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Soledad Saavedra y su hijo Alberto acarician el féretro de Areces, el viernes en el Ayuntamiento de Gijón.

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Soledad Saavedra y su hijo Alberto acarician el féretro de Areces, el viernes en el Ayuntamiento de Gijón. ARNALDO GARCÍA

«Cada uno tiene una historia con Tini. Supo llegar a todos»

«Tenía un auténtico don para la gente», explica su compañera durante tres décadas, tras escuchar cientos de anécdotas de los ciudadanos | «Lo único que mitiga un poco el dolor es este cariño», dice emocionada Soledad Saavedra

OLGA ESTEBAN

GIJÓN.

Domingo, 20 de enero 2019, 03:04

«No hay paliativos para un corazón roto, pero creo que el único calor que mitiga un poco las heridas de nuestro corazón es este cariño de la gente». Es sobrecogedor escucharla. De negro por dentro y por fuera. En el peor momento de su ... vida. Porque nadie como quien ha pasado más de treinta años a su lado puede sentir más la marcha de Vicente Álvarez Areces. Nadie como su esposa, su compañera, su motor, dicen algunos. Su viuda, Soledad Saavedra, se ha mantenido estos días firme. Rota y entera a la vez. Al pie del féretro ha recibido, uno a uno, el pésame, el abrazo, el ánimo de cientos de asturianos. De políticos, de artistas, de ciudadanos de a pie. Sin descanso y sin que faltara un 'gracias' y una sonrisa. Decía a todo el que la escuchaba que lo hacía por él. Porque él se lo hubiera pedido. Él era un guerrero, decía, y ella tenía que responder a esas mismas expectativas. «Me casé con un guerrero», repetía estos días. Su hijo asentía a su lado. Todo el tiempo a su lado.

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