Pablo Jiménez, ayer, en una casa que le han dejado. E. C.

«Tenemos el sentimiento de refugiados, el que huye de su casa sin tener certeza de nada»

Los asturianos que residen en La Palma siguen con preocupación la evolución del volcán, algunos evacuados de sus hogares

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Miércoles, 22 de septiembre 2021, 03:53

Los asturianos evacuados de sus hogares en la isla de La Palma intentan hacer su vida con la mayor normalidad posible. Pero resulta inviable. Saben que la erupción puede durar semanas y que cientos de casas están siendo engullidas por la colada del volcán. ... De momento, las suyas se libran, aunque nada es seguro ante una catástrofe así. «Cansancio psicológico», ese el resumen que hace el gijonés Fran Aguiloche de su situación. Se encuentra en casa de un amigo, en La Laguna, tan cerca aún del río de lava que las cenizas llenan el ambiente y dificultan hasta realizar fotografías. «Tenemos el sentimiento de refugiados, de quien huye de su casa sin tener certeza de nada», asegura. Su vivienda en Puerto de Naos parece a salvo, «pero te desgarra ver cómo la lava engulle los sueños, los recuerdos y el hogar de muchos amigos y familiares», señala, y pese a todo está convencido de que todos crecerán «a partir de las cenizas».

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El avilesino Pablo Jiménez ayer fue a trabajar a la escuela de hostelería en la que imparte clases «con la mayor normalidad posible». Y eso que en su domicilio, muy cerca de las bocas del volcán, dejó el domingo hasta el ordenador. «Por suerte la lava se está juntando más abajo de mi casa», explica. Su hogar se está librando, pero ayer fue testigo de cómo una pareja observaba con prismáticos como el río de magma se comía su vivienda. «Fue duro, gente que lo pierde todo», relata.

El porruano Pedro Tamés, presidente del Centro Asturiano de La Palma, vive al otro lado de la isla, en Santa Cruz. Allí la vida sigue su curso normal, pero también sigue con impotencia cómo la colada acaba con todo, hogares y también cultivos que conoce muy bien, ya que hasta su jubilación era técnico agrícola del Cabildo. «Va a sufrir mucha gente, ni los invernaderos ni los plataneros los cubre el seguro», explica.

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