina se mostró con una grandísima generosidad. Una forma muy personal de leer e interpretar la memoria de un espacio emblemático como el de las cocinas de la Laboral», recuerda Feijóo, que destaca que «internacionalizó e hizo poner en valor el programa artístico del Teatro de la Laboral, un sueño increíble sobre el que mucha gente sigue preguntando, en diferentes continentes y países, cómo fue posible llevar a cabo ese momento de programación artística tan en la periferia».
Sin duda, concluye el gestor cultural, «uno de los proyectos fundamentales que se hicieron en la Laboral y del que la crítica internacional ha dicho que es uno de sus trabajos más importantes y más llenos de valor dentro de la etapa de madurez en la que está trabajando ahora mismo».
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Unas imágenes que después se expusieron en muchos otros lugares y que, como toda su trayectoria, han servido de inspiración para artistas como Soledad Córdoba, que reconoce en ella a toda una referencia, «sobre todo, en la utilización del cuerpo como elemento artístico, como lugar de batalla, como lienzo».
«Se premia -en palabras del músico y miembro del jurado Aarón Zapico, que sostiene que «ya tocaba que fuese una mujer»- una nueva manera de hacer, de ver y de compartir el arte. Una visión desde el lado femenino, muy visceral, muy pasional, a veces muy trágica, con mucha implicación con todo el contexto que la rodea. Una manera valiente de hacer las cosas muy interesante». Un reconocimiento que se suma a los numerosos galardones otorgados a la artista, inmersa hoy en su trabajo en el Marina Abramovic Institute (MAI), un centro de arte situado en Hudson (Nueva York) desde el que propone vaciarse para renacer.
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