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OCTAVIO IGEA
bilbao.
Domingo, 23 de febrero 2020, 03:17
El PP vasco trata de mantenerse a flote en medio de la monumental tormenta que ha generado el acuerdo alcanzado por la dirección nacional del partido con Ciudadanos para concurrir en coalición el 5 de abril. Tras confirmarse que han sido excluidos de la ... negociación, y con el liderazgo de Alfonso Alonso pendiendo de un hilo tras enfrentarse abiertamente a Pablo Casado, la ejecutiva autonómica intenta ahora rebajar la tensión y minimizar los daños. Si es que eso es posible a estas alturas. Mañana cerrará filas en torno a su presidente, y ya maniobra para reconducir el pacto con los liberales a términos más favorables. Especialmente en lo que se refiere a la composición de las listas. La propuesta actual era calificada ayer mismo como «un insulto».
A la espera de que se concrete quién va a representar al PP en la comisión bilateral que va a constituirse para redactar el programa electoral y fijar la línea política de la coalición, el gran objetivo de los populares vascos es ahora mismo sacar a los candidatos de Cs de los primeros puestos de las listas electorales. Las planchas deben estar registradas el 1 de marzo. El pacto que se cerró en Madrid el viernes atribuye a la formación naranja dos puestos «de salida» en las candidaturas del 5-A, y aunque portavoces liberales aseguran que les corresponde nombrar a los 'número dos' por Vizcaya y Álava, lo que les permitiría entrar al Parlamento por primera vez, el asunto no parece cerrado.
A eso se aferran en el PP vasco para plantar batalla. Hasta los sectores menos afines a la dirección de Alfonso Alonso calificaban ayer como «una barbaridad» la concesión a un partido que no tiene representación en las instituciones del País Vasco y al que algunos sondeos atribuyen una intención de voto del 0,6% el 5-A. La ejecutiva autonómica perfila una contraoferta a Cs para que sitúe a sus candidatos en el número 3 de Vizcaya, el 5 de Álava y el 2 de Guipúzcoa. En 2016 el PP logró 2 escaños en la primera, 5 en la segunda y 2 en la tercera, aunque las encuestas dicen que esta vez la coalición tendrá menos peso.
Más allá de lo que opine Cs, el problema es que Génova no parece por la labor de secundar al PP vasco en su órdago. No solo porque el equipo de Casado crea que ceder en el País Vaco abre la puerta a alianzas futuras en otras regiones. También porque no tiene la más mínima intención de hacer guiños a Alfonso Alonso. Las relaciones nunca han sido buenas, pero viven un momento crítico desde el viernes, cuando el presidente de los populares vascos no se presentó a una reunión en Madrid y aireó que no iba a apoyar el pacto con los naranjas.
Ayer fue un día de telefonazos en el PP. Y lejos de atemperarse, la tensión sigue al alza. La dirección nacional ha maniobrado durante las últimas horas para intentar que nombres relevantes del PP de la comunidad apoyen públicamente el pacto firmado con Ciudadanos. Y empiezan a hacer correr el mensaje de que la «desobediencia» de Alonso no tiene marcha atrás. Fuentes de absoluta solvencia aseguraban ayer que Génova le sigue exigiendo a que asuma el acuerdo tal y como está firmado. Pero ni eso garantizaría ya que el presidente de los conservadores vascos vaya a ser candidato a lendakari dentro de mes y medio.
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