-¿Cuáles son las razones por las que cree que debe ser una mujer quien encabece el proyecto de Podemos?
-Estamos ante una oportunidad maravillosa de tener a mujeres al frente, no porque lo vayan a hacer mejor, sino porque lo van a hacer igual de bien y es una cuestión de justicia social tras siglos de patriarcado. Es una manera de recoger el mandato que, especialmente este año, estamos viendo tan claramente en la calle y que se pudo comprobar por la alegría con la que se recibió a un consejo de ministras. Aunque es cierto que el hecho de que haya mujeres no garantiza que haya planteamientos feministas, porque eso lo garantizan nuestros programas. De todas formas, no lo decido yo, lo van a decidir los inscritos.
-¿Sería un fracaso para Podemos no presentar a una candidata?
-Nuestros procesos internos son profundamente democráticos y el único fracaso sería no estar a la altura de la defensa de los intereses de Asturias, y eso implica la defensa de los derechos de las mujeres. Luego, como secretaria de Feminismo, no puedo decir otra cosa que yo quiero ver a cuantas más mujeres mejor en primera línea.
-¿Podemos se libra del patriarcado?
-El machismo está en todas las escalas de la sociedad y también afecta al partido, faltaba más. También está en mi vida. Lo importante es ser conscientes y encontrar las herramientas para poder vencerlo, teniendo en cuenta que está profundamente instaurado y que es algo que nos va a llevar corregir mucho tiempo.
-En Podemos Asturias, el secretario general, el secretario de organización, el portavoz... todos son hombres. ¿Queda mucho por hacer?
-Nos llevará aún mucho tiempo cambiar algunas cosas, pero también creo que lo que importa son las políticas que se hagan, y esas pertenecen al proyecto en su conjunto. Lo que no me gustaría es caer en la retórica de decir que un hombre puede ser más feminista que una mujer, porque la historia no nos ha colocado en el mismo sitio. De ahí brecha salarial, el techo de cristal y que no podemos volver solas a casa tranquilas.
-En algunos sectores llamó la atención que Lorena Gil no sustituyera a Emilio León, y que pasara por delante de ella otro hombre, Enrique López. ¿Qué opinión le merece?
-Todos los parlamentarios del grupo me representan, creo que todos han hecho una gran labor y yo me siento muy orgullosa por su trabajo. A partir de ahí, respeto la decisión unánime de un órgano al que yo no pertenezco, la dirección asturiana.
-¿Cree que es un problema de la sociedad, o de las mujeres, que no nos atrevemos a dar el paso?
-Está claro que haber carecido de referentes femeninos hace que sintamos más dificultades para llegar a determinados espacios o que nos suponga un coste personal y familiar mayor que a nuestros compañeros. Por eso me parece muy positivo, como gijonesa, haber tenido un par de alcaldesas.
-¿Usted estaría dispuesta a dar el paso de ser candidata al Principado?
-No es relevante lo que yo pueda decir. Pero tengo muy claro que yo adquirí un compromiso con como diputada nacional y me debo a él.
-No sería la primera persona que renuncia a un cargo político para optar a otro...
-Hay algún caso, como el del propio Pablo Iglesias, que pasó de ser un eurodiputado maravilloso a un candidato inmejorable. Este tipo de situaciones se explican porque estamos al servicio de los intereses de un pueblo y de los intereses de un proyecto al que, a última instancia, nos debemos. Porque, al final, se trata también de arrimar el hombro donde más se necesite.
-Entonces, si se lo piden sus compañeros, ¿daría ese paso?
-En este momento, y como no existe ningún otro tipo de mandato, me debo al compromiso adquirido en el Congreso. Ademas, me gustaría muchísimo ver definitivamente aprobada la ley de equiparación de permisos de paternidad y maternidad.
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