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¿Es consciente de que hay ciudadanos decepcionados con usted por lo ocurrido en Andalucía y que piensan que su dimisión fue una maniobra para regresar más tarde a la vida pública sin quedarse en el parlamento autonómico?
Que puede haber ciudadanos decepcionados es algo que tengo absolutamente claro, y por eso lo que he hecho, cuando afortunadamente los problemas de salud quedaron atrás y volví a salir a la vida pública tras semanas centrada en mi confinamiento, es pedir perdón. De manera específica a Andalucía, una tierra a la que dije que necesariamente iba a estar ligada en el caso de que se me hubiese permitido volver a la primera línea política. Pero lo importante, demostrando que valemos lo que vale nuestra palabra, es que el hecho de no poder, por causas ajenas a mi voluntad, estar representándolos en las instituciones públicas, no significa que no lleve a Andalucía en mi corazón y que desde luego vaya a estar a su lado en todo lo que me sea posible. De hecho, el primer proyecto que difundí desde la sociedad civil fue un proyecto para difundir nuestra Semana Santa en Iberoamérica, poniendo a disposición de las cofradías toda mi cartera de contactos, todo lo que estaba en mi mano para poder difundir nuestra fe católica más allá del Atlántico.
¿Cómo han sido los cuatro meses que han transcurrido desde la salida de Vox?
¿Cuatro meses? Parece una vida. Han sido de tal intensidad que a vece tengo una cierta sensación de vértigo por ver cómo evolucionan las cosas de rápido. También por lo que estoy viendo en algunos casos, cosas de ciertas personas que nunca habría imaginado o vivir determinadas experiencias en primera persona. Aunque no comparto que haya abandonado Vox. Cuando se informó, de manera sorprendete para mí, que yo había dejado de ser afiliada de Vox, fui muy clara y dije publicamente que mi corazón estaba con cada uno de los votantes de Vox a los que les movía su amor por España.
¿Qué responsabilidad asume usted en el primer cisma que se ha producido en Vox?
Vox dice que no hay ningún tipo de cisma, ni de crisis interna, con lo cual a mi me falta información para afirmar lo contrario. Vox asegura que mi salida no ha producido ninguna crisis, que no se ve perjudicado el proyecto por ello, y habrá que creerles porque son ellos quienes dirigen el partido. Yo me equivoco todos los días, es lo único que puedo decirle, y eso es algo que he mantenido siempre. Cuando recibía muchísimo cariño y apoyo en mi condición de diputada por Vox tenía muy claro que defraudaría, y ello a pesar de dar o intentar dar lo mejor de mi misma, porque no estamos exentos de cometer errores y yo los cometo todos los días.
¿Por qué no pone en conocimiento del Ministerio Público los hechos que dice saber sobre el funcionamiento interno de Vox y que podrían conllevar su ilegalización?
He visto algunas interpretaciones sobre mis palabras literales de hace unos días que no se corresponden con la realidad, así que le agradezco la pregunta porque me permite precisar. Desde el momento en el que dejo atrás los problemas de salud y vuelvo a la vida pública, mi sentencia ha sido constante: mi lealtad hacia los españoles incluye mi silencio sobre cuestiones internas acerca del funcionamiento de Vox. Es cierto que entiendo las múltiples voces que me han dicho que eso no era suficiente y que necesitaban una explicación. Por eso el otro día di un paso más y ofrecí la explicación de por qué estoy manteniendo este leal silencio, y tiene que ver con el riesgo de activación del proceso de ilegalización de Vox. Un riesgo sobre el que cuando yo formaba parte del grupo parlamentario hemos hablado internamente, y por el que llegué a diseñar una estrategia jurídica. En ese momento no existían razones de derecho, sino motivos políticos. Tal es así que solo hay que tirar de hemeroteca para ver mi interpelación frente a la ministra de Justicia Pilar Llop. El riesgo lo vimos claro desde el momento en que se nombra a Dolores Delgado como Fiscal General del Estado. De hecho, recurrí su nombramiento por falta de idoneidad, y dentro de la estrategia jurídica que estoy diciendo que diseñé puse negro sobre blanco que la legitimación de Vox se basaba precisamente en la existencia de este riesgo. El Partido Popular también recurrió el nombramiento, pero en su caso no concurría este riesgo. Todo el rato hablábamos de un posible riesgo motivado por una distorsión o manipulación del mensaje de Vox en materia de inmigración ilegal o en violencia de género que algunos han pretendido directamente incluir en los delitos de odio. Ahora estamos hablando de algo muy distinto, de otro supuesto que podría dar lugar a la activación de ese procedimiento. Se trata de cuando un partido incumple el mandato del artículo sexto de la Constitución y no tiene una estructura y un funcionamiento democráticos. El problema de estar escuchando diez, veinte o cien voces hablando de lo mismo es que esto podría despertar esta tentación por parte de quienes ven a Vox como un adversario en las siguientes elecciones y podrían intentar desactivarlo a través de esta vía. No es lo mismo esas voces que la mía. Como soy consciente de ello, mantengo un leal y respetuoso silencio, para que nadie pueda utilizarme para hacer daño a un proyecto que desde luego considero necesario para España porque enarbola determinadas banderas en solitario. Que sean los españoles los que juzguen a todos los partidos, también a Vox, en el examen de las urnas, pero que nadie pueda utilizar torticeramente ningún subterfugio, ni mucho menos a mí, para ganar ninguna batalla electoral.
¿Que radiografía haría ahora mismo de la que fue su formación hasta julio?
Lo único que puedo decir sobre Vox es que le deseo lo mejor. Para añadir a continuación que miro hacia adelante. Y como miro hacia adelante lo único que pido es que se me respete, y que nadie piense que necesito autorización o permiso para seguir caminando, porque lo hago de frente y por derecho. Y a cada golpe lo que estoy haciendo es defenderme sin adoptar una actitud de ataque, y eso se tiene que ver, alguien lo tiene que ver para poner fin a los ataques. Ahora mismo lo que preocupa a los españoles no es Santiago Abascal, Macarena Olona o Javier Ortega Smith, lo que les preocupa es que las hipotecas están cada vez más inasumibles y que no pueden llegar a final de mes, que no pueden pagar las facturas a final de mes o que no saben si van a poder poner la calefacción este invierno. Eso es lo que preocupa a los españoles y en eso es en lo que estoy yo. Si bien en el camino que he elegido, donde creo que puedo ser más útil, centrando mis esfuerzos contra la batalla de la ideología de género y con un proyecto muy ambicioso que busca unir la voz de toda hispanidad en contra de esta ideología sectaria.
Dice que aún no ha pasado a la ofensiva. ¿Qué hará si esos ataques a los que se refiere se recrudecen?
A mí me mueve mucho mi amor a España y a los españoles. Y me sostiene mi fe católica. Pero esto no significa que yo sea una persona que por naturaleza ponga la otra mejilla. Significa que cuantos más esfuerzos dedique a protegerme a mí misma, menos esfuerzos dedicaré a defender el interés de los españoles. Es cierto que hay líneas rojas que no se pueden traspasar y que yo no voy a tolerar. Por ejemplo, difundir un audio sexual falso sobre mi o amenazarme directamente con el mensaje 'vamos a por ti puta'. Y quien piense que por ser una persona que defiende la igualdad entre los españoles y que combate el hembrismo en el que se ha convertido el feminismo de género actual significa que sea una mujer que acepte ir dos pasitos por detrás, se está equivocando y mucho. Por eso lo que hice ante esas amenazas fue denunciarlo ante las autoridades pertinentes, y está judicializado, por supuesto.
Abascal y su liderazgo. «No considero justo que a los votantes de Vox se les obligue a elegir entre mamá y papá»
¿Atraer a excompañeros? «Hay muchísimos cargos apenados por las injusticias cometidas hacia mi persona»
¿Se avecina una fuga de voto útil de Vox al PP?
Ya no soy quién para pronunciarme sobre esas cuestiones porque el partido que juego ahora mismo no es político, sino el de la batalla ideológica, que es muchísimo más amplio: 47 contra 573. Es decir, 47 millones de españoles, que somos los posibles afectados, contra los 573 millones de euros que este año se van a destinar en el Ministerio de Igualdad, cuya última manifestación es una ley trans que tenemos en tramitación en el Congreso. Me niego a quedarme anclada en el pasado. Lo pasado está pasado. Cuando me han preguntado por Santiago Abascal siempre he contestado con una amplia sonrisa, haciendo hincapié en el enorme cariño que le tengo. Y lo mantengo porque yo me quedo con los ratos tan maravillosos que hemos pasado juntos, con esas horas de intimidad, con tantas conversaciones, con tantas experiencias compartidas. Tengo en mente todo lo que nos une, que es más de lo que nos separa. Espero que en algún momento todos adoptemos la misma posición porque lo que no es justo para los votantes de Vox es que se les obligue a elegir entre papá y mamá, cuando además no hay ningún tipo de necesidad. El camino que yo recorro no es contra nadie, sino al lado de los españoles a derecha e izquierda.
Desde el primer momento he estado haciendo apelaciones a la unidad porque creo que hay que salir de la política de trincheras y que lo que menos necesita Vox o cualquier otro partido es esta división. Pero se está introduciendo división cuando, como bien decías, yo celebro un acto, la conferencia en Málaga, y se contraprograma otro acto con media hora de diferencia que hace obligar a los asistentes a estar en uno u otro. ¿Qué necesidad hay?
¿Hay cargos de Vox que le hayan asegurado que se marcharían con usted a un eventual nuevo partido político?
Yo lo que le puedo decir al respecto es que hay muchísimas personas en Vox -cargos orgánicos, representativos, militantes de base, simples afiliados, simpatizantes- que me trasladan cada día el enorme cariño que sienten hacía mi y que me agradecen estos tres años en los que creo que nadie pone en duda que me he dejado la piel por el proyecto y por España. Desde luego están muy apenados por la situación que estamos viviendo y por las injusticias que se están cometiendo hacia mi persona. A todos ellos les digo lo mismo: manteneos en una posición de protección porque no quiero que sufráis ningún tipo de daño porque no es necesario y yo a mi familia la cuido.
¿Pretende que el trato a los medios de comunicación o el papel de la mujer sean rasgos diferenciales de su nuevo proyecto respecto a Vox?
Para mi fue sorprendente la cantidad de gente que tras mi dimisión se puso en contacto conmigo porque sentían que a mí me podía haber ocurrido algo similar a lo que ellos atravesaron. Usted piense que durante estos tres años en el Congreso yo he vivido en una absoluta burbuja, no me ocupaba de cuestiones orgánicas del partido porque yo me dedicaba a los recursos ante el Tribunal Constitucional y a las iniciativas parlamentarias. También a asumir las actuaciones como portavoz nacional cuando me pedían que celebrase un mitin o que interviniese en medios de comunicación. Y estas personas, si tienen un denominador común cuando las he ido conociendo, es que no han perdido su amor por España o sus ganas de luchar por España, pero que en algún momento han tenido alguna desavenencia organizativa y bien han sido apartados o se les ha obligado a apartarles del proyecto. Pero vi muy claro, siquiera sea por ese gesto que tenían de acercarse a mi, que con un poquito de calor, con un poquito de cariño, con un poco de mano izquierda, sería posible traer a la casa común a esas voces que en un momento determinado formaron parte del proyecto. Quizá sea por experiencia personal, pero cuando hay una desavenencia nadie tiene al cien por cien la razón, y de hecho lo que hemos podido comprobar con el paso del tiempo es que quien ha sido cesado es el secretario general del partido. Aunque más allá de eso, yo creo que para construir nadie puede ser excluyente, y yo vi una esperanza de poder llevar a todas esas personas de vuelta a esa casa común, algo que no ha podido tener lugar finalmente.
¿Ha decidido entonces Vox y sus dirigentes ser excluyentes?
No le voy a engañar, hubiese deseado que antes de decidir la cúpula que este era el final del camino se hubiese consultado a las bases. Sé que en los corrillos 'off the record' con los periodistas en el Congreso se me ha respondido, no abiertamente, porque esto es lo que yo hubiese preferido, pero sí se ha comentado que no pedí esa consulta a las bases cuando se me nombró candidata en Andalucía. Y añado: ojalá se hubiese consultado a las bases entonces porque el resultado hubiese sido muy distinto. Respecto a la relación que estoy manteniendo con los medios de comunicación, hay que olvidarse en este sentido de la política que marque Vox o cualquier otro partido. Cuando digo que camino por derecho y de frente es que es lo estoy haciendo. Cuando he sido parte de un partido he sido disciplinada, pero que ahora que camino con total libertad dirijo mi proyecto de manera ambiciosa a 47 millones de españoles y mi discurso se puede mantener con el diario El País, el más leído en toda latinoamérica, con ustedes, que es un verdadero placer, o en cualquier plaza... yo respeto profundamente su actividad periodística, y cuando la incumplen, porque sucede, activo las vías para lograr una rectificación, pero no aplico una censura al medio de comunicación en cuestión.
Asegura que ha sido a través de las filtraciones cómo se ha enterado de las desavenencias con algunos de sus compañeros y que no han ido de frente. ¿Los vicios de Vox se parecen a los de la vieja política y el bipartidismo?
No le voy a engañar, estoy en un punto en el que tengo mis serias dudas que se pueda entrar al sistema sin acabar engullido por el mismo por más ideales y principios que uno tenga cuando entra a combatir este sistema. Pero también le digo que no pierdo la esperanza. La experiencia nos demuestra que sigue siendo muy necesaria la lucha desde la calle, que es la batalla que yo estoy dando en estos momentos, porque desde las instituciones hay una serie de limitaciones que hacen prácticamente imposible el éxito de esta defensa del interés de los españoles. Y lo que vemos, que cada vez es más evidente, es la distancia infinita que existe entre la calle y las instituciones. Espero que se vea con claridad en algún momento por quienes ahora están obstaculizando mi camino, que yo no camino contra nadie sino al lado de los españoles, pero que si persisten en dificultarme ese camino yo seguiré defendiendo, no a mí, sino los intereses que represento.
¿Cómo es posible no fragmentar la derecha si decide poner en marcha un nuevo partido político?
El enésimo bulo que se está difundiendo es que no hay que apoyar la iniciativa legislativa popular (ILP) que yo voy a presentar para luchar contra la ideología de género porque es una manera de medir el apoyo que puedo tener para poner en marcha un proyecto político. Es penoso porque significa que atacas un proyecto genuino y que coincide además con uno de los postulados que abandera y defiende Vox. Y solo por puros personalismos y egos. Por destruir 'ad hominem' a la persona. Y es profundamente falso además. Los españoles pueden comprobar cómo el tiempo me está dando la razón. Y es que estoy actuando con sentido de estado. Teniendo financiación suficiente como tengo para formar un partido no lo hago porque creo que los españoles, a derecha e izquierda, es lo que menos necesitan ahora mismo. Que va a suceder después de las elecciones autonómicas y municipales lo desconozco, con lo cual sería una temeridad hacer ningún pronunciamiento. Igual estoy pecando de ser demasiado sincera, pero no me van a mover de ahí. Intento sobre todo ser honesta con los españoles. Digo hasta donde puedo decir y no comprometo más allá de lo que puedo comprometer, pero lo que tengo muy claro es mi voluntad de seguir sirviendo mientras así lo quieran. ¿Dónde? Donde ellos dispongan.
¿Que sería para usted un mal resultado de Vox en las próximas elecciones autonómicas y municipales?
Lo desconozco. Espero no ver ese mal resultado y que no se produzca.
Techo de cristal es una expresión que ya utilicé como parlamentaria andaluza en un tuit que puse en mis redes sociales. Puse un mensaje -sé que no gustó en el partido- poniendo en valor como Giorgia Meloni podía en ese momento hacer historia. Tenía la oportunidad de romper ese techo de cristal de la presidencia de Italia, tal y como ha sucedido. Un techo de cristal que no se ha roto en España. En cuanto a mi defensa de la feminidad, fíjese si no habré enarbolado esa bandera que es el discurso por el que me hice conocida el 20 de junio de 2020 en el Congreso. Ese día dije aquello de lo de que «el hombre no viola, viola un violador, el hombre no mata, mata un asesino, y el hombre no humilla, humilla un cobarde. La violencia no tiene género, señorías. Solo hay que tirar de hemeroteca también para ver que durante mi etapa en el Parlamento andaluz concedí una entrevista diciendo que teníamos un déficit de gestión del talento femenino en Vox y que era una bandera que yo quería hacer mía. No solamente porque el voto femenino en Vox es residual sino porque el talento femenino interno creo que en la actualidad podría ser gestionado mejor. Vox es un bebe en el que yo he tenido la suerte de poder aportar mi granito de arena para su crecimiento, pero que no es el mismo en el que yo ingresé en 2019 y tampoco es el Vox que yo dejé en julio. Hemos ido evolucionando según se han ido produciendo distintos hitos. La primera vez que entramos en un gobierno autonómico, en Castilla y León, dije públicamente que no me había gustado la fotografía que había visto desde el momento en que todos los rostros nombrados en las altas responsabilidades que correspondían a Vox eran masculinos. Yo rechazo las cuotas por sistema, pero si la foto resultante es solo hombres, me hace replantear si esas cuotas son necesarias. Sobre todo porque no me creo que no haya ni una sola mujer válida con el mérito y la capacidad -las dos cualidades que deben regir cualquier elección para un cargo público- para ocupar esa responsabilidad.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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