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Colofón a una carrera de canciones que son himnos y referentes cívicos

El jurado ha querido destacar que el cantautor ha trascendido la música para defender la libertad, la riqueza de las lenguas y el diálogo frente a la crispación

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Jueves, 25 de abril 2024, 02:00

Una carrera magnífica, larga y prolija, en la que la música y la poesía se han dado la mano, un hombre bueno, querido, respetado, admirado. Pocos premios tan sentidos y aplaudidos como este. Joan Manuel Serrat es desde el mediodía de ayer el flamante Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024, y lo es con el aplauso de un país que siente su música como propia, que ha hecho de sus canciones relato íntimo y colectivo. Esa es la gran virtud de un cantautor que ha colocado sus estribillos en boca de todos, en millones de cabezas, pero que es algo más que eso. De Algeciras a Estambul, de Machado a Lorca, de Barcelona al mundo, el jurado presidido por Miguel Zugaza quiso dejar claro que Joan Manuel Serrat trasciende la música y se hace referente cívico, sumando a las letras de sus canciones la fuerza del himno colectivo con voluntad universal.

«En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad. Defensor del diálogo frente a la crispación, la obra de Joan Manuel Serrat es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones», ha dejado escrito para la historia el jurado que consideró la candidatura que fue presentada por el exsecretario general de CC OO Antonio Gutiérrez Vegara.

Para hablar de Serrat casi no hace falta recurrir a biografías oficiales. Su estampa está en la mente de todos, desde muy jovencito, cuando daba entrada a la Nova Canço y defendía el catalán, tanto que dijo ‘no’ a Eurovisión por no permitirle emplear su idioma. ¿Quién no recuerda la historia del ‘La, la, lá’? ¿Quién no se sabe un verso de ‘Mediterráneo’? ¿Quién no ha recitado el ‘Caminante no hay camino’ de Machado rememorando su voz? Serrat es la vida de todos, la banda sonora de todos. Es ‘Penélope’, ‘Aquellos locos bajitos’, es la ‘Lucía’ que componía «la más bella historia que tuve y tendré», es el ‘Gran día’ que siempre puede ser, es esa manera de hablar calmada, es el gusto infinito de oírle simplemente relatarse en sus conciertos.

Ese Serrat universal y popular es el que en octubre se subirá al Campoamor en una ceremonia solemne para completar esa biografía oficial que dice que es licenciado en Ingeniería Técnica Agrícola y en su etapa universitaria se inició en la música, que en 1964 grabó su primer disco, ‘Una guitarra’, y que, tras formar parte del grupo Els Setze Jutges, se estrenó como intérprete en 1965. Un año después, en el Palau de la Música, dio su primer concierto. El último, también en Barcelona, en diciembre de 2022. En el camino, música para Miguel Hernández, Rafael Alberti, García Lorca, Luis Cernuda, Pablo Neruda, éxitos en Latinoamérica, donde también es un dios, y premios como la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, el Nacional de Músicas Actuales y el Grammy Latino a la persona del año 2014.

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