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Cristian Reino
Martes, 13 de octubre 2020, 11:22
Las próximas elecciones catalanas, a pesar de la crisis sanitaria, vuelven a presentarse como un duelo entre independentistas y constitucionalistas. Quim Torra y Carles Puigdemont, de hecho, las quieren convertir en un plebiscito sobre el supuesto mandato del 1-O, aunque de momento nadie ... les ha comprado la idea. Eso sí, en el lado independentista sí que hay consenso en situar como objetivo de la cita electoral que entre todas las fuerzas secesionistas superen el 50% de los votos, extremo que no se ha producido nunca.
Donde ya no se ponen de acuerdo JxCat, ERC y la CUP es en qué pasará si el próximo 14 de febrero franquean la barrera psicológica de la mitad más uno de los votos. El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, lanzó este martes dos propuestas. La primera es que todas las formaciones independentistas sean capaces de acordar una hoja de ruta antes de las elecciones. Su planteamiento es que si JxCat, ERC y la CUP suman más del 50% de los votos, el Govern tendrá que retomar el 'procés' y hacer efectiva la república. Las elecciones tienen que tener consecuencias «jurídicas», según expresó en Catalunya Ràdio. «Hasta ahora se han hecho muchas promesas que no se han cumplido», afirmó el expresidente. Él mismo prometió restituir a Carles Puigdemont en el cargo de presidente y hacer la independencia.
Esquerra niega el carácter plebiscitario de los comicios y apunta que para forzar al Estado a permitir un referéndum el objetivo del 50% tiene que repetirse en citas electorales sucesivas. No aclara cuántas, pero habla de varias consecutivas. El 14-F sería para ERC solo un «primer paso».
Con promesas más o menos realistas, el independentismo ha encontrado en el objetivo del 50% un elemento movilizador de sus bases, algo desorientadas tras años de 'procés' que no han acabado como se les prometió.
Salvo una publicada semanas atrás por 'La Vanguardia', ninguna encuesta ha apuntado la posibilidad de que el independentismo supere la barrera de la mitad más uno de los votos. A día de hoy, se antoja un objetivo que solo parece posible, según los sondeos, si el votante constitucionalista no se moviliza como en citas anteriores. En las últimas elecciones del 21-D de 2017, la participación fue del 79%. Ambos electorados votaron más que nunca. Especialmente el sector de los que son contrarios a la independencia, en unas elecciones celebradas solo dos meses después de la declaración unilateral de independencia. En 2017, el independentismo repitió su mejor registro, con el 47% de los votos. El riesgo a que se repitan los hechos de octubre de 2017 se han disipado y las fuerzas constitucionalistas temen que este factor provoque en esta ocasión más abstención entre sus votantes.
Campaña de SCC
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