Urdangarin se prepara para los primeros días de permiso con su familia

El próximo jueves 28 de noviembre el recluso, en prisión desde el 18 de junio de 2018, llegará a una fecha ansiada por todos los presos del sistema penitenciario español: cumple la cuarta parte de su condena de 5 años y 10 meses de prisión por el 'caso Nóos'. Ese hito, legalmente, abre a Urdangarin, como a cualquier otro preso clasificado en segundo grado, la puerta a reclamar y conseguir hasta 36 días de permiso al año. Eso sí, divididos en periodos de 18 días por semestre y estancias no superiores a una semana, según establece el artículo 154 del Reglamento Penitenciario.

Cumplir la cuarta parte de la condena es condición sine qua non para gozar de estos permisos, pero no es la única. No obstante, nadie en Brieva tiene la más mínima duda de que el cuñado de Felipe VI, convertido en un preso ejemplar según todas las fuentes consultadas, cumplirá las otras premisas que exige la legislación penitenciaria para salir a la calle. Esos requisitos son que no se observe en el preso una mala conducta; que no sea probable que el preso quebrante su condena; que no sea previsible que aproveche sus salidas para cometer delitos; o que esos permisos tengan una repercusión negativa en su programa de reinserción.

En cualquier caso, será el denominado 'equipo técnico' de la cárcel el encargado de analizar esos riesgos y de emitir un informe que, en cualquier caso, no será vinculante para la Junta de Tratamiento. Este organismo será el que, en última instancia, aprobará esos permisos (si son de un máximo de dos días) o, en su defecto, el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que debe dar el visto bueno a salidas de más tiempo. Si Urdangarin, tal y como se espera, intenta pasar sus primeros días en la calle esta Navidad, deberá pedirlo cuanto antes, ya que si la prisión rechazara concedérselos harían falta varias jornadas más para que el juez de Vigilancia resolviera un hipotético recurso.

En ese informe del 'equipo técnico' pesará el programa de voluntariado que Urdangarin está desarrollando desde el 19 de septiembre en el Hogar Don Orione, en Pozuelo de Alarcón, donde el cuñado del jefe del Estado ayuda a grandes discapacitados dos días a la semana.

Más allá de la oposición de la Fiscalía en un principio, el trabajo del exduque -explican fuentes de prisiones- se está desarrollando con absoluta normalidad. Una falta de incidencias que los expertos penitenciarios valoran a la hora de autorizar la «reintroducción gradual» de los reclusos en su entorno familiar y social.